Sol, playa y una comida que enamora al mundo entero. En España tenemos muchos aspectos que mejorar, pero nuestro país también ofrece una serie de motivos que al menos deberían hacer de éste uno de los lugares más felices. Sin embargo, no es así, o al menos no estamos en el top 10 de los lugares más felices del mundo. Este tipo de listas la encabezan países con unas características que, en principio, no se asocian con este sentimiento: pocas horas de luz solar o bajas temperaturas, como sucede en Finlandia, el país más feliz del mundo según el Informe Mundial de la Felicidad 2023. Pero, ¿cómo se explica que los finlandeses sean más felices que los españoles?
El documento que elabora desde hace ya diez años el Instituto Gallup, con motivo del Día Internacional de la Felicidad que se celebra cada 20 de marzo, muestra que Finlandia no es una excepción: los países bálticos presentan una mayor felicidad que los del sur de Europa. Los resultados del último informe, que están basados en un promedio de tres años (2020-2022) sitúan también a Noruega y Suecia dentro de los 10 países más felices.
Los dos países menos felices siguen siendo Afganistán y Líbano, asolados por la guerra y la crisis extrema. En una escala de cero a 10, ambos tienen evaluaciones medias de la vida hasta cinco puntos por debajo de los 10 países más felices.
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El pódium sigue siendo inalcanzable, con Finlandia a la cabeza, seguido de Dinamarca e Islandia. Uno de los mayores saltos en la clasificación lo ha protagonizado Israel en cuarta posición, subiendo cinco puestos respecto al año pasado.
Cómo medir la felicidad
España, por su parte, ocupa la posición 32 en el informe de 2023. Cae tres puestos con respecto al del pasado año. Lugares como Uruguay, Taiwán o Costa Rica superan a nuestro país, además de algunos europeos como Francia, Rumanía o Estonia.
No sale bien parada si se compara con el país que lidera la clasificación. Aunque España, eso sí, vence a Finlandia en uno de los cinco marcadores que utilizan desde el Instituto Gallup para medir la felicidad. Así es, los españoles vivimos durante más años que los finlandeses con un buen estado de salud, según el citado informe.
No es de extrañar, puesto que España se sitúa entre las cuatro regiones del mundo con más esperanza de vida, por detrás de otros países como Japón, Suiza y Singapur, según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El resto de las variables del informe que cuantifican la felicidad son el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, el apoyo social, la libertad para tomar decisiones vitales y la ausencia de corrupción. Estos parámetros son los que tal vez explican que España no se encuentre a la cabeza de este tipo de clasificiones, como señala el profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y doctor en Psicología Guillermo Fouce.
"Estos informes son muy relativos. Depende mucho lo que pregunten y cuánto pregunten, que tiene que ver con cómo definimos la felicidad". Fouce entiende que existen tres aspectos claves que influyen en nuestra respuesta cuando nos preguntan si somos felices. El primero, sin ir más lejos, es que depende del momento en el que te realicen la pregunta.
Además, juega un papel importante el hecho de con quién nos comparemos. También depende de a qué le demos importancia para considerar que somos felices. En este sentido, el profesor de la UCM encuentra una gran diferencia, ya que la percepción de la felicidad es muy volátil. "Mientras los finlandeses tengan un concepto de felicidad que relacionen con llevar una vida segura, los españoles quizás lo vinculemos más con tener relaciones sociales, con reírnos incluso".
Este aspecto se vio deteriorado, sin duda, por la Covid-19. "Al haber un retraimiento de las relaciones, nos sentimos peor y en España provocó un estado de infelicidad mayor que en otros sitios".
Una de las coautoras del documento, la profesora de la Universidad Simon Fraser Lara Aknin, asegura que el informe de este año contiene muchas ideas interesantes. "Especialmente una por encima de todas, que tiene que ver con la sociabilidad". Y es que las cifras del mencionado informe revelan que las personas son un 25% más amables, generosas y altruistas que antes de la pandemia.
Fouce prefiere mostrarse más cauteloso al respecto: "Dependerá de cómo reubiquemos el concepto de felicidad a partir de ahora, y, por supuesto, de cómo salgamos de la crisis".
El profesor compara este tipo de informes con los que se realizan acerca de la pobreza. "Al principio, sólo se incluía la variable económica, pero después se introdujeron aspectos como la salud, la sanidad o la protección al desempleo". Por eso cree interesante que se deban repetir las mismas preguntas en momentos distintos para comprobar así si se ha producido una situación de empeoramiento.
Aunque, al final, la felicidad como un estado absoluto es muy difícil de llegar porque se trata de un proceso, como apunta Fouce. "La felicidad no sólo es relativa con respecto al momento actual, sino también en función de con quién me compare".