El cáncer de páncreas es despiadado: se trata de un tumor infrecuente en España, pero supone la tercera causa de muerte por cáncer, con una tasa de mortalidad del 90% según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Es particularmente difícil de tratar por su carácter asintomático. Solo se detecta cuando ha alcanzado un estado avanzado, y no responde bien a los tratamientos de última generación como la inmunoterapia.
El empleo de vacunas personalizadas de ARN mensajero, sin embargo, abre una nueva vía para sensibilizar al sistema inmune y 'reclutarlo' en la lucha contra el tumor. En un ensayo realizado con 16 pacientes que padecían adenocarcinoma pancreático ductal (PDAC), la fórmula 'cevumeran autogénico adyuvante' ha logrado activar los linfocitos T del sistema inmunológico para que reconozcan a las células cancerígenas por las mutaciones de sus proteínas -los neoantígenos- y ataquen.
Tal y cómo explica el artículo que publica hoy la revista Nature, los participantes recibieron vacunas de ARNm personalizadas que codificaban hasta 20 neoantígenos de sus propios tumores, analizados y secuenciados después de la extirpación quirúrgica. Además, se les administró atezolizumab, un 'inhibidor de punto de control inmunitario' (ICI) cuya función es vigorizar a los linfocitos T reactivos contra el cáncer que se han agotado durante el proceso.
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La combinación de la cirugía, la quimioterapia, el ICI inmunoterápico y finalmente la vacuna adyuvante de ARNm provocó una respuesta inmune positiva en la mitad de los participantes. Los análisis de sangre demostraron que tenían más linfocitos T; además, eran más específicos para combatir las células cancerosas. Como resultado, los pacientes con buena prognosis se encontraban libres de recurrencias del tumor pancreático 18 meses después de recibir la vacuna.
En uno de los casos de buena prognosis, destacan los investigadores, se había detectado una lesión en el hígado del paciente. Aunque todavía no había indicios de cáncer, se encontró una mutación genética que encajaba con la que sufría en el páncreas, lo que podía indicar un proceso de metástasis. Sin embargo, los linfocitos reactivos al neoantígeno también migraron hacia la lesión hepática. En la siguiente revisión, la anomalía había desaparecido, lo que sugiere que la activación de la respuesta inmune ayudaría a evitar la extensión a otros órganos del cuerpo.
El punto negativo, no obstante, reside en que la mitad del grupo no respondió bien a la vacuna. La mediana de reaparición de su cáncer fue de 13,4 meses tras el inicio del tratamiento. "Es probable que no beneficie a todos los pacientes", explica Ana Fernández Montes, oncóloga médica del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense y vocal de Pacientes de la Junta Directiva de SEOM. "Pero para aquellos en los que consigamos "estimular" al linfocito T, aparte de la quimioterapia, conllevará un incremento de las tasas de curación".
"Aporta mucha esperanza"
El sistema inmunológico elimina a diario células con mutaciones potencialmente cancerígenas, explica la especialista a EL ESPAÑOL, pero no responde con la misma eficacia en función del cáncer. "Sabemos que hay 'tumores fríos' o no respondedores a inmunoterapia como es el cáncer de páncreas, y 'tumores calientes' como es el melanoma, en el que sucede lo contrario". En ese último caso, el único tratamiento "factible a día de hoy" es la quimioterapia tras la resección para tratar de frenar la reaparición de células tumorales.
Otorgar la capacidad al sistema inmunológico de responder contra un 'tumor frío' como el pancreático mediante vacunas de ARNm "aporta mucha esperanza", valora la Dra. Fernández Montes. Los siguientes pasos serán identificar los biomarcadores predictivos que ayuden a determinar en qué pacientes funciona y en cuáles no. El tratamiento podría mejorarse "asociando otros inmunoterápicos" que amplíen la capacidad de respuesta, y comprobar si ayuda a eliminar la "toxicidad" asociada a la quimioterapia.
Ignacio Melero, catedrático de Inmunología de la Universidad de Navarra, investigador del CIMA y codirector del departamento de Inmunología e Inmunoterapia de la Clínica Universidad de Navarra, destaca en declaraciones a Science Media Centre la "hazaña" del desarrollo de la vacuna por BioNTech y Roche, compañías que trabajaban en paralelo en las del Covid-19. "Las vacunas ARNm personalizadas combinadas con inmunomodulación son claras candidatas a dominar los tratamientos en oncología, sobre todo aplicadas alrededor de la cirugía con intención curativa", concluye.