Están riquísimas, son fáciles de hacer, baratas y son, además, una perfecta receta de aprovechamiento. Hablamos de las torrijas, el dulce por excelencia de la Semana Santa madrileña con el que todo serían ventajas si no fuese porque las versiones más tradicionales son auténticas bombas de calorías, colesterol y triglicéridos.

Es cierto que no sería algo especialmente grave si un día al año nos damos el capricho de disfrutar de una torrija bien empapada en nata y almíbar, pero el problema es que están tan buenas que es difícil conformarse solo con una.

Por fortuna, existe un plan B que consiste en aplicar una serie de consejos para que las torrijas queden más ligeras, aunque como todo esto es adaptable según los gustos y necesidades de cada uno.

Cómo hacer unas torrijas ricas y ligeras

Tampoco se trata de empezar a quitarle cosas a las torrijas hasta dejarlas como una triste rebanada de pan tostado, que esa ya sabemos todos que es más sana, pero perdería toda la gracia. Aún así, podemos realizar algunos cambios y conseguir unas torrijas más ligeras y con menos calorías.

El pan

Empecemos por el pan, el integral sería el más saludable, pero también es cierto que nos quedarían unas torrijas con una textura algo basta y no muy sabrosas. En el otro extremo estaría el pan brioche, muy de moda ahora, que es el más calórico, pues es un pan que se elabora con huevos y mantequilla. ¿La solución? Elegir el camino del medio y optar por un pan blanco como podría ser un pan candeal con el que nos saldrán muy ricas las torrijas, pero con menos grasa.

Leche

Cada vez es más frecuente empapar las torrijas en una mezcla de leche entera y nata, pero aquí podemos rebajar muchas calorías si en su lugar utilizamos una leche desnatada. También podríamos usar una leche vegetal para conseguir unas torrijas más ligeras y digestivas.

Aceite o mantequilla

Las torrijas tradicionales, cuando están bien empapadas en la leche, se pasan por huevo y se fríen en aceite de girasol o de oliva suave. Otra opción, cuando los huevos los añadimos a la leche del baño, es freírlas directamente en mantequilla. Este es el paso que más grasa les aporta. Para solventar esto tenemos varias maneras, cocinarlas en una plancha ligeramente engrasada, cocinarlas en el horno -o en air fryer si son pocas unidades- o en el microondas.

Azúcar

Las torrijas tradicionales suelen pegar de empalagosas, pues llevan azúcar en el baño y luego, una vez fritas, se bañan con almíbar o se rebozan con azúcar. La alternativa, aparte de reducir las cantidades que indica la receta, pasa por usar algún edulcorante acalórico como el xylitol o el eritritol, o stevia o, utilizar algún endulzante como el sirope de ágave, que endulza más que el azúcar y del que podemos usar muy poquita cantidad.

Huevos

Aunque no va a suponer grandes diferencias en el balance calórico podemos sustituir las yemas de huevo por claras, esto además incorporará proteínas de alta calidad a nuestro postre.

Acompañamientos

Es habitual servir las torrijas con bolas de helado, con confituras o crema inglesa, pero una alternativa más saludable es acompañarlas de fruta fresca, por ejemplo, un tartar de frutos rojos.

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