La resistencia a los antibióticos representa un grave problema para la salud mundial. Un gran análisis publicado en The Lancet estimó que, en 2019, ésta fue la causa de 1,27 millones en el mundo, una cifra que supera a las provocadas por el sida o la malaria. Organizaciones como la OMS instan a todos los implicados a poner medidas. Uno de los agentes más señalados es la industria animal, pues representa más del 70% del consumo de antimicrobianos. Sin embargo, según un estudio, este sector está muy lejos de poner una solución.
Publicado en PLOS ONE y realizado por investigadores de Suiza, Bélgica e India, este nuevo análisis sobre tendencias mundiales del uso de antimicrobianos en animales advierte que, para 2030, su empleo habrá ascendido un 8%, pasando de 99.502 toneladas en 2020 a 107.472 toneladas para dicha fecha.
La cifra no pinta un panorama nada halagüeño, dado que el abuso y el uso indebido de antimicrobianos en animales contribuye al aumento de la amenaza que representa la resistencia a los antibióticos. Esto sucede porque, en ganadería, cuando comenzó a extenderse la aplicación de estos medicamentos, se percibió que, si se administraban en dosis subterapéuticas, se favorecía el crecimiento de los animales y se prevenían infecciones, por lo que este sistema se implantó de forma rutinaria en las granjas de producción.
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Sin embargo, cuando los antibióticos se emplean con mala praxis, como administrándose en esas dosis subterapéuticas, las bacterias más resistentes logran sobrevivir y hacerse más fuertes, transmitiendo esa capacidad a sus descendientes, dando a lugar a lo que comúnmente se denomina como 'superbacterias', es decir, cepas que son inmunes a los antibióticos y que representan un grave peligro para la humanidad.
Una amenaza grave
"La falta de antibióticos eficaces es una amenaza para la seguridad tan grave como la que representa un brote de enfermedad repentina y letal. La adopción de medidas contundentes y sostenidas en todos los sectores es esencial para hacer retroceder la resistencia a los antimicrobianos y mantener el mundo a salvo", expresaba al respecto el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Los resultados del nuevo estudio, realizado en base a predicciones del crecimiento de la población y, por ende, de la industria animal destinada a la alimentación, parece que van en la contra de lo expresado por el director de la OMS y pone en el foco a cinco naciones concretas: China, Brasil, India, Estados Unidos y Australia. Juntos, estos países constituían el 58% del consumo.
"La predicción es difícil, especialmente cuando se trata del futuro", comenta Bruno González-Zorn, catedrático del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y asesor de la OMS. Con esa cita de Niels Bohr, lo que el experto indica es que llevar a cabo una predicción sobre algo siempre será complicado, máxime teniendo en cuenta la cantidad de factores que pueden entrar en la ecuación y que, a su juicio, se han quedado fuera.
Los propios investigadores, en el apartado de limitaciones, así lo reconocen: "Las proyecciones dentro de este estudio se realizaron bajo un escenario. Como tal, cuando los países toman medidas para frenar la administración de medicamentos en animales en los próximos años, es probable que estas proyecciones sobreestimen el problema para 2030".
"Este estudio tiene su interés, pero no se han tenido en cuenta todas las circunstancias que pueden concurrir, como que cada vez se consume menos carne en los países en los que más está creciendo la población o las políticas que están dirigidas a la reducción del uso de antibióticos en animales", explica González-Zorn.
De este último punto, el investigador sabe mucho, ya que, desde España, se coordina un plan mundial de lucha contra la resistencia a los antibióticos en el que está implicado. En él, acogen a gobiernos de todos los países y regiones del mundo para formarles en políticas que pongan freno a este problema.
Nuestro país, de hecho, es un claro ejemplo de que las medidas pueden funcionar. A pesar de que en años anteriores hemos recibido un toque por parte de compañeros europeos por el alto índice de medicamentos que se empleaban en ganadería, poco a poco se han ido reduciendo las cifras y, en el último informe anual presentado por el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN), se aprecia una bajada del 56,7% en las ventas de antibióticos veterinarios con respecto al periodo anterior (2019-2020).
Reducir en un 30%
"Muchos de estos países con los que nos reunimos ya han suscrito que van a anular los antibióticos como promotores de crecimiento", avanza el catedrático. Esta práctica está prohibida en la Unión Europea desde 2006 y es una de las luchas de la OMS, que considera que los antibióticos de uso animal "sólo se deberían administrarse en animales sanos para prevenir una enfermedad si esta ha sido diagnosticada en otros animales de la misma cabaña o población de peces".
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Además, González-Zorn señala se están haciendo grandes esfuerzos desde distintas partes del sector para frenar el problema, como avances tecnológicos en vacunas que eviten la propagación de enfermedades, en lugar de tener que recurrir a la medicación; o la utilización de nuevos tratamientos probióticos y prebióticos. Así, sentencia: "Yo no creo que vaya a haber un aumento del consumo de antibióticos en animales para 2030".
Es más, el experto apunta a todo lo contrario, que se va a reducir. "Desde la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) estamos inmersos en un plan en el que el objetivo para el 2030 es reducir las cifras en un 30%". Sus palabras hacen referencia al plan que se firmó en el Manifiesto Ministerial de Mascate. Lograrlo es una prioridad. Como el mismo documento sentencia, "la resistencia a los antibióticos es uno de los desafíos más urgentes y complejos de nuestro tiempo".