Para muchos las verduras son un trauma infantil, lo sé. La primera vez que probasteis una judía estaba tristemente hervida en agua y no os resultó agradable. Os prometisteis que nunca más. Pero llegó la OMS a decir que nos estamos pasando de procesados, que en el primer mundo con todo lo que tenemos para elegir, vamos y nos quedamos muchas veces con lo más chungo.
Y sabes que es cierto, y vuelves a hervir las judías en agua, e intentas comértelas arrugando la nariz. Insistes, repites al día siguiente, incluso llegas al tercero, en el que después de las judías estás tan agobiado que pides una pizza familiar con doble de todo y de paso que te traigan también la oferta 3×2 de helado en tarrina de a litro.
Esta situación, que parece novelesca y exagerada yo la he visto en amigos y en compañeros de piso en mi época de estudiante.
Y es hora de cambiar el chip, de aprender que a las verduras, las frutas y las legumbres, a lo que nos da la tierra, hay que mimarlo. Cocinarlo de forma respetuosa para conservar sabores, texturas y nutrientes. Aprenderéis a verlas con otros ojos, y para eso lo mejor es ir introduciéndolas en recetas que nos gustan.
Comer más verdura: Día 1 de menú sano
A lo largo de los próximos menús os iremos dando una serie de recetas que os sirvan de idea para ir añadiendo verduras y legumbres a vuestra dieta, casi sin daros cuenta.
Primeros platos
Y para estrenar esta serie volvemos a las judías. Seguro que no les harías ascos a unos huevos rotos con patatas y cecina, ¿verdad? Pues vamos a olvidarnos de las patatas y, en su lugar, vamos a usar unas judías verdes que las vamos a cortar como si fueran patatas paja y las vamos a saltear bien condimentadas para finalmente coronarlas con un huevo poché o pasado por agua y unas lonchas de cecina. Nada de frituras. Más verduras y disfrute máximo con estas judías verdes salteadas con cecina y huevo poché.
Conozco también a mucha gente a la que no le gusta el tomate crudo, pero pensad que no es lo mismo comer un trozo grande de tomate que es lo único que lleva el bocado, que ese mismo tomate cortado con mimo junto con otros vegetales en trozos pequeños de manera que cada bocado sea una mezcla de varios ingredientes convenientemente aliñados, como en esta ensalada de quinoa, que no puede ser más sana y está riquísima.
Como siempre, terminamos con una receta de verduras que, además es apta para veganos. Os sorprendería saber que hay muchos veganos que no son grandes amantes de las verduras, muchos deciden adoptar esa dieta por convicciones morales, pero también agradecen una ayudita a la hora de elegir las recetas para cocinar las verduras que las hagan más apetecibles.
Segundos platos
Además de comer más verduras es posible que también intentes comer carnes menos grasas. Si es así ya te habrás dado cuenta de que también son más secas. Pues estás de suerte, porque si mezclas las dos cosas, las verduras pueden aportar esa jugosidad que les falta a las carnes más secas. Prueba de esto es esta receta de hamburguesas de pollo con espinacas.
Otra buena estrategia para comer más verdura es cambiar parte de las patatas de tus guisos favoritos por distintas verduras hasta dar con las que más te gusten. En esta receta hemos cambiado parte de las patatas por guisantes y alcachofas.
Para la opción vegana, el plato principal de hoy es lo que en la red se conoce como callos veganos, un delicioso potaje de garbanzos con setas que por supuesto que es también una delicia para los no veganos.
Postre
Qué mejor postre si nuestra intención es consumir más productos vegetales que una pieza de fruta de temporada. Pero si no te parece suficiente, hoy vamos a usar verduras hasta para cocinar el postre que es el ingrediente principal de esta tarta de zanahoria exprés que se hace en el microondas en un momento.
Y para beber… La Revelía 2017
Con un menú como el de hoy en el que las verduras mandan, el mejor vino que podemos elegir es sin duda un blanco. En esta ocasión os presento el otro de los vinos blancos de las Bodegas de Emilio Moro, La Revelía, elaborado con uva 100% godello, fermentado en barricas de roble francés con posterior crianza de ocho meses sobre las lías en esas mismas barricas.
De color amarillo, limpio y brillante, sin turbideces. Con los típicos aromas a frutas de hueso y toques cítricos de la uva godello. Equilibrado en boca, ligeramente ácido con postgusto largo y persistente.
Perfecto para servir con aperitivos, platos de verduras, carnes blancas, guisos de pescado, pescados y mariscos hervidos y a la brasa, quesos tiernos y platos de pasta con salsas blancas.