Ha llegado ese momento del año que tanto nos gusta a los amantes de las parrillas: el verano. Por lo que sea, esperamos a que haga calor para generar más calor, ponernos al sol, sudar y encender una barbacoa. Esta aparente falta de sentido no la entendemos los que somos aficionados a esta forma de cocinar.
La barbacoa es mucho más que una técnica de cocina en la que usamos el fuego como medio para cocinar nuestros platos y productos. Es un acto social, en el que nos juntamos al aire libre con amigos y familiares y disfrutamos de todo el proceso. Es posiblemente la forma de cocina en la que más importante es la parte previa que la comida en sí.
Y posiblemente por eso se asocie esta época veraniega a las barbacoas, porque es cuando mejor tiempo hace y más salimos, un momento ideal para juntarnos con gente en exteriores y empezar a encender esas parrillas que habíamos dejado abandonadas durante las épocas más frías del año.
Trucos de encendido
A no ser que seamos auténticos expertos, el momento de encender la barbacoa es el que más dudas y controversias suelen generar. ¿Quién no ha vivido la mítica escena en la que uno dice que primero un poco de papel de periódico y el otro que está dejando poco hueco para que pase el aire? Y eso por no hablar del que mete la cabeza para decir que así no se va a encender, para luego desparecer y no volver a hacer acto de presencia hasta que las chuletas están listas para comer.
Encender una barbacoa no es asunto baladí, y, aunque pueda parecer algo fácil, hacerlo bien es más complejo de lo que parece. El error principal suele ser apilar demasiado el carbón y no dejar suficiente hueco para que el aire circule con facilidad entre este.
Recordemos que sin oxígeno el fuego no puede existir, por lo que tenemos que prestar especial atención a este aspecto. La idea es colocar los trozos de carbón más grandes abajo, e ir de mayor a menor tamaño según avanzamos en nuestra pirámide o montaña. Esto creará huecos lo suficientemente grandes para que el aire circule correctamente y favorezca la generación de fuego, y por lo tanto acabemos prendiendo bien todo el carbón.
Otro error suele ser abusar de la cantidad de carbón, lo que al final acaba repercutiendo en el problema anterior. Si ponemos muchísimo carbón dejaremos poco espacio, sobre todo si lo tiramos directamente del paquete sin colocarlo, y al final taparemos la circulación de oxígeno, así que será casi imposible que se encienda correctamente.
El tiempo también es importante, sobre todo al final. Una vez hemos conseguido que el carbón se encienda, la cosa no ha acabado aún. Hay que dejar que se caliente entero, no solo la parte superficial, y eso es cuestión de tiempo. Cuando es de noche es fácil ver que las ascuas están al rojo vivo, pero el truco cuando es de día es que la parte exterior del carbón esté gris. Eso nos indica que ya podemos empezar a cocinar con él.
Y antes de llegar al truco definitivo, uno que sirve para todo en la cocina: la paciencia. Es imposible encender bien un fuego sin tener paciencia. He visto mucha gente estropear el encendido porque cuando algo no le funciona enseguida intenta cambiarlo y modificar lo que estaba haciendo. El fuego necesita cariño y tiempo, hay que dejar que poco a poco vaya prendiendo para que se haga de forma correcta.
Encender una barbacoa fácil
Pero todo lo que hemos comentado anteriormente se soluciona usando un sencillo instrumento de barbacoa, absolutamente imprescindible para cualquier amante de la parrilla. Se trata de la chimenea de encendido, que no es más que un tubo metálico con un asa y una rejilla donde depositamos el carbón. Debajo pondremos unos encendedores que prendemos y solo habrá que esperar para tener unas ascuas perfectas.
La maravilla de estas chimeneas de encendido fácil para barbacoas es que no tenemos que hacer nada, simplemente volcar el carbón dentro, encender fuego debajo y esperar unos 20 minutos para tenerlo listo. No hay que preocuparse de colocar bien el carbón porque están diseñados con diferentes aperturas que facilitan la circulación de oxígeno, y al acabar el ascua es perfecta.
La idea es simplemente llenar primero la chimenea de encendido con carbón hasta la parte de arriba. A mí me gusta utilizar carbón de marabú, porque tiene una alta capacidad calorífica (calienta mucho) y dura más que el de encina, el más común entre los carbones premium.
Una vez llena la chimenea de carbón, colocamos debajo tres encendedores de barbacoa. Yo los utilizo naturales de lana, ya que a diferencia que los químicos no generan olores ni aportan ningún sabor a la barbacoa. Les prendemos fuego, ponemos la chimenea encima y dejamos que el carbón prenda bien durante unos 20 minutos. Puede ser más o menos, dependiendo del viento (que mueve el oxígeno) y la temperatura ambiente, pero por ahí va la cosa. Cuando esté preparado volcamos la chimenea sobre la barbacoa y tenemos las ascuas listas para cocinar.
Estos encendedores de barbacoa varían en precio desde los 20 hasta los 40€, así que no son por lo general un aparato caro. Y el tiempo y esfuerzo que nos ahorra es tanto que merece muchísimo la pena. Sin duda un imprescindible para cualquier barbacoa.