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Muy de vez en cuando, nos animamos en casa a probar algún postre sencillo. Lo fundamental es que no requiera ni mucho tiempo ni muchas destrezas, ya que no tenemos ni de la una ni de la otra. Por ello, hoy os traemos esta tarta de queso al horno, de grosor fino y muy fácil de preparar. ¡Si la hemos hecho nosotros, tú también puedes!
Ingredientes para preparar una tarta fina de queso al horno
- Crema de queso, 200 g
- Nata fresca, 115 ml
- Azúcar, 70 g
- Harina de repostería, 5 g
- Yema de huevo, 1
- Huevos batidos, 2
Cómo preparar una tarta fina de queso al horno
1: Mezclar ingredientes y batir
La galería de imágenes nos sirve una vez más como perfecto manual de instrucciones. Vamos a coger un bol donde quepan todos los ingredientes y los vamos a ir integrando. Te explicamos por partes.
Primero, volcamos la crema de queso y el azúcar. Integramos con las varillas hasta obtener una crema homogénea. Agregamos la yema de huevo. Batimos otra vez.
A continuación, añadimos los dos huevos enteros batidos y volvemos a mezclar con las varillas. Cuando todo vuelva a quedar combinado, agregamos la harina de repostería y la nata fresca.
Batimos concienzudamente hasta obtener una masa cremosa y sin grumos.
2: Volcar sobre un molde
Precalentamos el horno a 220℃. Empapelamos un molde de 20 cm con papel sulfurizado y vertemos la mezcla de nuestra tarta de queso.
3: Hornear y enfriar
Horneamos entre 20 y 25 minutos a 220℃. Transcurrido este tiempo, observamos si ha cuajado bien y si la parte superior tiene suficiente color. De ser así, apagamos el horno y dejamos que descanse un rato. Cuando haya bajado su temperatura, la introducimos en la nevera un mínimo de 12 horas.
4: Servir
Cortamos una porción y la fulminamos al instante atacando con cuchara. Era la porción de prueba, «para ver si estaba rica». Ahora sí, podéis servir las porciones con tranquilidad.
Notas
Nuestro molde era de 20 cm de diámetro. Con estas cantidades, obtenemos una tarta baja y fina, muy cremosa. Si buscáis una tarta de queso grande y esponjosa, con una altura muy superior, simplemente tenéis que ajustar los ingredientes y los centímetros de diámetro de vuestro molde. Aquí tenéis una guía extremadamente útil para saber cómo adaptar las cantidades que os damos en esta u otras recetas a vuestros respectivos moldes.
Que sea una tarta de queso baja puede ser menos imponente en su presentación visual. Impresiona menos al sentido de la vista. Pero no por ello está menos sabrosa. Os garantizo que es adictiva.
Para no ser ducho en estos complicados senderos de la repostería, el resultado es muy complaciente. Tiene un sabor muy concentrado. La textura, aunque no se aprecie en las imágenes, resulta cremosa en cuanto toca la lengua. Realmente, lo peor de ser una tarta “chata” y sin grosor es que puedes comerte media tarta en menos de 15 segundos y no sentir ni culpa ni remordimientos.
Si no sois muy hábiles con la repostería, estáis aprendiendo a hacer vuestros pinitos —como servidor aquí presente— y queréis ir poco a poco, esta receta de tarta fina de queso al horno es la vuestra. Si por el contrario ya tenéis trecho recorrido, nos encantaría que la probaseis en otros moldes y ajustando las cantidades para ver los numerosos resultados y grosores que podemos obtener.
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