La polio resurge en Occidente. Las autoridades sanitarias del Estado de Nueva York (Estados Unidos) confirmaban a finales de julio un caso de contagio. Una semana después, advertían de la detección del virus en aguas residuales, al igual que ha sucedido en Londres. La situación no hace más que empeorar una crisis sanitaria que empezó con la Covid y que, ahora, mira con atención a la viruela del mono, la cual, como la polio, había desaparecido en gran parte del mundo. Con este panorama, es inevitable plantearse una pregunta ¿por qué resurgen y cómo se extienden estas enfermedades?
"No resurgen, es que no han desaparecido nunca", explica José Muñoz, médico del Servicio de Salud Internacional y Medicina Tropical del Hospital Clínic de Barcelona e investigador de ISGlobal.
Efectivamente, la polio es todavía endémica en dos países, Afganistán y Pakistán. Además, en 2022, Mozambique declaraba un brote causado por el virus salvaje y Malaui confirmaba un caso. "Mientras haya un sólo niño infectado, los niños de todos los países corren riesgo de contraer la poliomielitis", advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El aviso de la OMS cuadra con el comunicado emitido por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés): "La preocupante aparición de brotes de poliovirus, que surge y circula debido a la falta de inmunidad en la población, muestra el riesgo potencial de una mayor propagación internacional". El peligro de la polio es que es muy contagiosa.
Lugares olvidados
Mientras, la viruela del mono se mantiene endémica en países africanos: Benín, Camerún, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Gabón, Costa de Marfil, Liberia, Nigeria, República del Congo, Sierra Leona, Sudán del Sur y Ghana.
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"Hay unos cuantos casos de viruela del mono en el norte global y parece que sea el fin del mundo, pero cada vez que tenemos un brote en el sur global nadie habla de ello", denunciaba al respecto Oyewale Tomori, miembro de varios comités de salud de la OMS. A pesar del reproche, avisaba: "Lo que vemos en Europa es una amplificación del patrón de África".
Hablando de patrones, el caso recuerda, salvando las distancias de magnitud y gravedad, a lo que sucedió con el sida. El primer caso verificado de VIH proviene de una muestra de sangre tomada en 1959 a un hombre de Kinshasa, en la República Democrática del Congo. No fue hasta que el virus comenzó a expandirse por el mundo cuando llamó la atención de las autoridades sanitarias. También es una muestra de la 'globalización de las enfermedades'.
Muñoz comparte las palabras de Tomori: "Nos miramos tanto el ombligo que no vemos lo que pasa en el resto del planeta, pero, hoy en día, con los movimientos de gente y los transportes, lo que pasa en China nos importa y lo que pasa en Brasil nos importa". El médico pone así sobre la mesa el concepto de salud global. "En España no hay polio, pero en Nigeria sí y hay gente que viaja en avión a esos países y luego regresa. Tenemos que mirar más allá, eso es la salud global".
El experto acaba de sentar la base de la primera respuesta a qué está pasando: los movimientos entre poblaciones, ya sea por motivos laborales, lúdicos o migratorios. Sólo hay que ver la cifra que aporta el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) sobre movimientos forzosos: 89,3 millones de personas se vieron obligadas, en 2021, a abandonar sus hogares.
Datos como estos deberían obligar a las autoridades sanitarias a mirar más allá de sus fronteras. María Tomás, médico microbióloga del Hospital de A Coruña y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), coincide con las palabras de Muñoz, la globalización es una de las causantes de la vuelta de estas enfermedades.
Las vacunas, la clave
La experta, por su parte, aporta otra teoría para explicar la propagación, la baja tasa de vacunación que hay en algunos países, ya sea por falta de recursos o, por como se ha evidenciado con la Covid, la proliferación de corrientes antivacunas.
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Eso último puede parecer residual, pero los negacionistas tienen bastante fuerza y extensión en algunos países. Es más, a comienzos de este agosto, se conocía la noticia del suicidio de la médica austríaca Lisa-María Kellermayr, acosada hasta la muerte por los antivacunas del país, concretamente de los partidarios de la teoría Querdenken.
"Lo que hay que potenciar es la vacunación, que es la única vía que tenemos para erradicar estas enfermedades", insiste María Tomás, que ejemplifica con el caso de Londres los problemas que pueden venir si no se aplica esta medida: "Lo que ha ocurrido con la polio allí es que tienen una tasa muy inferior de vacunación, en torno al 80%".
La OMS confirma sus palabras. Para tener una protección eficaz contra dicho virus, el porcentaje debe ser superior al 90%. "Si a esto le sumas que es una ciudad muy cosmopolita y que, probablemente, habite gente que haya recibido la vacuna oral, pues ahí tienes la explicación".
Tomás se refiere a que existen dos tipos de vacunas de la polio, una inyectada, sin el virus activado; y otra oral, con el patógeno debilitado, pero no muerto. Con esta última, es poco probable, pero existe la posibilidad de que pueda contagiar a otras personas.
En España, la fórmula que se aplica es la inyectada. Además, según datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el porcentaje de personas vacunadas se eleva al 95%. "En ese caso, aquí no corremos ningún riesgo", tranquiliza la microbióloga.
Enfermedades 'zombis'
Aunque la poliomielitis no vaya a suponer un gran problema en nuestro país, evidencia la importancia de una correcta pauta vacunacional, cosa que se ha podido comprobar con el resurgir de otras enfermedades zombis. Por ejemplo, la ONU alertaba de un inusual crecimiento del 79% de los casos de sarampión en los dos primeros meses de 2022. En 2019, sólo en el Congo se cobró 6.000 vidas.
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En España, hace una década, esta afectación se daba casi por erradicada, pero en los últimos años han ido surgiendo brotes esporádicos, la mayoría de casos importados. La explicación para el contagio es que la vacunación sistemática de la triple vírica (que cubre sarampión, paperas y rubéola) se introdujo en 1981. Por eso, el Ministerio de Sanidad recomienda que se vacunen también los nacidos antes de ese año.
"Hay que incidir mucho en la importancia de las vacunas, sobre todo ahora que el cambio climático va a favorecer que ciertas infecciones se extiendan", sentencia María Tomás.
La amenaza del cambio climático es algo que también advierte José Muñoz. Es más, el médico confiesa que, actualmente, están muy atentos a la extensión del dengue. En Perpignan (Francia) se han detectado varios casos autóctonos, es decir, las personas que lo contrajeron no habían viajado a ninguna zona de riesgo, sino que habían sido picadas por un mosquito tigre transmisor. "El clima va a provocar que estas enfermedades tengan más capacidad para multiplicarse, con el mosquito tigre lo vemos y con algunas garrapatas, como la que transmite el Lyme lo tenemos clarísimo".
Según un informe publicado por el ISCIII, entre 2005 y 2019, las hospitalizaciones por Lyme aumentaron en España un 191%. Hasta ahora, la garrapata que la causa se localizaba en Estados Unidos.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, también transmitida por la picadura de una garrapata, es otra de las enfermedades que preocupa. El pasado 8 de agosto fallecía un hombre a causa de ella y Sanidad confirmó un contagio más.
La próxima pandemia
Llegados a este punto, con la 'globalización de las enfermedades' cabe preguntar: ¿estamos cerca de la próxima pandemia? "El espectro de enfermedades que pueden, entre comillas, amenazar la salud de nuestra población y que no están ahora mismo en España es relativamente amplio", responde José Muñoz. "Lo que tenemos que hacer es meter fondos en innovación e investigación para crear mecanismos de identificación que ahora mismo no existen".
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La SEIMC, por su parte, editaba este pasado junio un documento titulado Las enfermedades infecciosas en 2050. Cómo serán las enfermedades infecciosas en 30 años. La conclusión es bastante llamativa. Si nada lo impide, en ese tiempo, es probable que las enfermedades infecciosas sean la primera causa de muerte por enfermedad.
En el informe se tratan los problemas aquí expuestos, aunque María Tomás detalla que uno de los más preocupantes ni viene de fuera ni estaba erradicado: la resistencia a los antibióticos.
Según una investigación publicada en The Lancet, las infecciones causadas por bacterias resistentes a antibióticos matan al año a 1,2 millones de personas, más que el sida.
"Estamos inmersos en una pandemia silenciosa que se está fraguando ahora mismo. Si no tenemos armas para luchar, se va a convertir en una crisis sanitaria", advierte la médico, que se une a la clama de su colega: "Lo que hay que hacer es apostar por la ciencia y la innovación para estar preparados".