Hay personas a las que tragarse una pastilla les supone todo un reto. Usar una cuchara, mezclarla entre la comida, masticarla o triturarla antes son algunas de las artimañas que llegan a utilizar con tal de ingerirla. Ahora, el farmacéutico salmantino Guillermo Martín —más conocido en redes sociales como @farmacia_enfurecida— promete en uno de sus vídeos el truco 'definitivo' para tragarte la pastilla sin enterarte de nada.
"Si te cuesta tragarte una pastilla, lo estás haciendo mal", asegura Martín al comienzo de su publicación. Según este farmacéutico, la mayoría de nosotros lo que hace es metérsela en la boca, coger un vaso de agua y beber para que la pastilla baje por la garganta. "Esto es un error".
Por descabellado que parezca, el problema principal se encuentra en el recipiente que utilizamos. "Tienes que cambiarlo por un vaso de Jägermeister [o lo que es lo mismo, aquel que se utiliza para tomar un chupito]", recomienda Martín, que acumula más de medio millón de seguidores entre sus cuentas de Instagram y TikTok.
Los seguidores de @farmacia_enfurecida no han tardado en bromear con la recomendación del farmacéutico. "¿Hay que probar con varios tragos de Jägermeister antes? Pregunta seria", apuntaba uno de ellos. "Lo estuve haciendo mal todo el tiempo [emoji de cara triste]", se lamentaba otro usuario.
La postura recomendada
Más allá de esta irónica recomendación, lo cierto es que algunos estudios han demostrado que hay posiciones y horas que son mejores para absorber el fármaco. Así es, un trabajo realizado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, explica que los cambios en la postura corporal pueden generar variaciones de hasta el 83% en la cantidad de medicamento que es vertido del estómago al intestino delgado, donde será absorbido.
La razón de esta variabilidad es que nuestra postura influye en los movimientos del estómago a la hora de hacer la digestión, lo que se conoce como motilidad intestinal. Las contracciones del estómago inducen presiones que pueden generar trayectorias complejas en la píldora, lo que resulta en variaciones en la tasa de disolución del medicamento y en un vaciado no uniforme en el duodeno.
Así, si manteniendo una postura erguida se liberarían de media 0,016 miligramos, al estar semitumbado bocarriba aumentarían a 0,024 miligramos. Lo más sorprendente, no obstante, es cuando nos recostamos (con un ángulo de 45 grados) hacia uno u otro lado: si lo hacemos sobre el lado derecho, nuestro cuerpo absorbe 0,052 miligramos; si lo hacemos sobre el izquierdo, no asimila prácticamente nada.
Pese a los resultados del estudio, el experto de la Dirección de Servicios Farmacéuticos del Consejo General de Farmacéuticos, Carlos Fernández, reconoció en este artículo de EL ESPAÑOL que todavía es pronto para aplicar sus resultados. "Se trata de una simulación y, por tanto, no podemos tomarlo al pie de la letra, no se pueden extrapolar directamente a la clínica sin estudios de confirmación".
Cuál es la mejor hora
Es cierto que las guías de práctica clínica no mencionan cuándo se deben ingerir los medicamentos en el caso de los pacientes hipertensos. Sin embargo, un estudio español, que fue publicado en la revista European Heart Journal y en el que participaron 20.000 individuos, reveló que existen diferencias entre la medicación por la mañana y los que lo hacían antes de irse a la cama.
Los pacientes fueron seguidos durante una media de más de seis años. En ese periodo, la presión sanguínea de los afectados se medía al menos una vez al año de forma continuada, a lo largo de 48 horas.
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Los resultados han demostrado que la hora en la que se toma la medicación es clave a la hora de reducir el riesgo cardiovascular, ya que implica unas diferencias muy significativas en los parámetros estudiados: riesgo de muerte por un ataque cardiaco y de sufrir éste y otros accidentes cardiovasculares.
"Los resultados de este estudio muestran que los pacientes que toman su medicación para la hipertensión de forma rutinaria a la hora de acostarse, en comparación con quienes lo hacen al levantarse, tiene mejor controlada la presión sanguínea y, más importante, un riesgo significativamente menor de muerte y enfermedad del corazón y los vasos sanguíneos", explicó en un comunicado el director de los laboratorios de Bioingeniería y Cronobiología de la Universidad de Vigo y autor principal del estudio, Ramón Hermida.