Hoy os traigo el aperitivo perfecto. Tan perfecto que podría opacar el resto de vuestro menú, pero es que siempre es importante empezar a comer bien y por todo lo alto. El paté de salmón que se ve mucho en países como Francia o Belgica, más que un paté podríamos decir que es un untable del que se podría decir que tiene una textura  gruesa, pues en él se notan los trozos de los ingredientes que lo componen.

Una de las ventajas de este paté de salmón es que tardaréis tan solo 15 minutos en prepararlo, y otra es que se puede dejar hecho con antelación, refrigerado, y servir en el momento sobre un pan recién tostado o cerca de unos picos o colines de pan. Si os gustan estos patés, otros que no hay que perderse son el paté de cebolla caramelizada, el paté de atún y alcaparras, el paté de bonito picante o el paté de bacalao y beicon. 

Por supuesto, podemos pensar que esta misma forma de elaborar paté podría servir tanto para la carne como para el pescado, siendo los más comunes aquellos de tipo más graso, como es este caso, que lo elaboraremos con salmón. Salmón además en dos texturas, una cocida, y la de nuestro salmón ahumado favorito. Claro, si el salmón ahumado es casero mejor que mejor.  Esta es una versión fácil y casi imperdonable de no hacer por su sencillez, frente a otras de los clásicos franceses en los que, en el caso de algunas carnes, estas se pueden llegar a cocinar hasta horas, y que no tiene nada que envidiar a las anteriores.

Para rebajar en boca el contenido graso del salmón, aromatizaremos el lomo fresco cocinándolo en vino blanco y chalota e incorporaremos, a posteriori, a nuestro conjunto, el resto de elementos ácidos y refrescantes como el cebollino y eneldo fresco bien picados, limón, pimienta, queso crema y mostaza. Luego, nuestro paté quedaría fenomenal acompañado de unos encurtidos como podrían ser pepinillos, aceitunas o cebollitas encurtidas. La manera de comerlo, por tanto, es sobre unas tostaditas de algún pan crujiente que queramos, incluso podríamos poner en la base una capa de mantequilla untada en el pan.

Es perfecto para un picoteo informal en casa, si tenéis invitados. No recomiendo dejarlo servido sobre el pan tostado con mucha antelación, pues este tenderá a humedecerse y perderá el crujiente, es mejor hacerlo unos minutos antes o incluso disponer nuestro untable de dos salmones en un cuenco, los encurtidos en otro, un trocito de mantequilla cerca y al lado las tostaditas de pan para que cada uno se lo monte al gusto.

Cómo hacer paté de salmón fresco y ahumado

Paso 1

Pelar las chalotas y picarlas en brunoise pequeña. Cuadraditos lo más pequeños posible, vamos. Poner en una sartén la chalota y el vino y también el salmón, tapar y dejar cocinar durante 5 minutos a fuego medio. Retirar entonces el salmón a un plato y dejar que se enfríe.

Paso 2

Colar el líquido resultante y reservar. Mientras que el salmón se enfría, picar el eneldo, el cebollino y también el tomillo. Picar el salmón ahumado finamente.

Paso 3

Con las manos, deshacer el salmón. Su propia grasa nos ayudará a que esto suceda, será algo muy fácil. Habrá que quitar la piel del salmón. Trocear el salmón ahumado como si fuese para hacer un tartar.

Paso 4

Mezclar todos los condimentos del paté y también la chalota con la que habíamos cocinado el salmón. Añadir ahí el zumo de limón, los dos salmones - tanto el ahumado como el fresco que hemos cocido - y poner a punto de sal y de pimienta negra. Por último, añadir una cucharada de mantequilla derretida y mezclar muy bien con todo.

Paso 5

Enfriar el paté de salmón completamente antes de servir.