El peor temor sobre el Ozempic se esfuma: dos estudios rechazan su relación con los suicidios
Las agencias reguladoras del medicamento de Estados Unidos y Europa vigilan la semaglutida por su posible interacción con la salud mental.
6 septiembre, 2024 02:36Los medicamentos análogos del GLP-1 han supuesto toda una revolución en el tratamiento de la obesidad. Además, estos fármacos, que fueron originalmente pensados para tratar la diabetes, no han dejado de sorprender con sus posibles usos alternativos. Sin embargo, la euforia por los beneficios de los análogos de GLP-1 se ha difuminado en los últimos meses al haber sospechas de que uno de ellos, la semaglutida, podría aumentar el riesgo de tener pensamientos y conducta suicidas.
En este sentido, este martes se han publicado dos estudios en la revista científica JAMA Internal Medicine que desmienten esta relación. El primero de estos trabajos estuvo dirigido por la Facultad de Medicina Perelman en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, y asegura que tomar semaglutida —conocida en el mercado como Ozempic— no aumenta el riesgo de síntomas depresivos, pensamientos o conducta suicida en personas que no tienen trastornos mentales graves conocidos.
La Universidad de Pensilvania realizó cuatro ensayos clínicos, conocidos como STEP 1, 2, 3 y 5 que fueron, en su momento, decisivos para que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobase la semaglutida en 2,4 miligramos para tratar la obesidad. El objetivo de estos trabajos fue estudiar cómo afectaba el tratamiento de la obesidad con semaglutida a los participantes y ahora el equipo científico de Thomas Wadden, profesor de Psicología en Psiquiatría y exdirector del Centro de Trastornos de la Alimentación y del Peso de la Universidad de Pensilvania, has revisado estos datos.
Ensayos STEP
En total, los estudios STEP cuentan con datos de más de 3.500 participantes: "Los ensayos STEP aportan pruebas sólidas de que la semaglutida 2,4 mg reduce el peso corporal y mejora numerosas complicaciones de salud asociadas a la obesidad. Nuestros nuevos análisis proporcionan garantías de que el medicamento, cuando lo toman personas que no tienen problemas de salud mental importantes, no aumenta el riesgo de depresión, pensamientos suicidas o conducta suicida", asegura Thomas Wadden.
Ahora bien, el científico recomienda elaborar más estudios sobre la seguridad de la semaglutida en personas con trastorno depresivo mayor, otros trastornos mentales graves o personas con antecedentes de intento de suicidio. Este tipo de participantes no está incluido en los ensayos STEP. Para analizar la salud mental de los participantes, los científicos se valieron del Cuestionario de Salud del Paciente-9 (PHQ-9) y la Escala de Calificación de Gravedad del Suicidio de Columbia.
Con estos métodos, los autores buscaron evaluar los cambios en síntomas depresivos y el comportamiento suicida de los participantes. En todos los ensayos STEP se observó que los pacientes tratados con semaglutida no mostraban un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves de depresión, pensamientos o comportamiento suicida con respecto a los pacientes que tomaron placebo. Tan sólo el 1% de los participantes, tanto los que tomaron semaglutida como los que tomaron placebo, mostraron síntomas de ideación o comportamiento suicida.
Mantener la vigilancia
Por su parte, el 2,8% de los participantes que tomaron la semaglutida dijeron estar experimentando depresión, frente al 4,1% de los que recibieron placebo. Los autores explican que estas tasas se corresponden con las de la población general. El segundo estudio que se publica en JAMA Internal Medicine este martes se ha llevado a cabo en Suecia y Dinamarca, y en esta ocasión se han analizado datos de 124.517 usuarios de semaglutida comparados con un grupo mayor de personas que usaban otros fármacos para la diabetes.
"La muestra a analizar procedía de los datos de registros nacionales de pacientes de ambos países y compararon semaglutida con inhibidores del cotransportador sodio-glucosa (SLGT2) —ambos fármacos ampliamente utilizados en la sintomatología de la diabetes tipo 2—. Ninguno de los dos estudios encontró diferencias entre los grupos tratados con estos fármacos y sus respectivos controles", detalla María Josefa García Barrado, profesora titular de Farmacología e investigadora del grupo Neuroendocrinología y Obesidad de la Universidad de Salamanca a Science Media Centre (SMC).
La experta señala que ambos estudios están bien elaborados y sus conclusiones han sido correctamente validadas, pero "es preciso mantener una vigilancia continuada para poder asumir, de una forma definitiva, la inexistencia de relación entre el tratamiento con análogos del GLP-1 y la ideación de suicidio o cambios en la salud mental". Según García Barrado, estos resultados contribuyen a tranquilizar a los usuarios, pero no responden por completo a "la pregunta de si estos medicamentos son completamente seguros para nuestra salud mental".
Esto se debe a que el estudio de la Universidad de Pensilvania no contó con pacientes que hubieran manifestado "depresión leve y antecedentes de depresión mayor, esquizofrenia o trastorno bipolar en los dos años anteriores a la participación". Aunque en el estudio realizado en Suecia y Dinamarca sí se contó con ellos, no se tuvo en cuenta si los participantes abandonaron el tratamiento. De todas formas, la experta señala que ahora mismo no hay evidencia de que la semaglutida aumente la ideación y el comportamiento suicida.