Aunque en Inglaterra encumbren este sándwich, la realidad es que estamos hablando de una receta muy fácil que es prácticamente lo que yo llamo una "no-receta". En mis años en Londres recuerdo cómo estos sándwiches de pepino aparecían muchas veces en la hora de la merienda y, si no aparecían, mis compañeras se los preparaban. Incluso se dice que era la merienda favorita de la reina Isabel II.

Muchas veces únicamente contenían el pepino cortado y mantequilla. Pero los más elegantes, esos que te servían en cuadraditos perfectamente cortados al lado del té, sí que llevaban en su interior una crema misteriosa que hasta años más tarde no he sabido qué contenía. 

Después, ya en Madrid, era capaz de encontrarlos en Embassy junto a sus míticos sándwiches de lechuga; que se pedían cada vez que había visita en casa para agasajar a los invitados junto con algunas de sus pastas de mantequilla. Un pan tiernísimo, blando, que se mastique solo, combinado con el crujiente y el frescor del pepino es toda una maravilla. Luego, la crema mágica y la mantequilla hacen el resto.

Esa crema de la que hablo no es más que queso de untar muy batido y cremoso mezclado con un poco de mayonesa, polvo de ajo opcional, un poco de zumo de lima o de limón y también hierbas frescas como eneldo y cebollino muy bien picados. No tiene más misterio. Bueno si, no pasarnos de cantidad dentro del sándwich porque la mantequilla tiene que ser algo protagonista. 

Si os gustan este tipo de emparedados, os invito a que completéis vuestra bandeja de sándwiches con los míticos de lechuga, también con alguno de atún y huevo, de queso y tomate, de jamón con mermelada de higo, de atún y queso azul o de salmón, cebolleta y lechuga

Como he dicho antes, para mí una de las cosas más importantes de estos sándwiches que no pasan por ninguna fuente de calor así que no se doran ni se tuestan ni se quedan crujientes, es el pan. Tiene que ser un pan de miga sin corteza, con un fondo ligeramente dulzón y una masa sedosa que envuelva el bocado en su totalidad. Vamos, que el pan invite a ser comido sin la necesidad de ser acompañado por ningún condimento. Es importante que sea jugoso y que no esté seco. Estos sándwiches los podéis preparar con antelación, pero no los dejéis sin tapar precisamente para eso, para que no se sequen. 

Cómo hacer sándwiches de pepino

Sándwich de pepino Clara Villalón

Ingredientes

  • Pan de molde tipo tramezzini, 2 ud
  • Pepino inglés u holandés, 1/2 ud
  • Mantequilla salada, 20 g
  • Crema de queso, 2 cucharadas
  • Mayonesa, 1 cucharada
  • Eneldo fresco, 1 ramita
  • Cebollino fresco, 6 ramitas
  • Zumo de limón, unas gotas
  • Pimienta negra, c/s

Paso 1

Preparar la crema de queso

Paso 2

Añadir las hierbas picadas

Paso 3

Picar el pepino

Paso 4

Montar el sándwich y dividir

Paso 1

Es importante dejar la mantequilla con sal a temperatura ambiente un tiempo antes, para que esté bien tierna y cremosa y podamos extenderla bien.

Paso 2

Lavar bien el pepino y cortarlo en rodajas finas. También lo podemos cortar en tiras si queremos, pero yo siempre prefiero hacerlo en rodajas para que el crujiente de la piel exterior sea uniforme. Sí, dejo la piel por ese crujiente, hay mucha gente que la quita.

Paso 3

Picar el eneldo finamente y también picar el cebollino lo más pequeño posible. 

Paso 4

Batir el queso crema hasta que esté muy cremoso. Mezclar con la mayonesa, con la pimienta negra, con el zumo de limón y también con el eneldo y el cebollino que hemos picado antes. Si quisiéramos, podríamos añadir también un poco de ajo en polvo.

Paso 5

Sobre un primer pan, disponer la mantequilla. Encima situar el pepino cortado y terminar para rematar, en el otro pan, con una capa de la crema de queso y hierbas que hemos preparado. 

Paso 6

Cerrar el sándwich con la otra cubierta y apretar ligeramente, no mucho para no estropear el pan. Cortar en cuatro partes y servir.