Se abre el telón y aparecen en escena un grupo de cocineros que trabajan milimétricamente. ¿Dónde estamos? No es un show al uso, sino uno que encierra una experiencia formidable alrededor de la alta cocina en miniatura. Llegamos a Teatro Kitchen Bar, un proyecto que viene a revitalizar el Paralel de Barcelona, que había quedado huérfano con el cierre de elBarri.
Una vez más, unos directores de obra a la altura de la circunstancia, los hermanos Iglesias, del Grupo Riaskru, el chef Oliver Peña a los fogones y Joan Romans al frente de la sala. Unidos suman mucha hostelería, muchos años de experiencia y de saber hacer, tanto a nivel operativo, como al gastronómico, que es el que más nos importa a los que nos vamos a sentar allí. Bienvenidos a un espectáculo culinario con mayúsculas.
Nueva vida a un espacio mítico
Si estuviste por allí años atrás, el local te sonará familiar. Allí es donde se asentaba el laureado Tickets, la joya de la corona de elBarri, el conglomerado formado por los Iglesias y Albert Adrià. La pandemia hirió de muerte a estos proyectos y tras dos años con el cierre echado, desde que se declaró el estado de alarma allá por 2020, en marzo de 2022 este buque insignia volvía a la vida.
Y lo hacía recuperando mucho del anterior, hasta parte del equipo, pero con una propuesta nueva. El espacio recuerda al anterior inquilino, pero ahora ha ganado en comodidad y el formato es muy parecido, un entorno teatral donde en cada servicio, surge la magia. Y lo hace aderezado con una puesta en escena con contraluces y atrezzo, pero sin nada que distraiga la experiencia en la mesa.
¿Los shows? Cada noche de martes a jueves y una sesión doble de mediodía y noche los viernes y sábados. Antes de entrar, hemos adquiridos nuestros boletos, al igual que si lo hubiésemos hecho en la puerta de un teatro. Sentado en su barra o en cualquiera de sus mesas con vistas la cocina abierta, vas a disfrutar.
Alta cocina hecha snack
Más allá de la puesta en escena, aquí se va a pasarlo en grande. Y más con el fichaje reciente de Oliver Peña como jefe de cocina, que si en un primer momento arrancó como asesor, ahora se ha vuelto a poner el mandil para ejercer como capitán de este barco. A Peña lo conocemos de su paso por 41º Experience y Enigma, entre otros. Así que no es de extrañar que sepa muy bien lo que hace.
¿La experiencia? La decides tú o la dejas en manos de ellos. Y es por eso por lo que puedes pedir carta y ser el guionista de tu propia obra o disfrutar de un espectáculo sorpresa, en el que te invitan a dejarte llevar y son ellos los que llevan la batuta de la velada. Esta segunda es la más interesante.
Su menú de estructura, al igual que una obra de teatro, en actos, tres en este caso y sus escenas. Fingerfood, ostras, fríos... Para seguir con un segundo acto con fritos, calientes y escenas épicas, que es como llaman a sus platos más contundentes. ¿El final? Un epílogo dulce como tiene que ser.
Teatro es alta cocina hecha snack. La mayor parte del menú son pequeñas creaciones, que muchas veces se comen de tan solo un bocado o dos a lo sumo. Pequeños bocados de placer que esconden mucha técnica y sabor.
Y hablaremos de algunos. Por ejemplo de cannolo catalano, una masa crujiente rellena de espuma de queso de cabra que se corona, como si se tratase de la bandera de la comunidad, con escalivada y olivada o de su tosta cristal de chicharrón y gambita, que es un crujiente de maíz con chicharrón de cerdo hecho con la pata, sobre el que disponen gamba roja, con una emulsión de sus cabezas y chipotle, lo que le da un puntito picante muy interesante.
El flautín recuerda a aquel mítico airbag de Tickets. Ahora es un pan soplado, envuelto en una lámina de carne madurada 60 días de Lyo, pintada con grasa de chuleta. Y es como tocar el cielo. Al igual que se hace con su mochi salado, que esconde una versión del tradicional guiso de habitas con jamón, aquí sustituidas por edamame o con la tartaleta de nori, hecha con el alga japonesa y con anguila del Delta del Ebro y una salsa kabayaki, que es como una salsa madre, que lleva con Peña ya unos cuantos años.
La fiesta sigue con una caballa curada con grasa de jamón, con tomate y wasabi fresco o con los fritos, entre los que destaca el pulpo a la coreana o las ortiguillas, con una salsa codium que eleva todavía más su profundo sabor marino.
¿Más cosas? Un roll de langostinos de Sant Carles, como si fuese un taco por los aliños pero en pan brioche, un saam de corvina embarrada, tacos árabes de cordero... Y finales salados épicos como el carabinero a la brasa o el lomo madurado de vaca gallega.
El postre es indiscutible. Con opciones refrescantes como el kakigori de chocolate a la tercera potencia o el hit total, el alfajor helado con caramelo salado y cacahuete, o la mejor chocolatina que tomarás en mucho tiempo.
Lo que sucede tras el escenario
Cae el telón y ¿a qué siempre has querido saber lo que ocurre entre bambalinas? Aquí nos invitan a pasar a Backstage, una sorpresa final que transcurre precisamente, tras un telón en una sala contigua. Nos damos de bruces con una coctelería de lo más apetecible.
Allí espera una carta de coctelería de autor con tragos inspirados en personajes de cuentos, películas y obras literarias, de King Kong a Romeo y Julieta, pasando por Ocean's Eleven o propuestas perfectas para poner el punto final, como sus 7 samuráis, un refrescante cóctel con sake, yuzu, triple seco y zumo de lima. ¡Qué comience el espectáculo!