Resulta que las castañas, desde hace mucho tiempo, no son solamente para el invierno. Ese fruto que tanto disfrutamos cuando bajan las temperaturas, que asado alcanza su máxima expresión, hace ya que tiene un competidor cuando sube el termómetro. Y esas son las castañas heladas. No es un marron glacé, no es un bombón, sino un helado que lleva décadas haciéndose en la Comunidad Valenciana y que ahora vive un renacer sin igual.
Se trata de un helado que sí que replica la forma de la castaña, pero que es como un bombón helado, relleno de nata y con cobertura de chocolate crocante. Las hay con palo y sin él y a partir de esta receta, ha evolucionado hasta llegar incluso a los lineales de grandes cadenas de alimentación en territorio valenciano. ¿Qué es este helado y por qué nos gusta tanto?
¿El abuelo del Magnum?
"La castaña helada es el abuelo del Magnum", sentencia Paco Alonso, más conocido como Paco a la Naranja, gastrónomo empedernido, periodista y creador de Wikipaella, La Cultura del Almuerzo y los premios Cacau d'Or. Y de gastronomía valenciana, Paco sabe un rato. Y "han sido unas de las grandes olvidadas del mundo del helado", cuenta a Cocinillas.
"La castaña ha sido un producto que ha ido muy asociado a las pastelerías valencianas. Ya en los años 60 y 70 e incluso en los 80, se vendía muchísimo. Era muy común encontrarlo de postre en bares y restaurantes", rememora. "El éxito del Magnum fue el palito, al final te estabas comiendo lo mismo, con diferentes sabores."
Si tuviéramos que describirlas, serían como un bombón helado. "La familia Brustolon y Tacco, de Helados Brustolon, hacía también castañas heladas y una innovación, el Pingüino, con un molde de acero inoxidable, que eran castañas con un palito, pero mucho antes de que llegasen helados comerciales."
Un manjar que cada día más recuperan
La publicidad ganó al producto y en décadas posteriores, todos comíamos bombones helados, llámense Magnum o los que cualquier marca comercial empezaba a comercializar. Quizá ganaron hueco porque tenía un palo que facilitaba más el comerlo. Pero sea como fuere, la castaña poco a poco recupera ese lugar del que nunca tenía que haberse ido.
Lo normal es encontrarlas en las pastelerías, que la incorporan a sus propuestas para los meses calurosos, como una alternativa perfecta a los pasteles. Las venden en espacios como el Forn de Tonet i Roseta o en la Rosa de Jericó, ambas en Valencia, donde las preparan rellenas de nata fresca y cubiertas de chocolate.
¿Y los que la llevan un puntito más allá? Es el ejemplo de Salvador Pla, al frente de Mon Pla. Salvador se coronó como el Mejor Pastelero del mundo en 2018, en el certamen de la Unión Internacional de Panadería y Pastelería (UIBC). Y aunque su pastelería sea moderna, no pierde la tradición.
"Llevamos haciendo castañas heladas desde siempre. Mis padres ya lo hacían, porque en verano, la pastelería baja mucho y la gente tiende a comprar horchata o helados", cuenta a Cocinillas. "Cuando llega la campaña de verano empezamos a cambiar de formato y sabores, como la tarta mojito u otra de sabor lima-limón con albahaca. Y lo mismo con los pequeños postres, perfectos para acompañar el café. Es aquí cuando hacemos trufas y castañas heladas."
Las suyas, a nivel de formulación, van un paso más allá. "Le ponemos puré de castaña a la nata fresca y un poco de ron St. James, que le da un perfume muy sutil." Así consigue que a la hora de comerla sea más cremosa. "Le ponemos castaña para dar sentido al nombre que tiene el helado en sí, pero no lo utiliza casi nadie, porque la castaña tiene un coste alto", precisa.
Y de las pastelerías, a los lineales del supermercado. En la Comunidad Valenciana se pueden encontrar entre los helados de Consum o Mercadona. Estas últimas las produce Helados Estiu, fundada en 1983 y el principal proveedor de la cadena de Juan Roig, que las prepara con helado de sabor nata, con una crujiente cobertura especial de chocolate
Una receta que admite deliciosas variaciones
Como cualquier otro helado, permite variaciones para adaptarlas a todos los paladares. Y eso lo saben en la Pastelería Aparisi de Gandía, donde Puli Aparisi recuperó este postre tan querido en la Comunidad Valenciana y gracias a la ayuda de su hija Lara, casi lo viralizó.
Trabajador incansable, ha capeado varias crisis y desde 1988 lleva al pie del cañón de su pastelería en la calle Rafelcofer. Fue durante la pandemia, cuando tal y como cuentan a Som Gandía, Lara se encargó de poner los dulces de su padre en internet. Aquello empezó a coger impulso y además de fantásticas tartas y pasteles, se especializaron todavía más, en las castañas, este helado saludable, artesano y que se prepara de una en una.
La primera fue la clásica, de nata con cobertura de chocolate con un 60% de cacao, como las que había venido elaborando Puli, llegando a crear una marca con su nombre y repartiéndolas por toda La Safor. Pero con ella llegaron muchas más, como la que les preparaba en casa con chocolate y praliné de avellana que recuerda al Kinder o la castaña de Oreo, para la que utilizan esta popular galleta, que recubren con chocolate blanco.
También las preparan rellenas de trufa, de mousse de chocolate negro y la nueva incorporación para este verano, la castaña de galleta lotus con cobertura de chocolate con leche. Todo ello desde su obrador de Gandía, preparado cada día y sin ningún aditivo. Y las suyas vienen con palito para que sea más cómodo comerlas. ¡Larga vida a la castaña helada!