‘Science’ elige al lenacapavir, el primer fármaco que inmuniza contra la infección del VIH-SIDA, como avance del año
- Dos inyecciones al año de este nuevo antirretroviral bastarían para inmunizar contra el VIH-Sida con una eficacia cercana al 100%.
- Más información: Los nuevos casos de VIH-SIDA diagnosticados el año pasado aumentaron un 12% en Europa, y más de la mitad eran tardíos
El lenacapavir, un nuevo fármaco inyectable que previene la infección por VIH durante seis meses con una eficacia que roza el 100%, ha sido escogido por la revista Science como avance científico del año. La publicación científica destaca el portencial de este tratamiento, que se encuentra en fase de ensayo con vistas a aprobarse en 2025, para reducir drásticamente las infecciones en poblaciones de alto riesgo y en países con una gran incidencia del SIDA.
Los editores de la revista recuerdan que, pese a décadas de intensa investigación internacional, el VIH infecta a más de un millón de personas anualmente en todo el mundo. Los ensayos con mujeres y adolescentes en países africanos han reportado una eficacia casi completa, así como en grupos de género diverso en varios continentes. Queda por delante el reto, recuerdan, de asegurar "la asequibilidad, los acuerdos de fabricación y una infraestructura sanitaria robusta".
"Lenacapavir es el primero de una nueva familia de antirretrovirales que inhiben la formación de la cápside del VIH", explica Josep Mallolas, jefe de la unidad VIH-SIDA del Hospital Clínic-Barcelona, en declaraciones a Science Media Centre. "La administración subcutánea de lenacapavir cada seis meses previene en un 100 % la posible infección por el VIH. En el desarrollo clínico de lenacapavir está previsto su uso en profilaxis y en tratamiento de las personas infectadas junto a otros antirretrovirales. Sin duda merece ser considerado como el avance médico más importante de este año”.
El hecho de que los efectos del lenacaparavir duren medio año es una revolución, argumentan los editores, porque reduce los problemas de adherencia al tratamiento que se han visto con los fármacos de profilaxis oral, que se deben tomar a diario, o las inyecciones cada dos meses. En combinación con otros avances biomédicos, celebran, este fármaco puede significar un punto de inflexión frente a una crisis de salud global que se prolonga desde hace más de medio siglo.
"Las herramientas de prevención de acción prolongada (CAB-LA y LEN) tienen la capacidad de cambiar la forma en la que se enfocan tanto la prevención como el tratamiento del VIH", destaca Adrián Alonso Ruiz, responsable de Investigación y Promoción de Salud por Derecho. Pero matiza: "En un momento en el que existen tratamientos y herramientas de prevención como el lenacapavir, que pueden ayudar a cumplir los objetivos de ONUSIDA, estas herramientas permanecen inaccesibles a millones de personas que lo necesitan".
Así, destaca que "el medicamento cuesta en torno a los 40.000 dólares por persona al año, pese a que estudios muestran que puede ser producido por 40 dólares por persona y año". Además, Alonso Ruiz denuncia que "la estrategia de acceso de la compañía comercializadora deja fuera a países que por criterios de salud pública deberían estar incluidos". Y subraya que el editorial sobrevalora a Estados Unidos como "actor en la expansión del acceso global a los tratamientos para el VIH", mientras "olvida" a los párticipes de la lucha contra el SIDA fuera del laboratorio.
"Para asegurar los avances científicos que han hecho posible el desarrollo de las terapias contra el VIH, fue fundamental la lucha de miles de pacientes y de miembros de las comunidades más afectadas, como la LGTBIQ+, personas que utilizan drogas o comunidades en múltiples países de África subsahariana", prosigue.
"Campañas como las organizadas por ACT UP ayudaron a reducir el estigma, aumentar la visibilización del problema y el sufrimiento de las comunidades. No reconocer el esfuerzo de todas estas comunidades en la mejora del acceso y del desarrollo de nuevas terapias contribuye a la marginalización y estigmatización", concluye Alonso Ruiz.