“Como ustedes saben Erro ha cerrado sus puertas definitivamente. Han sido 9 meses preciosos llenos de reconocimientos, aprendizajes y lo más importante: ya sé cuál es mi camino. Como dice el refrán 'al que a mal árbol se arrima, mala sombra le cobija'. Ya tengo marcado mi camino y como vuelve a decir el refrán 'no hay mal que por bien no venga'. Me espera mi próximo destino y lo afronto con una ilusión especial”. Así anunciaba el cocinero Jorge Asenjo el cierre de Erro. El restaurante cuya cocina capitaneaba el chef madrileño y contaba con el reconocimiento de la Guía Michelin, no ha logrado cumplir el año.
"El cierre se debe a pérdidas económicas que los socios gestores decidieron no seguir soportando por más tiempo. El problema es que el proyecto de ERRO ha pagado el lastre del anterior, para el que se realizaron ingentes e innecesarias inversiones, y que no ayudaron a cumplir los objetivos que se habían marcado en un principio, porque no existían los mimbres para ello" han manifestado fuentes del restaurante sobre las causas del cierre.
"Era imposible que en menos de un año, un restaurante gastronómico como ERRO, en la ubicación en la que se encuentra, diera buenos números, pero lo que sí se consiguieron fueron todos los reconocimientos posibles en tan poco tiempo. No dio tiempo a nada más" lamentan desde ERRO, que en menos de un año de rodaje consiguieron colarse entre las novedades de las recomendaciones de la Guía Michelin el pasado mes de noviembre y se alzaron con su primer sol Repsol en febrero.
En su hoja de ruta estaba la primera estrella, "desde luego era uno de los objetivos por los que estábamos trabajando cada día. Tanto la estrella como la estrella verde, porque creíamos firmemente que nuestra cocina silvestre era una apuesta total por la sostenibilidad. Lo que sí obtuvimos fue nuestro primer sol de la Guía Repsol, que confiábamos en que por supuesto nos diera mucha más visibilidad y clientes, pero no tuvimos tiempo, ya que tres semanas después de recibirlo, se cerró el restaurante" comparten.
Quizás este compromiso con el comensal de defender el reconocimiento recibido fue una de las cosas que más pesaron para el equipo de Erro, que recibieron la noticia "con una tremenda pena, porque todos creíamos en el proyecto y sabíamos que íbamos por el buen camino, como así nos lo demostraba la cada vez mayor confianza de los clientes y los reconocimientos que recibimos, tanto de guías gastronómicas como de medios de comunicación especializados. Nos duele muchísimo no haber podido dar respuesta a esa confianza".
Desde que dieran su último servicio un 26 de marzo, obligados por la insuficiencia de fondos, "la situación durante estos tres últimos meses ha sido de incertidumbre total y seguimos esperando a que se resuelva nuestra situación para poder continuar con nuestra vida y buscar otras salidas profesionales" manifiestan desde el restaurante, que ha cerrado "sus puertas definitivamente y con la pena de que sea recordado por muchos por su abrupto final más que por lo que logramos en tan solo 10 meses".
Por su parte, Jorge, que desde Erro volvía a la raíz del entorno practicando una cocina silvestre a base de recuperar productos en desuso para ponerlos en valor, acudiendo a técnicas históricas, ya tiene preparadas las maletas para embarcarse con ilusión en su próxima aventura y dejar esta de sabor amargo atrás. Dentro de 15 días Venta Moncalvillo será su nueva casa, donde pasará a formar del área creativa del restaurante. Para Jorge es "un proyecto que adoro, siempre lo he puesto como ejemplo por tener una filosofía muy parecida a la mía, la biodinámica".
No es el único caso similar al de Erro que nos deja la actualidad gastronómica, algo más alejada de ella quedan otros que no pudieron hacer frente a una situación, en la mayoría de los casos, derivada de problemas económicos. Agua e Sal es otro de los que cerraron tras un corto periodo de vida y tras haber conseguido la primera estrella.