No le veo la necesidad a posicionarme en esto, pero si me das a elegir entre papas o zanahorias aliñadas, prefiero las zanahorias. Las encuentro menos empachosas y me parecen más finas y versátiles. Valen para un aperitivo o como acompañamiento de carne o un pescado o para añadírselas a una ensalada.
Las zanahorias aliñadas que he comido recientemente han sido en el Bar de Gonzalo (El Puerto de Santa María) y en el Mosto Candelero (Jerez de la Frontera), que sólo abre en temporada de mosto. Con lo de “mosto”, en estos lugares del sur, no nos referimos al zumo de la uva sino al primer vino del año del Marco de Jerez.
Decía que soy más de zanahoria que de papa aliñá y en estos dos sitios las he comido muy buenas. Las De Gonzalo un poco más cocidas que las del Candelero, eso sí, pero buenas en los dos sitios.
Eso sí, confieso mi contradicción: soy más de zanahoria que de papa aliñá, pero ¿de qué papas aliñá hablamos? Porque si lo que me pones delante son las papas aliñás del restaurante El Laúl (El Puerto de Santa María), entonces no quedará más remedio que rendirse a sus pies y dejarse de zanahorias.
Las papas aliñás de mis amores las hace Eduardo ‘Yayo’ Silóniz, jefe de cocina y copropietario de El Laúl. Siempre las tienen en carta. Son un fijo desde 2005.
Son unas patatas que no están enteras, de hecho, vienen semimachacadas. Llevan aceite de oliva y vinagre. Además, traen cebollino y taquitos de jamón. Pero la madre del cordero de estas papas son otras dos cosas: que vienen templadas con un toque de plancha y que van coronadas con un huevo escalfado. Así que para comerlas, rompes el huevo y revuelves.
Y ya sabemos que todo lo que lleva un huevo, con su yema chorreante, deslizándose lentamente sobre el resto de los ingredientes, nos gusta más que una paga extra. Así que el sabor de este plato es todo lo bueno de las papas aliñás, más todo lo bueno de sus accesorios y, por supuesto, el golpecito de plancha que deja una capa retostadilla le da el remate perfecto. La gloria.
También templadas, aunque no por el golpe de plancha, son otras de las papas aliñás más aclamadas de la Bahía, las del Barbiana, en Sanlúcar de Barrameda. Éstas, en lugar de huevo y jamoncito, tiran para el mar y las coronan con melva. Al aliñarlas en caliente, la patata absorbe mejor el sabor del aceite y el vinagre. Así que quizá sea ése uno de los secretos de su éxito.
Lo que sí parece estar claro es que las papas aliñás que más me gustan nunca están frías. Lo que no tengo tan seguro es qué pasaría si el Yayo versionase las zanahorias aliñás. Ahí ya no sabría si me quedo con mama o con papa aliñá.