Es probable sufrir en una o varias ocasiones una sensación de pérdida de visión o visión "blanquecina" o "grisácea" durante algún momento de la vida. Algunas personas lo describen incluso como una "luz brillante". Sin embargo, por suerte, estos episodios suelen ser benignos aunque desconcertantes.
Así lo explica Teri K. Geist, optometrista y presidenta de la Asociación Estadounidense de Optometría en un reciente artículo publicado en The Washington Post, donde explica las causas más comunes de la vista blanca y cómo actuar al respecto.
A pesar de la benignidad habitual de estos episodios, Geist siempre recomendaría hablar con un médico u optometrista, sobre todo si se producen episodios de visión blanquecina recurrentes. En estos casos, conocer la duración y la recurrencia de los episodios puede ayudar al diagnóstico final, incluyendo detalles que puedan tener en común los diversos episodios.
Una de las causas más comunes de pérdida de visión temporal, o visión blanquecina, suele ser un síncope o pérdida de conocimiento. De hecho, es habitual que se produzca una pérdida de visión momentánea previamente a la pérdida de conocimiento, a raíz de una caída brusca de la presión arterial. A su vez, se sabe que al menos 1 de cada 3 personas se desmaya alguna vez en su vida.
Este tipo de pérdida de conocimiento puede ser benigna si tiene relación con un episodio de estrés brusco y repentino, o incluso con movilizaciones rápidas como levantarse demasiado rápido de una cama o sofá, un sobreesfuerzo, la deshidratación o la toma de ciertos fármacos que pueden bajar la presión arterial. Incluso con cambios de presión externa o cambios de fuerza G, como un accidente de tráfico o subir en una montaña rusa.
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Sin embargo, siempre que se produzca una pérdida de conocimiento es aconsejable acudir al médico, dado que algunos de estos desmayos sí pueden tener una causa grave subyacente, siendo la causa cardíaca la más peligrosa: alteraciones de las válvulas cardíacas, insuficiencia cardíaca o arritmias como la fibrilación auricular son solo algunos de estos ejemplos. Si el desmayo va precedido de palpitaciones o dolor en el pecho, o bien se produce de forma repentina sin síntomas de "aviso" previos, es adecuado consultar.
Problemas neurológicos
Por otro lado, una pérdida de visión temporal, o una visión blanquecina, también pueden tener una causa neurológica subyacente. Los "oscurecimientos visuales transitorios" o TVO en sus siglas inglesas pueden aparecer como destellos de luz blanca y causar pérdida de visión momentánea. También pueden ocurrir con los cambios de posición, y suelen asociarse a inflamaciones del nervio óptico.
Además, los TVO son un síntoma de papiledema, una rara inflamación del disco óptico causada por un aumento de la presión intracraneal o PIC, la cual a su vez puede tener causas diversas que deben estudiarse siempre.
Otra posibilidad es el desprendimiento de retina, durante el cual se produce una pérdida de visión repentina con destellos de luz, o sensación de moscas volantes. En cualquier caso, debe consultarse, sobre todo si estos episodios se producen de forma repentina y no progresiva.
Cabe destacar, por su parte, que las pérdidas de visión o visión blanquecina no suelen relacionarse con los accidentes cerebrovasculares o ictus: generalmente, los ictus tienen un inicio repentino e indoloro, con una pérdida total de la visión o una pérdida de conocimiento total, asociando a menudo la mitad superior o inferior del campo visual de un solo ojo; en los casos de visión blanquecina suelen involucrarse ambos ojos, desde la zona periférica hacia el centro, y no solo partes de los mismos, ni solo un ojo.
Con el objetivo de mejorar el diagnóstico y saber la causa de estas pérdidas de visión transitorias, o visión blanquecina, siempre hay que determinar si se afectan uno o ambos ojos, y si la afectación es progresiva o repentina. En estos casos, lo mejor es cerrar el ojo afecto y probar la visión del ojo sano; si todo parece normal, el ojo cerrado es el que está afecto. Si se sigue sufriendo alteración visual, es que ambos ojos están afectados.
Por otro lado, la duración del episodio también es importante, de la misma forma que la repetición o recurrencia de los mismos: no es igual de importante sufrir un episodio puntual sin repetición, que tener 5 o 10 episodios en unos días.
Sea cual sea el caso, consultar a un optometrista, oftalmólogo o a nuestro médico de atención primaria siempre será buena opción. Sobre todo en los casos de síntomas repetinos, donde el tiempo de diagnóstico importa.