La conservación en un medio graso es una de las técnicas utilizadas desde la antigüedad para preservar alimentos. Consiste en sumergir el alimento en una grasa, que puede ser manteca de cerdo o aceite de oliva virgen extra -estas dos son las más habituales en nuestro país- de manera que quede totalmente cubierto por la misma. Eso impide que el aire llegue a entrar en contacto con el alimento y se conserve durante más tiempo.
Queso curado o semicurado Ingredientes aromatizantes como ajo, laurel, guindillas, trufas, pimienta, albahaca, romero, tomillo…
En el caso concreto de conservar queso en aceite de oliva virgen extra, no solo se consigue alargar su duración, sino que también se evita que se ponga demasiado duro y se consigue que el queso gane en sabor.
Cómo conservar queso en aceite aromático
Aparte, podemos dar nuevos sabores a los quesos añadiendo especias al aceite, tal como os enseñamos en el post de cómo aromatizar aceites en casa.
Para hacerlo necesitamos:
El procedimiento es tan sencillo como:
- Retirar las cortezas del queso.
- Cortarlo en trozos.
- Ponerlos en un frasco de cristal con cierre hermético junto con los aromatizantes elegidos
- Rellenar con un buen aceite de oliva virgen extra hasta cubrirlo todo completamente
- Cerrar el frasco y dejarlo en un sitio fresco y seco -no hay que meterlo en la nevera- como mínimo dos semanas antes de empezar a disfrutar de él.
Personalmente me gusta cortarlo en dados del tamaño de un bocado, así se impregna mejor, es más fácil aprovechar el espacio en los tarros de cristal y como luego suelo usarlo para preparar pinchos a la hora del aperitivo ya está en el tamaño adecuado, pero no hay problema si se conserva en cuñas o en trozos más grandes, de hecho antiguamente se conservaban incluso quesos enteros en ollas de barro.
A los quesos de cabra les va especialmente el tomillo y el romero, los de vaca se vuelven aún más deliciosos si se aromatizan con trufa, algo que podemos hacer añadiendo trufa al aceite o, en su defecto, un poco de aceite de trufa, a los de oveja el picante les sienta increíblemente bien.
Y lo mejor de todo es tener el tarro en la despensa, que te entran ganas de hacerte un aperitivo, que te llega visita inesperada… te acuerdas de eso de saca del frasco, Carrasco y quedas como un señor sacando tu queso en aceite a la mesa.