A ti, que tienes siempre caldo en la nevera.
Tú, que podrías acabar con tantas guerras.
Escúchame…
No lo digo yo, lo dice Rigoberta Bandini en la canción ‘Ay mamá’, una de las favoritas para representar a España en Eurovisión, aunque al final no pudo ser. Hago toda esta aclaración por si eres un extraterrestre que acaba de llegar a la Tierra y todo esto te viene de nuevas, porque si has estado en este planeta en los últimos días, seguro que has escuchado o has tarareado ’Ay, mamá’ más de una vez.
La canción de Rigoberta Bandini habla de la maternidad y lactancia, pero yo he elegido esta parte del tema porque tener siempre caldo en la nevera, para mí es una extensión de la lactancia que tienen muchas madres más allá de tener hijos en edad de agarrársele a la teta. Un caldito en la nevera, al final, es una teta llena de leche a disposición. Una manera barata, rápida y reconfortante de tener algo bueno que comer cuando el hambre viene con prisa.
Puedes tener un buen caldo con unos recortes de verdura y un trozo de jamón, un hueso o una corteza de queso. O simplemente con verdura si prefieres la opción vegana.
Anna Mayer, divulgadora de la cocina italiana y gran defensora de cocinar en casa, nos ha enseñado muchas veces desde su perfil Panepanna a preparar caldos. En uno de los últimos que hizo añadió una corteza de queso grana padano al agua. Ella lo prepara echando al agua fría las verduras, recortes como las hojas del puerro y la corteza del queso. Mayer recomienda añadir un puñadito de lentejas al agua para darle más sabor.
Cuando vas a cocinar algo tan insípido como el arroz, la clave para que no te sepa a corchopán es un buen caldo. “También está el sofrito, y por supuesto la calidad de los ingredientes, pero el caldo o el fumet son parte de la clave del éxito”, dice en esta receta para hacer un caldo para el arroz Mer Bonilla, editora de esta santa casa. Carcasas de pollo y partes feas de las verduras, como las hojas verdes de los puerros son la percha de un buen caldo como éste. Y un poco de tiempo, claro.
Mer también nos habló del caldo gallego. “Tan popular en Galicia como el arroz en China”, decía para ilustrar que en muchas casas comienzan las comidas con un plato o un tazón de caldo. En esta receta detalla los pasos para prepararlo como un auténtico rapaz. Y un tip que destaca Bonilla: el agua. Si vives en una localidad con agua dura, invierte en una garrafa o dos de agua mineral. Ese eurillo bien gastado estará.
Y además del tip, un consejazo: desgrásalo y desespúmalo. Porque también lo dice la sabiduría popular: “caldo sin desespumar, porquería que te comes”. Mer Bonilla te enseña a clarificarlo en este artículo.
Si tienes menos experiencia en la cocina, Dany Salas te da el paso a paso de un caldo fácil de jamón. También viene con consejo incorporado: la sal. No le añadas sal y así tendrás un caldo más versátil o le puedes añadir salsa de soja, que le aportará umami y salero.
Aunque José Andrés Gómez habló con varios especialistas del mito curacatarros de los caldos y sopas en este artículo, qué queréis que os diga: si estás enferma, qué bien sienta un caldito y si estás sana, también. Y aunque no seas madre, ten siempre caldo en la nevera. A más tocas.