Nadie puede negar que en Ibiza siempre se ha comido bien. Pero ¿estábamos ante todo su potencial? Sant Antoni y sus mejores restaurantes dicen que no. Muchos negocios acaban desligándose del origen, de la tierra y de la tradición, escapando hacia (por supuesto muy respetable) una vanguardia que tiende más hacia las modas culinarias que hacia la cercanía.
Cada vez más viajeros entienden que cuando visitamos un destino queremos conocer el destino. Y eso incluye la gastronomía. Viajar a Tailandia y comer una paella puede ser un asunto interesante para hacerse fotos y reírse con el chiste, pero lo que queremos conocer es lo que se come allí. Lo mismo ocurre con Ibiza. Si uno visita la isla y come lo mismo que puede encontrar en Marbella o en un restaurante de Nueva York puede ser interesante para una vez, pero lo que cada vez está más demandado es probar lo tradicional, el origen.
Un impulso a la gastronomía local
Sant Antoni KM0 es el proyecto impulsado por el ayuntamiento sanantoniense para potenciar al municipio como destino gastronómico. No solo dentro de la isla, sino a nivel nacional, y es que después de visitar y conocer sus principales atractivos gastronómicos podemos afirmar que Sant Antoni es sin lugar a dudas uno de esos lugares en los que merece la pena pasar varios días disfrutando y comiendo bien.
La iniciativa se podría considerar 360º, ya que implica a todos los elementos involucrados en una transformación gastronómica. Desde los restaurantes y los productores hasta la hotelería. Muestra de ello es la apertura del primer hotel 5 estrellas del municipio o la reciente renovación del hotel Abrat, con un edificio completamente nuevo y amplias habitaciones, perfectamente ubicado para recorrer a pie Sant Antoni y llegar a sus mejores restaurantes andando.
Dentro de Sant Antoni KM0 no solo hay proyectos de ayudas para potenciar la gastronomía a través de los restaurantes, sino que se busca también ayudar a la recuperación del campo, tan importante para conocer esa cocina de origen de la que hablamos como los cocineros que apuesten por ella.
Tierra de Ibiza
Este es el caso de Raimon Torres y su proyecto Tierra de Ibiza, una de las fincas ecológicas que han aparecido en los últimos cinco años (él empezó su proyecto en 2016). Raimon es un tipo que llega a la agricultura después de trabajar durante muchísimo tiempo como camarero en la hostelería, y que ahora recupera las tierras que cultivaban sus abuelos.
Raimon se ha centrado en el cultivo de aromáticas y en la apicultura. Cuando visitamos su finca encontramos unas sandías de una calidad sobresaliente y aromáticas tan raras en España como la albahaca tailandesa, con un fuerte y seductor aroma anisado. Tierra de Ibiza se puede visitar y comprar directamente en su tienda dentro de la finca cualquiera de los productos de temporada que ese mismo día se haya recogido del campo. Fresco y directo.
Un caso parecido es el de Neus Costa en Can Soldat, una payesa de treinta y tantos que dejó hace unos años su trabajo como empleada de banca y se puso a cultivar las tierras de la familia. Neus está muy implicada en darle una vuelta a la percepción que se tiene del campo en el ámbito social (hace, por ejemplo, talleres de huertos urbanos) conoce de primera mano el auge que ha adquirido el producto local desde que empezó la pandemia, cuando muchos ibicencos empezaron a dedicarle tiempo a hacer la compra y comenzaron a fijarse y apreciar las variedades autóctonas.
Los productos que Neus cultiva dentro de Sant Antoni se pueden encontrar en multitud de restaurantes, que acuden a ella para tener las hortalizas y frutas más frescas y de cercanía en la elaboración de sus platos. Una muestra más del movimiento del municipio en torno a cada eslabón de la enorme cadena que compone la gastronomía.
La restauración, la gran beneficiada
En última instancia el visitante notará toda esta transformación en una cosa: la restauración. Un movimiento que está ayudando a que restaurantes de toda la vida tengan una segunda vida y que nuevas promesas apuesten por una cocina con tintes tradicionales y pinceladas vanguardistas. Una doble jugada que dota a Sant Antoni de todo lo necesario para comer bien y disfrutar mucho.
Uno de los mayores exponentes de estos cambios es el restaurante Es Ventall, donde su chef José Miguel Bonet decidió dar un cambio radical a la casa de comidas de su familia, que llevaba más de 30 años dando de comer a los sanantonienses. Sin dejar atrás la tradición, abasteciéndose de su propio huerto e introduciendo la vanguardia y la técnica en su cocina, ha conseguido el restaurante que más nos ha sorprendido de toda la visita.
Pero la oferta no acaba en Es Ventall, ni mucho menos. Uno puede ir a conocer la cocina más tradicional de la zona en Es Rebost de Can Prats, donde disfrutará de los platos más clásicos, o pasarse por S Marí Cocina Bar, que totalmente renovado nos ofrece una cocina de raíces transformadas por su chef en auténticas delicias.
Para conocer los nuevos movimientos culinarios tenemos que pasarnos por Es Gerret, donde su joven chef José González nos muestra las versiones más actualizadas de los platos tradicionales. Una propuesta que ellos mismos definen como "platos y platillos", donde comer no está reñido con divertirse. La mejor muestra de la recuperación de la tradición con productos de cercanía a la que se aplica vanguardia.
El paso intermedio lo encontramos en Es Nàutic, el restaurante del club náutico de Sant Antoni. Aquí la apuesta está clara: el producto. Es Nàutic trabaja con la cofradía de pescadores local y todo lo que encontramos en su carta es fresco y de temporada del mar. Hay que dejarse llevar por las recomendaciones y lo que esté mejor en el momento de la visita. Los arroces son también estupendos.
Con todo esto uno puede comprobar cómo Sant Antoni se mueve en la dirección correcta, apostando por la gastronomía y apoyando a todos los elementos involucrados. Se convierte así en un destino ideal para todos aquellos que quieran comer bien y conocer lo más tradicional de la isla sin renunciar a esa cocina de autor que tanto nos gusta a los que disfrutamos comiendo.