¿Se puede conseguir que una bebida se enfríe en menos tiempo del que tarda en hacerlo si la metemos en la nevera y nos olvidamos de ella? Sí, se puede y no es difícil. Y no, la manera no es meterla en el congelador sin más.
Cómo enfriar un refresco o una cerveza en cinco minutos
Si tenemos un congelador a mano, se envuelven los botellines o las latas en papel de cocina, se mojan en agua con sal y se meten en el congelador 5 minutos.
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Si no tenemos congelador, por ejemplo, porque estemos al aire libre, entonces necesitaremos un cubo de hielo, pero para que el enfriado sea más rápido, añadiremos agua y un puñado de sal y en esa mezcla introduciremos las bebidas.
Cómo enfriar un vino rápidamente
Enfriar un vino es algo más delicado que enfriar un refresco, pues si se sirve demasiado frío, los aromas no se percibirán correctamente y, si se sirve demasiado caliente, se percibirá un exceso de alcohol.
Aunque no todos los vinos tienen la misma temperatura óptima de servicio, en invierno y sin calefacción, la temperatura ambiente puede ser adecuada para muchos de ellos, no así en verano, que casi siempre va a ser necesario emplear alguna técnica de enfriamiento.
Para enfriar un vino rápidamente, introduciremos la botella en una cubitera o cualquier recipiente similar en el que pondremos una mezcla de agua y hielo al 50 %. Esto no solo no afectará al vino, sino que reducirá el tiempo necesario para el enfriamiento a apenas 5 minutos en el caso de un reserva, y a no más de 15 minutos en el caso de un vino espumoso que deba servirse a temperatura inferior. El proceso puede incluso acelerarse si se añade un puñado de sal en el agua.
Otra manera de enfriar un vino rápido es hacerlo desde dentro de la copa con algunas uvas congeladas, pues estas, a diferencia de los cubitos de hielo, no aguarán el vino.
Lo que no se debe hacer nunca es meter el vino en el congelador ni aunque solo vaya a ser por un corto período de tiempo.
Cómo enfriar copas y cócteles sin aguarlos
Hace unos años se pusieron de moda unos cubitos reutilizables, que podían ser de silicona rellena de un gel, o de metal o incluso de piedra. Este tipo de artilugios se pueden congelar y conservan el frío durante mucho rato permitiendo enfriar las bebidas en la copa o el vaso sin aguarlas. A efectos prácticos, son un poco engorrosos porque al terminarse la bebida hay que rescatarlos, lavarlos y devolverlos al congelador para que puedan ser reutilizados.
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Mucho más práctico es congelar líquidos que no sean agua, sino hacer los cubitos con zumos, refrescos o incluso con trozos de fruta cuyos sabores armonicen con el cóctel o con la bebida que queremos enfriar, por ejemplo, se pueden hacer hielos de tónica para los gin tonics o se pueden congelar gajos de limón para enfriar un refresco de cola o trozos de sandía para que una limonada de sandía esté más fresquita.