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Si me dan a elegir, elijo siempre antes la morcilla de arroz que la de cebolla. Creo que es un tema cultural y que es la que me han servido en casa de pequeña y creo también que es la, generalmente, menos especiada.
Gustos al margen, la morcilla (en cualquiera de sus versiones, hasta la patatera) queda fenomenal en muchísimos entrantes y aperitivos porque otorga una potencia de sabor muy característica que nos engancha a todos. ¿Quién no ha disfrutado alguna vez de unos huevos con morcilla en su paso por Castilla y León? Es toda una institución en España ya ese plato en el que no pueden faltar patatas.
Pues si son adeptos a este plato, deberían sumar en su lista de deseos las lentejas con morcilla y espinacas, el arroz con morcilla y sepia, la quiche de calabaza y morcilla o el conejo guisado en salsa de morcilla y cacao. La quiche como entrante y el resto de platos como principales pero, en realidad, la morcilla es perfecta para el piscolabis inicial de cualquier reunión porque funciona a las mil maravillas con un contraste dulce, de cualquier fruta, que suele triunfar con todo el mundo. ¡El poder del azúcar!
En esta ocasión, la fórmula mágica hace que este aperitivo lo podáis preparar en cinco minutos y tan sólo teniendo los ingredientes a mano. Vamos, es lo que yo llamo una no-receta perfecta. El único misterio será comprar una buena morcilla de arroz, cuanto más buena, mejor, y utilizar una rica confitura de higo. El resto sucederá tranquilamente en el horno. Otra cosa buena de esta receta es que la podéis dejar preparada con antelación, ya lista para hornear, y justo antes de que lleguen vuestros invitados la metéis en el horno y, así, la coméis caliente y recién hecha. ¿No os gusta la morcilla?
Probad a meter de la misma manera unas chistorras o una longaniza ibérica, incluso también una butifarra blanca o negra. Si no tenéis confitura de higo siempre podéis usar la que más os guste, pero yo os recomiendo la de pimiento y la de tomate, para no irnos mucho a la fruta y no convertirlo en postre. Con un dulce de guayaba queda también de perlas, y lo suelen vender en supermercados latinos.
Cómo hacer hojaldre de morcilla e higos
Ingredientes
- Hojaldre, 1 plancha
- Morcilla de arroz, 1 ud
- Mermelada de higo, tipo confitura para queso, 4 cucharadas
- Queso tetilla, 120 g
- Huevo para pincelar, 1 ud
Paso 1
Quitar la tripa a la morcilla
Paso 2
Poner una capa de mermelada de higo en el hojaldre
Paso 3
Poner también el queso y la morcilla y cerrar bien
Paso 4
Hornear
Paso 1
Con un cuchillo, hacer una incisión muy ligera en la piel de la morcilla y, con mucho cuidado, quitar toda la tripa que la envuelve. Digo con mucho cuidado porque es muy fácil que la morcilla se rompa y se parta y lo que queremos es que se conserve entera.
Paso 2
Precalentar el horno a 200 ºC y sacar la bandeja de horno fuera. Desenrollar la masa de hojaldre y calcular bien el tamaño de hojaldre que necesitaremos, dejando un margen de 3 centímetros en cada borde. El resto, lo cortaremos con la ayuda de un cuchillo o de un cortador de pizza y nos servirá para decorar o para hacer unas barquitas de queso fundido, por ejemplo.
Paso 3
Poner una capa de mermelada de higo, intentando que ésta cubra todo el diámetro de la morcilla, para que cuando enrollemos el hojaldre haya mermelada por toda la morcilla. Encima de la mermelada disponer una base de queso, el queso no tiene que cubrir toda la mermelada, sólo una base. El queso tetilla es muy moldeable así que podéis aplastarlo con los dedos para que quede bien.
Paso 4
Situar la morcilla encima y cerrar el paquete, enrollando el hojaldre alrededor de la misma. Sellar bien el borde y dejarlo hacia abajo. Sellar también los laterales y cortar el exceso de masa de los bordes.
Paso 5
Con el resto de masa, hacer las decoraciones encima que cada uno queramos y, por último, pincelar toda la superficie con huevo batido para que brille en el horno. Introducir en el horno y cocinar durante 15 minutos o hasta que esté bien dorado. Dejar enfriar unos 10 minutos antes de cortar para que no se desmorone todo.