- Lo mejor: La burgóndiga
- Dirección: Juan de Austria, 14, 28010, Madrid , España
- Teléfono: 91 444 55 94
- Url: https://www.thefooddealers.es/
- Horario: Ma 13:00-16:00 / Mi-Sa 13:00-16:00 / 20:00-23:00 Do 13:00-16:00 /
- Precio: 20 €
- Tipo de cocina: Comfort food casera
- Nota: 4/5
Nos encanta gochear y nos encanta encontrar sitios donde hacerlo y donde además, todo esté rico. Así que cuando vimos un plato que llamó nuestra atención en redes, pronto quisimos ir a ver qué era eso de lo que todos hablaban.
En varios perfiles veíamos un plato, la burgóndiga, un híbrido a mitad camino entre una hamburguesa y una albóndiga, con una pinta fabulosa. ¿Cómo no morir de ganas de hincarle el diente? Nos conquistaron con otros de sus platos, como los donuts de pollo o el bokata koreano de gambones. ¿El sitio? The Food Dealers, a tan solo un paso de la siempre concurrida Plaza de Olavide.
The Food Dealers: cuando se unen creatividad y gocheo
The Food Dealers es el proyecto de Elena Santos y Javier Olariga, dos creativos que, tras la pandemia, quisieron aportar un poco más de buen rollo al barrio y llenar un hueco que faltaba. Elena es la directora creativa de eleyuve, un estudio que ha gestionado la imagen corporativa de marcas como Borow, Santita Carbón Mexicano, Naked and Sated o más recientemente para una de las novedades de la calle Velázquez, el restaurante Terracotta. Javier, por su parte, lleva más de 20 años dedicados al diseño gráfico, editorial y audiovisual.
Socios y pareja en la vida, fue durante la pandemia cuando tuvieron tiempo para pensar. Con el trabajo de ambos parado durante meses, ¿por qué no emprender y hacer algo propio? El conocimiento lo tenían por sus proyectos. Además, con dos niñas y durante los meses de encierro, a cualquiera se le hacía cuesta arriba pensar el menú diario. Salían más que airosos, porque ambos se confiesan cocinillas, pero fue cuando querían pedir algo a casa, cuando se les encendió la bombillita. No había apenas oferta, a precios comedidos, que no fuese comida rápida
Así que cogieron un local en el barrio y decidieron abrir un concepto propio, un lugar donde brillase la creatividad, pero también donde pasar un buen rato y hacerlo comiendo platos sorprendentes y a un más que buen precio. Dieron con un espacio para unos quince comensales, que unió al estudio de Elena, el ilustrador Del Hambre y a Marina Stacanelli como interiorista, que consiguió darle un aire industrial al sitio para no desviar la atención de lo importante, la comida.
La burgóndiga, el plato por el que peregrinar a The Food Dealers
Desde que abrieron sus puertas, el hit indiscutible ha sido su burgóndiga. Con la receta de la abuela en mano, ya en casa preparaban sus deliciosas albóndigas y muchas veces, las metían dentro de un pan para comerlas a modo de bocadillo. ¿Por qué no extrapolar lo que hacían en casa a The Food Dealers? Fue así como se les ocurrió unir dos mundos, el de la cocina tradicional y de toda la vida, con el de las hamburguesas, para crear un nuevo híbrido, una burger-albóndiga que solo con verla ya sabes que te va a sorprender.
Para ello cogieron la base de las albóndigas y la hicieron grande, concretamente de 160 gramos. Dentro de esta bola de carne casera dispusieron queso provolone, lo que consigue que al hornearla, el queso se funda dando lugar a un interior de lo más apetecible. El siguiente paso fue hablar con sus vecinos, los de Alma Noma Bakery, para comprarles a diario los brioche de mantequilla que elaboran.
Ya tenían continente y contenido, ¿cómo terminarla? Con más queso provolone fundido, parmesano rallado y el quid de la cuestión, un tarrito con salsa del propio guiso de las albóndigas, para echar por encima de la burgóndiga. Si a ello le sumamos las patatas fritas caseras -y altamente adictivas- ya tenemos el plato perfecto y uno de sus superventas.
Y hay mucho más en The Food Dealers...
Y aunque hayamos empezado por el plato principal, no es lo único que triunfa en este divertido espacio. La carta de The Food Dealers es de esas de las que quieres pedir todo. Quizás no puedas hacerlo en una visita, pero así puedes volver en más ocasiones o aprovechar su servicio de delivery y take away. Y la oferta no es pequeña, además de tener un menú del día por 12,50 €.
En su apartado de entrantes hay ya unos cuantos imprescindibles, como las croquetas de jamón ibérico cremosas, la tortilla de patatas melosa o su ensaladilla rusa, con todo bien picadito y servida sobre una paloma en honor a Elena que es salmantina. Se trata de una corteza de trigo que sufla y queda crujiente.
Hay otros bocados viajeros no menos importantes, como los patacones de plátano macho que hacen ellos mismos, sobre los que disponen cochinita pibil y pico de gallo o las alitas maceradas con salsa de chile y ostras, que, como ellos dicen, literalmente para chuparte los dedos.
Pero sin duda, la estrella indudable de los entrantes son los donuts de pollo. No hay nada igual. Imagínate la forma tradicional, pero rellena de pechuga de pollo picada con una mezcla de especias, que luego se fríe y consigue quedar crujiente por fuera y superjugosa por dentro. Para elevarlos más si cabe, los acompañan con un ketchup de wasabi y salsa de trufa para mojar bien en ellas.
Como todo es casero, no podía faltar un apartado de cuchareo, pasta y arroz y otro de verduras. De aquí lo mismo puedes pedir una sopa de cebolla que coronan con una rebanada de pan y emmental fundido, que una lasaña de calabaza y gorgonzola o un curry de coliflor.
Retomando ese afán de hacer de la comida rápida algo rico y bueno, añadieron una sección de fast good food, donde la reina es la burgóndiga, pero donde también hay otras opciones como el bokata koreano de gambones a la plancha con salsa Gochu Gang y lombarda que se sirve dentro de un mollete, además de una versión del perrito caliente con salchicha tipo Frankfurt, cuatro quesos, encurtidos y chutney de mango y un plato de fish & chips preparado con merluza y un rebozado esponjoso.
¿Hueco para el postre? Siempre. Tienes dos opciones, una más ligera, que es su tarta de lima casera con base de galleta o un postre apto para los más chocolateros, su bomba de choco y wasabi, que es un pastel de chocolate negro con ganache de chocolate blanco, wasabi y escamas de sal Maldón.
¿Lo mejor de todo? Que puedes disfrutar de sus platos allí mismo, recogerlos o hacerlo desde la comodidad de tu hogar, ya sea pidiendo a través de su propia app o con las principales plataformas de reparto de comida a domicilio.