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Cuántas alegrías nos da la cocina de aprovechamiento, y se puede aplicar tanto para preparaciones saladas como dulces. Opciones hay infinitas y en muchos casos el resultado de rescatar una preparación de días anteriores puede ser incluso más placentero que el original. Algo que nunca ha faltado en las casas, es el pan, y quizá es por eso por lo que este alimento básico tiene su infinito repertorio de recetas de aprovechamiento, como bien son la sopa castellana, unas migas, las sopas de ajo o zurrukutuna, un pudin de pan y por supuesto unas torrijas.
Típicas de Semana Santa en España, y muy arraigadas en nuestro recetario repostero tradicional, las torrijas se pueden hacer en casa durante todo el año para aprovechar esos restos de pan duro. Aunque excusas para hacerlas se necesiten pocas y ahora se hayan posicionado como postre de excelencia en muchos restaurantes durante todo el año. Existen, por tanto, versiones de todo tipo. A las tradicionales elaboradas con azúcar, leche y canela, se unen las de miel, las de vino tinto o vino blanco, con chocolate, y otras más originales como de horchata e incluso rellenas como puedan ser de crema.
Se pueden hacer con casi cualquier tipo de pan, siempre que este sea blanco, con lo que cambiará la consistencia de nuestra torrija. Venden incluso pan para torrijas ya hecho especialmente para elaborarlas, pero en este caso, he utilizado pan candeal, del tipo de picos, pues su miga más compacta que las de otros panes le confiere una textura sedosa que me fascina.
La desventaja de este pan de picos que me gusta utilizar es su gruesa corteza, pero se soluciona rallándola superficialmente para quitarle lo más duro. En cuanto al sabor, yo he recurrido al del vino blanco que me parece más delicado que el tinto. Podéis usar cualquier vino, siempre que no sea vino dulce, pues con las cantidades que os doy de azúcar para el almíbar os quedarían muy empalagosas, pero perfectamente podéis hacerlas directamente con vino dulce adaptando, eso sí, las cantidades de miel y azúcar de esta receta.
Lo fundamental en la preparación de este postre es el tiempo de remojo del pan. Para un pan blanco, de esos que no pesan, bastará con unos segundos por cada lado para que esté bien empapado. En el caso de nuestro pan candeal, lo dejaremos un poco más al ser su miga más compacta. Hay que vigilar que la miga no esté seca pero tampoco tan húmeda que se nos vaya a desmenuzar al freír. Fritura, eso sí, en aceite bien caliente, pero sin humear, para que el pan no absorba mucha grasa, y siempre sacar y dejar reposar sobre un papel absorbente.
Cómo hacer torrijas de vino
Ingredientes
- Barra de pan de picos, 1 ud
- Vino blanco, 1 litro
- Azúcar, 250 g
- Agua, 400 ml
- Pomelo, 1 ud
- Rama de canela, 1 ud
- Huevos, 3 ud
- Abundante aceite de oliva para freír
Para el almíbar
- Miel, 2 cucharadas
- Canela, 1 rama
- Azúcar, 4 cucharadas
Paso 1
Rallar la corteza del pan
Paso 2
Preparar el baño de vino
Paso 3
Pasar el pan por el baño y freír
Paso 4
Preparar el almíbar
Paso 1
Al utilizar este tipo de pan, habrá que rallar su corteza exterior con esmero para que no se queden partes duras (truco de mi tía Cuqui que hace unas torrijas de aúpa). Hay que ir, con calma y paciencia, rallando toda la superficie de la barra de pan hasta dejarla en una finísima piel exterior, casi sin que se aprecien las formas de los picos.
Paso 2
Luego, rebanar la barra de pan en lonchas oblicuas, así serán más grandes. Cada una de aproximadamente 1.5 centímetros de grosor.
Paso 3
Preparar el almíbar con el vino, el agua, el azúcar, la rama de canela y 5 rodajas de piel de pomelo que cuidaremos mucho para que no lleven parte blanquecina, que es la que amarga. Poner a fuego medio y dejar reducir unos 10 minutos. Dejar enfriar antes de utilizar para que el pan no se empape demasiado y corramos riesgo de que se parta o se deshaga.
Paso 4
Pasar las rebanadas de pan por el almíbar, dándoles la vuelta cuando veamos que están bien mojadas por un lado. Tendremos que conseguir tener la sensación de que están a punto de deshacerse pero que todavía se manejan.
Paso 5
Pasar por los huevos bien batidos y freír en una sartén ancha con abundante aceite de oliva bien caliente para que se doren rápido. Dorar por un lado y luego también por el otro. Retirar entonces a la bandeja donde dejaremos las torrijas habiendo puesto en ella una capa de azúcar.
Paso 6
Con el almíbar que haya sobrado ponerlo al fuego de nuevo y añadir más canela y la miel. Dejar reducir hasta que lo veamos un poco concentrado. Luego verterlo, todavía caliente, sobre las torrijas que se tendrán que enfriar antes de servir. Personalmente me gustan a temperatura ambiente (de dentro de casa) y no habiendo pasado por la nevera.