¿Cambio de hora sí o cambio de hora no? Este es el eterno debate que surge cada vez que toca retrasar o adelantar el reloj una hora. Aunque al final, como animales que somos, terminamos por acostumbrarnos, algunos estudios han cuestionado la viabilidad del cambio estacional de hora al atribuirle efectos nocivos en la salud humana. Parte de esta literatura científica fue la que utilizó la Comisión Europea (CE) cuando propuso abolir el cambio de hora en septiembre de 2018. Ahora, un trabajo realizado por investigadores españoles ha puesto en duda la fiabilidad de dichos informes.
"Podrían estar generando una alarma innecesaria". Esta es una de las conclusiones a la que llegan los físicos de la Universidad de Sevilla (US), José María Martín Olalla, y de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), Jorge Mira Pérez, en su análisis publicado en la revista Chronobiology International.
Con este trabajo han revisado los 13 artículos más citados en este campo: ocho de ellos midieron la influencia del cambio de hora en infartos de miocardio y en isquemias, y los cinco restantes lo hicieron en base a datos de accidentes de tráfico y en admisiones a urgencias por traumatismos.
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"Parece que hacemos el cambio de hora casi por gusto", apunta Martín, quien comenzó a interesarse por el cambio de hora tras observar que algunos estudios lo vinculaban con problemas de salud de una manera "bastante deficiente". Como si se tratara del policía bueno y el policía malo, Mira reconoce que él no es tan moderado como su compañero de investigación. "A él no le gusta que yo hable de bulos estadísticos. Pero es que leyendo algunos estudios tienes la sensación de que te vas a morir por el cambio de hora".
Amanecer a las 10
Pese a esta discrepancia, ambos coinciden en que existe un sesgo en el tamaño de la muestra de los estudios que han analizado. "Si la muestra es pequeña, con que el número de casos pase de cuatro a seis ya se puede decir que se ha producido un aumento del 50%", ejemplifica Mira.
Así, tras haber analizado la relación del riesgo estimado con el número total de casos investigados, los investigadores españoles han descubierto que la incidencia de los riesgos vinculados al cambio de hora de primavera es de un 5%, mientras que para el cambio de otoño no han detectado incrementos asociados.
Se trata de un porcentaje que no es demasiado grave, según señala Martín. "El incremento de los infartos de miocardio, las isquemias y los accidentes de tráfico es menor que el que encontramos habitualmente de una semana cualquiera a otra".
Mira se pregunta irónicamente entonces que si el riesgo es tan pequeño, por qué no se elimina de una vez por todas el cambio de hora. Este físico y divulgador gallego cree que quienes no apoyan su postura no han tenido en cuenta la orientación de la Tierra con respecto al Sol a lo largo de un año. "Durante los tres meses centrales del invierno, en Madrid el Sol cae con menos aplomo que en la Antártida, mientras que en los meses centrales de verano, lo hace con más aplomo que en el centro de Kenia".
Considera que este gran cambio de las condiciones solares es un motivo más que suficiente como para mantener el cambio de hora. De no ser así, la capital española no sería la única afectada. Y es que si se optara, por ejemplo, por el horario de invierno en la zona mediterránea amanecería entre las cinco y las seis de la mañana durante cuatro meses al año. "En cambio, si te quedas con el horario de verano, en Galicia estaría amaneciendo a las 10 de la mañana cuatro meses al año".
El cambio de hora es necesario cuando existen estaciones lo suficientemente diferentes, como ocurre en la latitud a la que se encuentra situada España, donde las condiciones solares varían entre invierno y verano. Nuestro país, como ya es sabido, debería tener el horario de Reino Unido. Aunque el investigador de la US piensa que no ganamos ni perdemos nada si tuviéramos la misma hora que Londres. "El día no depende del huso horario, da igual lo que marque el reloj. La gente al final busca hacer las cosas por las condiciones de luz que hay".
Según Martín, la hora no es más que un compromiso social para poder entendernos. "Sería muy complicado si a mis alumnos les digo que la clase empieza cuando amanezca, en vez de a las nueve".
Un cambio "absurdo" y "perverso"
Reino Unido no sólo es un ejemplo histórico de parlamentarismo, sino que en este aspecto también tienen una sólida experiencia, pues llevan más de 100 años aplicando el cambio de hora. Por este motivo, Martín lo tomó como ejemplo para uno de sus estudios, en el que comparó al país británico con Alemania, donde no se cambió la hora desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis del petróleo en 1979.
Esta interrupción en el cambio de hora provocó que los alemanes entraran a trabajar más temprano. "Más temprano quiere decir más de noche", apunta Martín. El investigador entiende que como la actividad humana empezó a colonizar esa parte de la mañana, como no había ocurrido antes, supuso un riesgo para la salud en forma de accidente de tráfico.
En España no tenemos tanta tradición como Reino Unido o incluso Alemania, pues el primer cambio de hora en nuestro país se remonta a 1974. O al menos, ese fue el primer "cambio de hora moderno", ya que, como descubrió Martín al ver el reglamento de las Cortes de Cádiz, en 1810 se realizaba un cambio de hora en los meses de mayo y octubre, correspondiente al cambio de hora actual.
Entonces, si en España llevamos desde tanto tiempo aplicando el cambio de hora y no supone un riesgo lo suficientemente validado para la salud, ¿cómo se explica que exista la posibilidad de que nos quedemos con un horario fijo?
Pues bien, la respuesta se encuentra a unos 4.000 kilómetros de distancia de nuestro país; en concreto, en Finlandia. Este fue uno de los iniciadores de la propuesta europea para acabar con el cambio de hora. Una iniciativa que, como exponen los físicos, venía sustentada en parte por la preocupación que generaron "los estudios alarmantes".
La medida llevó incluso a la Unión Europea a un acuerdo definitivo para suprimir el cambio de hora en 2019. Aunque se prorrogó hasta 2021. Terminó por no hacerse después de que los estados miembros no se pusieran de acuerdo sobre qué franja horaria adoptar en cada país. Martín califica de "perversa" la sola opción de tomar un tipo de decisión como ésta.
Pero, volviendo a Finlandia, ¿por qué el país nórdico mostró tanto interés en acabar con el cambio de hora? Mira responde claro y sin tapujos: "A los finlandeses se las suda el cambio de hora porque tienen variaciones de seis horas cada seis meses". También hay zonas en este país en las que pasan de 24 horas de día en verano a 24 horas de noche en invierno.
Martín, como señalo su compañero, se muestra un poco más moderado al respecto: "Es absurdo obligar a los países bálticos que practiquen el cambio de hora. Y también lo es prohibir que se practique en España, Portugal, Italia, Francia o Reino Unido no cambien la hora".
El fracaso de Chile
En Estados Unidos se repitió la misma situación el pasado año cuando el senador por California Marco Rubio propuso acabar con el cambio de hora. El político republicano representa a un estado en el que, por su cercanía con el trópico, apenas tienen estaciones. "A alguien que viva en Miami (Florida) le da igual el cambio de hora porque no lo necesita", apuntala Mira.
Sin embargo, no sucede igual en el resto del país. "O hacen que amanezca a las cuatro de la mañana en Nueva York o que lo haga a las nueve en Detroit", explica el investigador de la US. Por eso, la medida no obtuvo en la Cámara de Representantes la aprobación que sí consiguió en el Senado.
Aunque el apoyo a la suspensión del cambio de hora en este país, que se produjo el pasado 12 de marzo, va más allá de la política. Así es, un grupo de científicos emitió a finales del pasado año un manifiesto a favor de dicha postura. El artículo se publicó en Sleep, la revista oficial de la Sociedad de Investigación del Sueño de EEUU. En el número siguiente de esta misma publicación, Martín y Mira firmaron una carta en la que rebatían la posición de sus compañeros.
Ambos investigadores llevan años en la trinchera del cambio de hora. Mira está "convencido" de que los problemas de salud aparecerían en el caso de eliminar el cambio de hora. Reconoce, eso sí, que haría falta un experimento que lo evidenciara. "Un año en el que se pare el cambio de hora para que los científicos midamos cómo la gente enferma".
El único estudio que se asemeja a este experimento es el de su compañero Martín. Aunque las condiciones, por supuesto, han cambiado desde el siglo pasado hasta la actualidad.
De hecho, el caso más reciente del fracaso de no cambiar la hora lo representa Chile. En 2015 el país latinoamericano no cambió la hora. Retomó la medida de tener dos horarios al año siguiente, tras un análisis del Comité Ministerial (siete ministerios) y del estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). "Es muy fácil proponer eliminar el cambio de hora. Pero elegir entre las alternativas no lo son tanto", sentencia Martín.