"La tortilla de patata de este bar merece un solete. Te la sirven recién sacada de la sartén, poco hecha, deliciosa. Eso sí, ¡sólo por las mañanas!", comparte Guía Repsol en su página web descubriendo un generoso número de Soletes Repsol repartidos por España. Uno de ellos se encuentra en León, en el emblemático bar León Antiguo y brilla poderoso como esa tortilla de patata que sirven y les ha valido este reconocimiento -al igual que otros diferentes locales de cada una de las 17 comunidades autónomas de España seleccionadas por la publicación- y una clientela fiel.
Al frente de este local ubicado en el número 17 de la calle Cid, en el Barrio Romántico de León, se encuentra Tomás Cañón desde hace 35 años, los mismos que lleva sirviendo entre 30 y 40 tortillas al día. Con vistas al Jardín del Cid, pulmón del barrio y la ciudad, escoltado por la Catedral y la Basílica de San Isidoro, Cañón hace las delicias de sus clientes con una tortilla sigue la escuela del estilo Betanzos a la que le añade cebolla triturada.
Esto no quiere decir que se declaren cebollistas sin dar su brazo a torcer, como indica la Guía Repsol, "siempre hace alguna concesión para contentar a todos los clientes. Sin embargo, la elección de sus productos es innegociable: Patatas Hijolusa en Ribaseca, y huevos León en la villa de Ferrral de Bernesga".
La cocina es pequeña, y da para lo que da, pero suficiente como para tener las sartenes funcionando a toda máquina sin descuidar el ingrediente principal: el cariño, porque sin mimo y paciencia no existiría tal galardón.
"Después de 30 años empezamos a tener un hueco en la historia de León. El León Antiguo no es un bar convencional. Con el paso de los años se ha ido convirtiendo en una especie de club privado donde todos nos conocemos y nos encontramos relajados. Nuestra música es años 80 ya que fue nuestro inicio y nos dejó marcados" cuentan desde el bar.
Y es que este bar es mucho más que un templo al que peregrinar en busca de la mejor tortilla de Castilla y León, es un lugar de culto y de encuentro que se enciende cuando el día se apaga, donde a veces ese plato estrella que ha consolidado su fama no es más que una simple excusa. Pero menuda excusa, una que ha conseguido que el local brille con su Solete y se convierta en un faro con el que guiar a algún despistado sin rumbo por León.