El currículum de Josep Tabernero está lleno de siglas. Ha sido presidente de ESMO (la Sociedad Europea de Oncología Médica), miembro de ASCO (la sociedad estadounidense) y de la AACR (Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer), dirige el VHIO (Instituto de Oncología del Vall d'Hebron) y hace unos meses ingresó en el IEC (Institut d’Estudis Catalans). Y estas no son ni la mitad de siglas de su vida.
Pero lo que más destaca de este oncólogo es su afabilidad. Siempre atiende con una sonrisa, siempre responde con calma, espíritu didáctico y yendo al detalle. Quizá es la humildad de enfrentarse a una enfermedad que en realidad son cientos de enfermedades, completamente distintas unas de otras, para la que el camino (diagnóstico, tratamiento, seguimiento) siempre es distinto para cada paciente.
Por eso, cuando se le pregunta por grandes avances frente a la enfermedad con motivo del Día Mundial contra el Cáncer que se celebra este domingo, los pone en su justa medida. Ni los castillos en el aire del pasado, cuando se oía con demasiada frecuencia esa frivolidad de curar el cáncer, así, en general, en boca de muchos prebostes del campo, ni el esfuerzo denodado por quitar ilusiones que algunos médicos e investigadores actuales defienden para cortar cualquier conversación sobre el tema.
Hace años era frecuente oír a los investigadores declaraciones grandilocuentes del tipo "vamos a curar el cáncer en 10 años". Ya nadie lo hace. ¿Qué ha pasado?
A veces se dan mensajes optimistas para transmitir entusiasmo a la población. Pero desde hace muchos años sabemos que el cáncer no es una sola enfermedad, son múltiples enfermedades. Tenemos diferentes tipos de tumores; dentro de cada tipo, tenemos diferentes subgrupos basados en distintas alteraciones genéticas, etc. Esto hace pensar que es una enfermedad extremadamente compleja.
El cáncer se asocia al envejecimiento. La mayoría de tumores aparecen en edades medias o avanzadas de la vida, con lo cual es lógico pensar que es una enfermedad que se produce por varios eventos que provocan la degeneración de las células. Se altera el material genético y estos eventos múltiples hacen que las células comiencen a crecer.
¿Por qué digo esto? Nosotros sabemos que la longevidad en España está muy bien situada, estamos entre el segundo y el tercer lugar del mundo tanto en hombres como en mujeres, y claro, tenemos más posibilidades de llegar a desarrollar un cáncer por el simple hecho de que vivimos más.
Podemos decir que cada vez estamos controlando mejor el cáncer. En algunos casos, curando la enfermedad porque la diagnosticamos precozmente y tenemos más armas terapéuticas; en otros casos, cronificándola, pero todavía quedan casos donde los resultados no son los que queríamos.
Dicho esto, hemos de aprender a convivir con esta enfermedad, pero es verdad que el 45-50% de los casos los podemos evitar. Hay que luchar por incrementar toda la investigación en prevención y, luego, a implementar las medidas que nos ayuden a reducir la incidencia de cáncer basado sobre todo en cosas externas, tóxicos que recibimos a lo largo de la vida, donde nos queda mucho por hacer.
Quedaría el 55% restante, que probablemente no lo podemos evitar porque vamos a vivir más, y, por tanto, hemos de hacer lo posible para diagnosticarlo de la manera más rápida posible y dar los mejores tratamientos para controlarlo.
A pesar de todos los avances en el tratamiento, uno de cada tres muertes por cáncer se debe a factores prevenibles. ¿Estamos enfocando mal la lucha contra el cáncer?
La estamos enfocando parcialmente bien. Estamos haciendo mucho en implementar los programas de screening que ya se sabe que funcionan bien: mama, ginecológico, colon y recto… Probablemente implementaremos el screening de cáncer de pulmón y otros que vendrán.
Estamos haciendo bien el programa de vacunaciones de los tumores relacionados con infecciones víricas: papilomavirus, hepatitis B.
Lo que no estamos haciendo bien es quizás lo más sencillo, pero depende mucho del grado de educación: prevenir los tóxicos que tenemos en la vida. La guerra contra el tabaco tiene que ser más dura todavía: el tabaco causa alrededor del 30% de los tumores en el hombre, el 20% en las mujeres.
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Hay que disminuir el consumo de alcohol; la dieta tiene que ser más equilibrada, más vegetales, menos grasas animales; controlar la obesidad, hacer ejercicio… Prevenir la exposición excesiva de la radiación solar, prevenir la radiación, tanto médica pero también la natural en las zonas donde hay radón (afortunadamente, en España esto no es tan grave).
Si vas a un supermercado, tenemos cada vez más comida preparada, productos que tienen aditivos, y no sabemos qué hacen a medio o largo plazo. A veces nos llega el mensaje de que no podemos comer embutidos: los embutidos antiguos se preparaban con magro, sal y pimienta, y nada más, y esto funcionaba bien. Ahora estamos comiendo muchos embutidos que tienen aditivos que no conocemos bien el daño que nos hacen.
Tenemos que implementar la educación de comer sano, más fibra, más vegetales y hortalizas, y entender que la comida hay que prepararla en casa. Ahora queremos la inmediatez, es más fácil calentar algo precocinado. Tenemos que dedicarle tiempo a la cocina. Esto no tiene que ser necesariamente más caro. Sí que tenemos que incrementar es el tiempo de preparación, y aquí podemos hacer mucho y no se está haciendo prácticamente nada.
Un artículo que acaba de publicar Nature llama a cambiar la clasificación del cáncer basada en órganos a otra basada en sus características moleculares. ¿Está obsoleta la clasificación por órganos?
Si solo lo hacemos por órganos, está obsoleta. Con los primeros que empezamos [a hacerlo de forma distinta] fueron los tumores hormonodependientes, como el cáncer de mama o de endometrio. Esto fue hace 40 años.
Recientemente, ya estamos hablando de enfermedad HER2+, que empezó en cáncer de mama pero vimos que un subgrupo de tumores gástricos también lo tenían, también de pulmón, de colon... Los tratamientos son los mismos independientemente de que sean cáncer de mama, gástrico o de pulmón, lo que manda es el oncogén, el gen más importante para que las células crezcan.
Antes había solo estudios clínicos dirigidos a una enfermedad, por ejemplo, cáncer de mama metastásico. Hoy en día hacemos estudios basket, 'cesto' en español, que no son para cáncer de mama sino para tumores que tengan una alteración específica –HER2, BRAF–, diferentes tipos de tumores a la vez.
Dicho esto, el tratamiento basado en la alteración genética molecular es el de medicamentos, el resto –cirugía, radioterapia– depende mucho de la localización.
Llevamos hablando de medicina personalizada desde principios del siglo XXI pero no ha sido hasta ahora cuando se ha consensuado un catálogo común de pruebas genéticas en la sanidad pública. ¿Se han perdido oportunidades?
Este catálogo, a nivel de hospitales y comunidades, se ha estado haciendo desde hace 15 años. En cáncer de pulmón hace mucho que determinamos de rutina mutaciones EGFR, ROS, etc. El Ministerio de Sanidad ha armonizado esto. Esta acción, aunque haya sido tarde, es buena para consensuar esto. Y en ciertas cosas deberían hacerlo de forma más frecuente.
El Covid, con lo malo que ha tenido, ha tenido también cosas buenas. Se ha reforzado el papel del ministerio en tomar decisiones generalizadas aplicables a todas las comunidades. Incluso la UE: el Parlamento no tenía competencias en sanidad, pero antes del Covid se empezó a escribir el 'Beating Cancer Plan'.
Esto se empezó a gestar antes de la Covid pero, a raíz de la pandemia, se ha generado un documento muy importante para tener un margen de referencia para que los países apliquen acciones para prevenir el cáncer y tratarlo correctamente.
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Ahora que la Unión Europea está en una situación de crisis, está tomando acciones en áreas de salud relevantes para los ciudadanos. Más vale tarde que nunca y creo que se tomarán más acciones.
El 'Beating Cancer Plan' dice que, idealmente, en 2030, el 90% de los enfermos diagnosticados de cáncer en Europa, en algún momento de su diagnóstico y tratamiento, sean evaluados por un centro acreditado. Esto da garantías de calidad.
Esto no quiere decir que el tratamiento se tenga que hacer en centros grandes acreditados, pero que haya un control y que las cosas se hagan más homogéneamente. Esto es bueno: no es cambiar el sistema sanitario sino dar un paso más, acreditar a los centros para un problema tan grave.
BioNTech, Moderna y otras compañías están haciendo grandes anuncios sobre las vacunas terapéuticas para el cáncer, diciendo que llegarán antes de 2030. ¿Se los cree?
Sí, pero no únicamente. Tanto Moderna como BioNTech estaban haciendo vacunas ARNm contra el cáncer antes del Covid. Ya tenemos resultados en enfermedades como melanoma en que dar inmunoterapia más vacuna ofrece mejores resultados terapéuticos que dar solo inmunoterapia con los medicamentos convencionales.
¿Qué sentido tiene esto? Muchas veces, los tumores crean sus propios mecanismos de defensa para que el sistema inmune no reconozca al tumor que se está creando como algo dañino. ¿Qué hacen las vacunas? Bypassear esto. Cogen un fragmento de tumor, miran las proteínas anómalas tienen esas células tumorales con respecto a las normales, crean el ARNm que genera esas proteínas anómalas y lo inyectan en otra parte del organismo.
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Con lo cual, estás poniendo ARN que codifica estas proteínas anómalas en el brazo, por ejemplo. Ahí, el sistema inmune sí puede reconocerlos porque ahí el tumor no ha hecho ninguna pantalla para evitar que el ARN contacte con el sistema inmune. Entonces, el sistema se educa contra el tumor y puede actuar donde esas pantallas habían creado un clima de confort al mismo.
La teoría es perfecta, tenemos datos ya de que esto va a funcionar en algunas enfermedades que no responden a la inmunoterapia por este motivo. Esto va a tener mucho futuro. ¿Para todos los tumores? Yo creo que no. Es como todo en cáncer, hemos avanzado mucho en la evolución de los tratamientos: quimioterapia, tratamientos dirigidos a dianas del tumor, inmunoterapia, radioterapia selectiva… Todo va enfocado a algún subgrupo de tumor.
Otra pregunta que suele hacerse: ¿Se va a sustituir la quimioterapia? Esta continuará existiendo porque, si tienes enfermedades que la quimio cura al 95%, como son los tumores germinales, no vamos a cambiar una cosa que funciona muy bien por otra que no sabemos cómo funcionará. Ahora, en las enfermedades cuyos resultados no son todavía los que queremos hay que acoplar diferentes tratamientos.
Las vacunas van a tener un impacto relevante, pero todavía estamos en los primeros pasos.