España está viviendo el 'boom' de la repostería japonesa. Cada vez es más normal escuchar en nuestro día a día palabras como dorayaki, mochi, fluffy pancakes o cotton cheescakes. De hecho, la pastelería japonesa Umikobake fue la ganadora este año del premio al Mejor Roscón de Madrid y, poco a poco, están abriendo tiendas tan originales como Macayaki, donde se fusiona la pastelería japonesa y la francesa.
El éxito del obrador japo-francés Monroebakes de Getafe, premiado con un Solete Repsol, es otra prueba del crecimiento exponencial que están teniendo los dulces japoneses en nuestro país. Noelia Tomoshige, propietaria del local, fue nombrada Pastelera Revelación en Madrid Fusión 2023 gracias a su postre 'Furusato', un plato donde aunaba sabores y técnicas de Japón y Andalucía, su lugar de origen.
Tal y como explica Tomoshige, la pastelería japonesa se divide en dos ramas: el wagashi, que es como se conoce a la pastelería tradicional; y el yogashi, que es la pastelería japonesa con influencias occidentales. Ambas vertientes son muy populares en Japón y pueden degustarse en Monroebakes. "En la parte del yogashi predominan los bizcochos esponjosos, bajos en azúcares, suaves, delicados y con frutas totalmente naturales, sin compotas", cuenta.
Aunque asegura que en España pueden encontrarse ambos tipos de repostería, admite que, como es natural, la tradicional es más difícil que guste a los españoles, ya que incluye ingredientes como la judía roja, que mucha gente no se atreve a probar. Sin embargo, es la favorita de Noelia.
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Entre los dulces más famosos de esa pastelería tradicional o wagashi está la versión japonesa de la cheescake, también conocida como cotton cheescake por su textura esponjosa, parecida a un algodón. Dentro de esta tendencia también están los conocidos dorayakis, los mochis y el roll cake, "como un brazo gitano". "Lo he visto poco, pero ahora creo que está creciendo un poco más", señala. Se trata de una tarta que lleva en Japón desde los años 40, pero que ha tardado en popularizarse fuera del país.
Otro de los postres de la repostería japonesa que se ha hecho famoso es la mille cake crêpes o tarta de mil crepes, que es la especialidad de Monroebakes. Consiste en un pastel formado por capas de crepes y, entre ellas, una capa de crema o láminas de frutas. "Es una de las tartas más populares en Japón, que se inventó en los años 60 y ahora mismo está llegando poco a poco a Europa", describe Noelia.
También se escucha mucho hablar de los fluffy pancakes, unas tortitas muy esponjosas y ligeras. No obstante, Tomoshige aclara que este tipo de producto no podría considerarse pastelería, sino más bien street food, ya que hay que hacerlas y comerlas al momento, pues si no se deshacen.
Según Noelia, todo este auge de la pastelería japonesa en España se debe a la globalización y a la apertura de Japón al turismo. "Hasta el año 2000 era muy raro ver en Japón a un turista extranjero. De hecho, las señalizaciones, por ejemplo, no estaban ni siquiera en inglés, estaban sólo en japonés". Con el paso del tiempo, los turistas fueron conociendo Japón, se enamoraron de su cultura y se la llevaron a sus países de origen.
¿Cuáles son las mejores pastelerías japonesas de España?
Cuando preguntamos a Noelia Tomoshige por los mejores lugares para probar todas estas delicias, no duda ni un momento en recomendar sus pastelerías japonesas favoritas de España. "La más famosa es Takashi Ochiai, en Barcelona, que acaba de cumplir 40 años". Abrió en los 80 en la ciudad condal y en sus inicios elaboraban sólo dulces tradicionales catalanes, pero paulatinamente fueron introduciendo ingredientes más orientales junto con postres franceses.
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Otro de los imprescindibles de Tomoshige es Wagashi Utatane, en el puesto número 8 del mercado de Guzmán El Bueno de Madrid, centrado sobre todo en pastelería japonesa tradicional. Entre sus especialidades, están "los dorayakis de judías blancas y yuzu o de judías rojas y azuki; los mochis de té matcha, kinako, soja o pera; la tarta de queso; las chiffon cake (que toman su nombre por su textura esponjosa) de chocolate o de té matcha, que suelen servir con mermelada de yuzu y anko; o los nerikiri", como cuentan en la Guía Repsol.