Bares, qué lugares

Bares, qué lugares

Opinion Cocinillas Palabra de chef

Bares, qué lugares

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Estamos acostumbrados a escuchar la frase 'bares qué lugares'; incluso una famosa bebida hizo un anuncio, de esos maravillosos, donde el eje de comunicación eran los bares. Sin embargo, creo que lo más correcto es decir “barras qué lugares” y reivindicar la figura del camarero.

Las barras requieren necesariamente una interactuación entre el camarero el cliente, y estas barras se pueden convertir en nuestro confesionario. Allí vamos a emprender la aventura de empezar el día y ver a nuestro camarero favorito, que es el único capaz de levantarnos esas mañanas atravesadas. Y esta operación en este santo país la repetimos a la santa hora del aperitivo con esa caña tirada como en pocos sitios, con esa gilda, ese pincho de tortilla, que puesto con cariño no lo supera nadie. Y al terminar nuestra jornada, después de esa jornada agotadora, donde no hemos parado en todo el día, ¿dónde acudimos? Pues a nuestra barra, a tomarnos el último vino y despedir nuestro largo día, antes de regresar a casa.

Y pensar en esa barra es recordar los gritos de mi infancia -“Hola Don José, pase al fondo que hay sitio. ¿Qué va a tomar? Un pinchito”- y esas palabras que te acompañaban al despedirte -“Vuelva Pronto”-. Estos sonidos se producían en una barras de estaño, donde el agua no paraba de fluir, y se limpiaban los vasos de forma automática, así como se rellenaban con la misma ligereza.

Quizás a muchos de ustedes todo esto les parezca extraño. Es verdad que hoy en día las barras y los bares son otra cosa más fashion, más estereotipado, y que muchas veces pretenden reproducir esos ambientes de entonces, pero todo es misión imposible porque falta la figura imprescindible del 'camarero de antaño' con su camisa blanca arremangada hasta el codo, ese gracejo para sacarnos la sonrisa en los días más difíciles. Aquel a la vez confidente, psicólogo y amigo, compañero en nuestro en días de soledad, que sabía tutearte o llamarte de Vd. De la misma forma, mantenía la distancia así como sobrepasaba esas delgadas líneas rojas que sólo un profesional de la barra sabía hacer.

De lo que nos encontramos en la actualidad, aun a riesgo de que alguien me llame anticuado, prefiero no comentarlo, pues está claro que son otros tiempos y aquellas barras míticas, que fueron templos de un Madrid cañí, ilustrado y único, difícilmente volverán porque ser modernos e inventar es ya consustancial con nosotros y nos supera.

En recuerdo a mi niñez os dejo algunas de esas barras que fueron - y algunas que todavía quedan- para deleite de los nostálgicos, como un servidor.

Barras de ayer

  • Casa Sierra
  • Daroca
  • El Doble
  • El Cangrejero
  • Riaño
  • La Ardosa

Y mención, eso sí, a una barra contemporánea, sin perder el alma de las de antes, como la de mi amigo Carlos Valentí, en Hermanos Vinagre, donde todavía puedo ver ese sabor de antaño de las barras.

La barra de Hermanos Vinagre

La barra de Hermanos Vinagre

Y, por favor, seamos serios y reivindiquemos lo nuestro y no lo dejemos desaparecer porque las barras de Madrid, y otras de muchos puntos de España, destacando Sevilla y Cádiz, deberían ser patrimonio mundial. Vivan las Barras y los Bares, pero de verdad.