La importancia de los antecedentes genéticos en la prevención del alzhéimer es bien conocida: poseer la variante E4 del gen APOE como el actor Chris Hemsworth, algo que el propio intérprete hizo público tras descubrir que sufría esta alteración en un test genético, aumenta las posibilidades de padecer esta enfermedad neurodegenerativa. Sin embargo, dos nuevos factores externos se suman a esta predisposición hereditaria, según un amplio estudio de cohorte realizado con veteranos del Ejército de EE.UU.
En concreto, aquellos militares que sufrieron un traumatismo craneoencefálico o que desarrollaron estrés postraumático -un grave trastorno común en los supervivientes de situaciones a vida o muerte tenían la misma posibilidad de desarrollar la enfermedad de Alzhéimer que quienes ya estaban predispuestos por tener en su ADN una copia de la variante APOE4. Los datos han sido publicados por el Dr. Mark Logue, del Centro Nacional para el Estrés Postraumático, adscrito al Sistema de Salud Pública de Boston y al Departamento de Defensa.
Para llegar a esta conclusión, emplearon los datos del Programa de un Millón de Veteranos (MVP), que tiene como objetivo el medir cómo la genética, los hábitos de vida y la experiencia de la vida militar afectan a la salud a largo plazo. Actualmente, más del 40% de los veteranos estadounidenses han cumplido más de 75 años, por lo que se trata de una población relevante para estudiar el riesgo de alzhéimer y otras demencias relacionadas.
"La investigación nos ha demostrado que si heredas una copia del gen APOE4, tienes mayores probabilidades de sufrir alzhéimer. Y si heredas ambas copias, por vía materna y paterna, el riesgo es mucho mayor", explica Logue, que también estuvo en el ejército antes de dedicarse a la medicina y a la enseñanza en la Universidad de Boston. "Si se tienen ambas copias, el riesgo se mantiene, pero con una sola, se alcanza el pico entre los 65 y los 70, para ir descendiendo comparativamente en las décadas posteriores".
En este caso, los datos indicaban una "clara evidencia" de una relación entre el estrés postraumático, los traumatismos craneoencefálicos y el riesgo de demencia. "Me he dedicado a investigar la genética de la enfermedad de Alzheimer en la última década, y estaba acostumbrado a ver un impacto claro de la variante APOE4 en el riesgo de sufrirla", explica el investigador. "Sin embargo, en esta cohorte, los efectos del trastorno postraumático y las heridas en la cabeza fueron tan claros y similares como los de haber heredados la variante de uno de tus padres".
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En caso de tener la doble copia de la variante, los efectos serían acumulativos, por lo que el equipo de Logue prevé seguir investigando nuevas variantes genéticas que pudieran asociarse con el riesgo de alzhéimer. El último estudio genómico a gran escala encontró hasta 80, pero ninguna tan determinante como el APOE4. Además, los factores externos como los identificados en este trabajo pueden ayudar a un mejor diagnóstico y prevención temprana.
"Sabemos que los genes son importantes para determinar el riesgo de alzhéimer, pero no lo son todo", afirma Logue. "A día de hoy, ningún test genético puede decirte con total certeza si vas a tener la enfermedad. Pero nuestro estudio demuestra que estas estimaciones serían más precisas si incorporasen más datos que la edad y la genética. Un historial de heridas en la cabeza y trastornos postraumáticos pueden suponer una gran diferencia en el riesgo de sufrir demencia, por lo que usar esta información nos permitirá medir mejor el riesgo real para cada persona", concluye.