Hoy os traigo un plato con personalidad y que desde luego no deja indiferente a nadie. Su sabor es contundente gracias al gorgonzola pero a la vez suave y cremoso como todo risotto a lo que se le suma un delicado toque dulce gracias a la pera. Toda una experiencia de sabor y textura. Una auténtica delicia que sorprenderá a todos.
Ingredientes
- 4 cucharaditas de mantequilla o margarina
- 1 cebolla
- 200 gr. de arroz (mejor si es arborio o carnaroli, si no los encuentras, usa nuestro arroz redondo de siempre)
- ½ vaso de vino blanco
- 3 vasos (aprox.) de caldo de pollo
- 75 gr. de queso gorgonzola (variedad dolce)
- 2 peras
- Sal
- Pimienta
- Nuez moscada
- Unas lascas de queso parmesano
(para 2 personas)
Preparación
Empezaremos picando finamente la cebolla. Cuando la tengamos, pondremos en una sartén amplia o en una olla 2 cucharaditas de mantequilla a calentar y cuando esté deshecha pondremos a pochar en ella la cebolla.
Una vez que la cebolla está doradita, añadiremos el arroz y lo saltearemos un par de minutos. A continuación, echamos el medio vaso de vino blanco y removemos bien hasta que este reduzca.
Ya os conté en otra receta de risotto que el secreto para que quede cremoso pero al dente (sin que quede pastoso), es saber hacer que el arroz suelte el almidón. Esto lo haremos vertiendo los líquidos poco a poco y removiendo muy frecuentemente, por no decir casi constantemente.
Cuando el vino se haya evaporado, será el momento de ir añadiendo el caldo, como he dicho antes, muy poco a poco. El caldo debe estar caliente para que no rompa la temperatura de cocción del arroz, así que lo que yo suelo hacer es ponerlo a hervir en una jarrita dentro del microondas. Estando caliente, lo voy echando poco a poco, en unas 4 ó 5 tandas. Echo caldo y remuevo sin parar, cuando se queda sin caldo, vuelvo a echar otro poquito… así hasta que acabamos con todo el caldo. Si al terminarse el caldo el arroz estuviera todavía poco hecho, podríamos echar más y si nos hemos quedado sin él, podríamos echar símplemente agua, pero eso sí, siempre muy caliente o hirviendo para que no se rompa la temperatura de cocción del arroz (ese es el otro secreto del risotto)
Mientras estamos pendientes del arroz y del caldo, vamos a preparar las peras. Para ello, las pelamos y las partimos en brunoisse (es decir, en taquitos o daditos). En una sartén, no necesariamente demasiado grande, pondremos las otras 2 cucharaditas de mantequilla a calentar. Cuando estén deshechas, saltearemos en ella los daditos de pera. Cuando la pera esté bien doradita, apartamos del fuego y reservamos.
Una vez tenemos el risotto listo, apagamos el fuego y echaremos el queso gorgonzola partido en pequeños trozos para que pueda deshacerse más rápido con el calor residual. Una vez el queso se ha deshecho, salpimentamos al gusto y añadimos una pizca de nuez moscada, que le dará un toque perfecto.
Finalmente agregaremos la pera que teníamos rehogada y revolvemos todo bien para que que los ingredientes se repartan y los sabores se mezclen.
Decoramos con unas lascas de parmesano y serviremos rápidamente para degustar de inmediato.
Resultado
Una auténtica explosión de sabores a cada bocado.
Tiempo: 45 / 50 minutos
Dificultad: 3/5
Digestión: 3/5
Precio: 5 €