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El aloe vera es una planta utilizada desde el Antiguo Egipto por sus propiedades medicinales ya que su jugo proporciona numerosos beneficios para la salud. Normalmente la conocemos para uso tópico, para combatir picaduras de insectos, quemaduras, cortes…En la actualidad también es utilizada para productos de cosmética, como cremas corporales o bálsamos labiales y para productos de limpieza que estén en contacto directo con la piel, pero ¿por qué no vamos un poco más allá? Vamos a bebernos el aloe vera. Sí, hay multitud de recetas sobre el uso del gel del aloe vera, para jarabes o ungüentos curativos que se utilizan ahora y se han utilizado siempre, pero lo que hoy queremos dar a conocer es el zumo de aloe vera.
Este zumo se bebe como cualquier otro jugo de frutas, pero con el añadido de todas sus propiedades beneficiosas para nuestra salud. El jugo de aloe vera es recomendado por médicos y nutricionistas gracias a su gran aporte de minerales y vitaminas y a sus funciones para mejorar el funcionamiento de nuestro organismo.
Una cantidad diaria recomendada de entre unos 50 y 100 ml de zumo de aloe vera proporciona numerosos beneficios para nuestra salud. Regula la presión arterial, es un dilatador de los capilares sanguíneos, por lo que mejora la circulación, favorece la regulación de azúcar en sangre y ayuda a combatir el colesterol.
Además de ser favorable para la circulación, la ingesta de este zumo fortalece el sistema inmunológico, protege la flora intestinal y combate el estreñimiento, además de proporcionar energía y bienestar.
El gel de aloe vera desde siempre ha sido empleado en jarabes caseros o en batidos reconstituyentes que se han vendido en tiendas de productos naturales o herbolarios, pero de un tiempo a esta parte, este famoso zumo se vende en grandes supermercados como en el Corte Inglés o Aldi, además de tiendas online como Natural Chi o Lanzaloe, entre muchas otras.
El uso de este zumo es recomendable como una nueva experiencia y un gran aporte de propiedades saludables, teniendo en cuenta siempre, que como todos los alimentos, puede no ser apto para personas con determinados problemas de salud.