Con el 14 de febrero a la vuelta de quizás sea el momento de empezar a preparar algo especial para el día de los enamorados. Seguramente ya tengas alguna idea pero va siendo el momento de concretar los planes si no quieres acabar preparando todo deprisa y corriendo a última hora.
Como lector de esta página seguramente serás un amante de la cocina que quiere celebrarlo con un banquete por todo lo alto. ¿Pero qué hacer si la cocina no es lo tuyo? Puedes resignarte y reservar en un restaurante elegante o puedes seguir estos consejos para triunfar en la cena de San Valentín.
Empieza por poner bien la mesa
Vale que no te vayas a lucir en los fogones, pero al menos intenta que el resto de la cena sea sobresaliente. Si tienes una de esas vajillas buenas de las que tanto presumen las abuelas es el momento de sacarla del armario. ¡Nada de platos desechables por favor! Y lo mismo con el mantel. No hace falta que te vuelvas loco comprando todo tipo de manteles con corazones y demás parafernalia pero tampoco pongas papel de cocina como servilletas.
Puede parecer una tontería, pero la forma en la que se colocan los platos, cubiertos y vasos marca una gran diferencia. Todo depende de qué vayas a servir, pero pon al menos dos copas (agua y vino), platos para primero y segundo además de cubiertos adecuados (los cuchillos de sierra no son para el pescado). El tenedor se coloca siempre a la izquierda y el cuchillo a la derecha con la cuchara. Poner tantos platos, cubiertos y vasos es un poco redundante, quizás hasta una pijada, pero, ¿si no es en la cena de San Valentín cuando vamos a hacerlo?
Si tienes pensado añadir algún tipo de decoración intenta no colocar un centro de mesa gigante en todo el medio. Puede que las flores que has comprado sean preciosas, pero te van a cortar todo el rollo si no te dejan ver la cara de tu pareja.
Crea ambiente
En una cena como esta el ambiente lo es todo, puesto que marca las expectativas y el tono. Empieza con algo de música. Hay temas para todos los gustos pero intenta que sea algo que se quede de fondo. No hace falta que pongas música clásica o alguna ñoñería, pero tampoco vayas a montar una discoteca. Si eres capaz de calcular cuánto va a durar la cena, puedes hacer que vuestra canción se reproduzca cuando llegue el postre.
Por supuesto nada de televisión en la cena de San Valentín, salvo si es la chimenea crepitante en 4K de Netflix, y sobre todo nada de móviles. Las tonterías que mandan tus amigotes al grupo de Whatsapp pueden esperar. Por último, controla la luz. No lo dejes todo a oscuras pero tampoco lo ilumines como si fuese un escaparate.
Prepara algo especial
Ya que no te vas a poder marcar uno de esos platos que ganan estrellas Michelín al menos intenta que sea especial de otra forma. Olvídate de los sopletes, de las cosas con forma de corazón y piensa que platos y sabores os han marcado. Puede ser su plato favorito, lo que comisteis en vuestra primera cita, alguna anécdota que se haya convertido en una broma recurrente o un sabor que añore.
Si es algo tan sencillo como un huevo frito puedes intentar darle un toque distinto, mientras que si es algo de un restaurante en concreto puedes encargarlo y colarlo como una pequeña sorpresa. Esto no sólo demuestra lo mucho que conoces (y te importa) a tu pareja si no que además da paso a recordar todos esos momentos especiales durante la cena.
Estate atento durante la cena de San Valentín
Como se suele decir, los pequeños detalles son los que marcan la diferencia. Intenta que tu otra mitad sólo se tenga que levantar si quiere ir al baño. Ocúpate de traer y retirar los platos. Servirle. Vigila que su copa nunca esté vacía. Son pequeños gestos que harán que tu pareja se sienta como una invitada de honor.
Brinda por vosotros
Por último, termina la velada brindando. Es el momento perfecto para descorchar esa botella de champán que ha sobrado de la cesta de navidad. Llena un par de copas y acompáñalas de algún postre afrodisíaco. Alzar las copas y chocarlas por vosotros. Por lo que habéis vivido. Por los momentos buenos y también los malos. Por los pequeños gestos del día a día que os sacan una sonrisa.
A estas alturas tus dotes de chef habrán quedado en segundo plano y la cena de San Valentín habrá sido todo un éxito.