El número de personas que padecen diabetes tipo 2 en España no para de crecer cada año, una enfermedad muy relacionada con el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo. En total, la Sociedad Española de Diabetes (SED) calcula que hasta 5,1 millones de españoles padecen diabetes de cualquier tipo; es decir, un 14,8% de la población. Eso sí, la inmensa mayoría de los casos de diabetes son de tipo 2 —alrededor del 90%—, lo que indica que pueden remitir si se adquieren mejores hábitos de vida saludable.
La diabetes es una enfermedad muy peligrosa si no está controlada porque aumenta el riesgo de padecer otras, como algunas del corazón e, incluso, el alzhéimer, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL. En este sentido, es especialmente preocupante la cantidad de personas en España que ignoran tener diabetes: según la página web de la SED, casi un tercio de las personas que tienen esta enfermedad —concretamente, un 30,3% de ellos— están sin diagnosticar.
Consultar a nuestro médico si no nos encontramos bien o creemos que podemos tener esta enfermedad es muy importante. "Cuando la diabetes no se detecta o no se trata adecuadamente puede causar complicaciones graves y potencialmente mortales como por ejemplo un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular, una insuficiencia renal, una ceguera o la amputación de miembros inferiores", advierte la SED. Pero, ¿cuáles son los signos peligrosos que podemos observar en nuestro organismo?
Síntomas ignorados
Las personas que padecen diabetes tipo 2 tienen dificultades para regular el uso de la glucosa y, si se produce de manera crónica, aumenta significativamente la cantidad de azúcar que circula en la sangre. Estos niveles altos de glucosa tienen un efecto perjudicial sobre los sistemas circulatorio, nervioso y también inmunitario, según explica la Clínica Mayo. Esta enfermedad se puede producir porque el páncreas ya no genera la insulina necesaria para gestionar la glucosa ingerida o puede tener un origen hormonal.
Si la diabetes pasa desapercibida en muchos pacientes es porque comienza de una manera progresiva y en los primeros síntomas pueden ser ignorados. Se consideran síntomas de la diabetes el aumento de la sed y del hambre, las ganas de orinar de manera frecuente, pérdida de peso involuntaria, fatiga, visión borrosa, heridas que tardan en cerrarse por completo, contraer infecciones de manera frecuente, entumecimientos u hormigueos de manos o pies y aparición de zonas de la piel más oscurecidas, generalmente, en las axilas y el cuello.
No existe una cura para la diabetes tipo 2, pero quienes la padecen pueden controlarla con una mejor gestión de sus hábitos de vida. Es decir, que empiecen a comer de manera saludable y que practiquen ejercicio de manera regular. En cualquier caso, es posible que los niveles de glucosa no terminen de descender por mucho que se cambien estos hábitos y en ese caso los médicos recomendarán a estos pacientes que tomen medicamentos: uno de los más conocidos, por supuesto, es la insulina.
Prediabetes
Además, es posible que una persona antes de desarrollar diabetes tipo 2 presente una condición previa que se conoce como prediabetes. Este estado consiste en que el paciente presenta unos niveles de glucosa en sangre más altos de lo normal, aunque no llega a considerarse un caso de diabetes. En cualquier caso, estas personas tienen un nivel más alto de riesgo de desarrollar la enfermedad: ahora bien, como en el caso anterior, cambiar los hábitos de vida por unos más saludables puede evitar esta progresión.
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Por desgracia, la prediabetes es mucho más difícil de detectar porque no siempre muestra síntomas y, por tanto, la manera más efectiva de prevenirla es observar el nivel de la glucosa en las analíticas de sangre. De todas formas, es posible que la prediabetes ocasione áreas de la piel oscurecidas, especialmente en el cuello, las axilas o las ingles. Cuando se observan síntomas como los descritos más arriba es que la prediabetes ya ha evolucionado en una diabetes tipo 2.