Preparación: 10 min Cocción: 10 min Dificultad: 1/5 Raciones: 2 Coste: < 3 €
Ingredientes
- Champiñones frescos, 300 g
- Chorizo, 50 g (opcional)
- Vino blanco, 30 ml
- Ajo, 3 dientes
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta
- Guindilla o cayena, opcional
- Perejil, opcional
Últimamente nos estáis pidiendo recetas “de diario”, ideas de platos sencillos para cocinar cada día con lo que hay por la nevera y sin necesidad de muchas florituras. Así que hoy os traemos unos champiñones al ajillo fáciles, que se preparan en un momento y que de paso nos sirven para poner en práctica todos los consejos que vimos hace unos días sobre cómo evitar que los champiñones se oxiden y se pongan negruzcos a la hora de cocinarlos.
Para que veáis que estos champiñones al ajillo fáciles son, además, rapidísimos de preparar os hemos grabado la receta en vídeo para que solo tengáis que darle al play y comprobar por vosotros mismos que se hacen en un pispás.
Preparación de los Champiñones al ajillo fáciles
- Pelamos, laminamos los ajos y los ponemos en una sartén con el aceite de oliva virgen extra. Encendemos el fuego casi al mínimo (4/12) y dejamos los ajos vayan soltando todo su aroma en el aceite. Si queremos darle un toque picante, podemos añadir guindilla o cayena al gusto.
- Pelamos los champiñones, los cortamos en láminas finas y los añadimos a la sartén con los ajos, subimos el fuego al 10/12. Añadimos un poco de sal y damos unas vueltas para saltearlos durante unos 30 segundos.
- Añadimos pimienta molida al gusto, el chorizo picado y el vino blanco. Removemos bien y dejamos a fuego alto (10/12) hasta que reduzca el vino.
- Servimos con un poco de perejil fresco picado.
Resultado
Estos champiñones al ajillo fáciles son fabulosos como guarnición, pues estarán buenísimos acompañando a cualquier plato de carne o pollo.
También son perfectos como entrante para una comida en la que el plato principal sea muy contundente.
Y, por si fuera poco, se pueden usar como base para unos huevos revueltos.
Variantes
El chorizo es opcional, puede no ponerse o cambiarse por bacon, jamón serrano, gulas, gambitas o langostinos cortados en trocitos.
Si sobran, cosa que es poco probable, estarán buenísimos formando parte de una deliciosa pizza casera.