Hace algo más de un año que la comunidad médica recibía con esperanza la publicación de un estudio en The New England Journal of Medicine que afirmaba que medicamentos como la semaglutida —hasta ahora destinado al control de la diabetes— era un arma eficaz para el tratamiento de la obesidad, una patología que, según los últimos datos del INE, afecta al 16% de la población de nuestro país. Sin embargo, tras la euforia inicial, han comenzado a surgir voces que denuncian que no es todo oro lo que reluce.
La obesidad es una gran amenaza para la salud mundial. Desde la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), detallan que una persona que padezca esta enfermedad tiene una esperanza de vida mucho más baja que el resto de la población —concretamente, se reduce hasta un 50%—, pues aumenta considerablemente el riesgo de muerte prematura por enfermedades cardiovasculares, diabetes y/o cáncer. Además, estiman que la incidencia de ésta puede llegar hasta el 20% de los españoles, ya que el confinamiento ha agravado su presencia.
Con datos como estos no es de extrañar que la inclusión de medicamentos como la semaglutida, que en España se comercializa bajo el nombre de Ozempic, como vía de tratamiento para la obesidad sea motivo de celebración, pero también plantea problemas serios, desde su banalización para perder peso a sus efectos secundarios. ¿El más sonado? Gente que afirma haber desarrollado "asco" por la comida.
La semaglutida es medicamento que imita a las incretinas, unas hormonas que produce nuestro organismo cuando comemos. Las más importantes son la GIP y la GLP-1. Una de sus funciones es que favorecen la producción de insulina por el páncreas y disminuyen los niveles de glucosa en sangre. De ahí que sea una línea de tratamiento contra la diabetes.
El efecto de las náuseas
Sin embargo, como se ha mencionado, tanto la semaglutida como otros análogos de la GLP-1 han demostrado un uso adicional, favorecer la pérdida de peso. "Lo que hacen estos medicamentos es ralentizar las funciones del tubo digestivo, lo que provoca una sensación de saciedad cuando comemos", explica a EL ESPAÑOL Antonio Mas, médico especialista en Endocrinología y Nutrición. "Al ralentizar el tubo digestivo, hay alimentos que no se van a tolerar bien, por lo que puede provocar náuseas y que éstas desencadenen en una aversión a la comida", prosigue el experto.
El debate alrededor de este asunto ha comenzado a surgir en foros de Internet. Concretamente, en Reddit, uno de los más famosos, se ha creado un hilo específico para hablar de esta reacción a la comida, que tienen preocupados a varios usuarios. Así, una de las internautas confiesa que, a pesar de haber perdido alrededor de 10 kilos en tres meses, está dispuesta a dejar la medicación por los efectos secundarios que está teniendo. "Me da asco la comida y las náuseas son reales", lamenta.
Las náuseas son el efecto secundario más reportado de la semaglutida. Un estudio reciente publicado en Frontiers in Public Health ha evaluado las adversidades gastrointestinales que puede causar el medicamento y, efectivamente, éstas lideran el podio de los problemas notificados por los pacientes, con 2.369 casos de los 5.442 analizados. Tras ellas, van los vómitos, con 1.338.
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"Se ha propuesto que ese efecto de náuseas y de que la comida no siente del todo bien es lo que hace que las personas coman menos y empiezan a adelgazar", comenta Mas al respecto. Las palabras del experto se ven respaldadas por un artículo de la revista Neuropharmacology que analizó si el efecto de las ganas de vomitar eran parte importante de la pérdida de peso asociada a estos medicamentos. Según concluye el trabajo, la náusea siempre acompañaba al proceso de supresión del apetito.
Los usuarios de los foros señalan que los problemas a la hora de comer les vienen, sobre todo, cuando se ponen delante de un filete de ternera o una hamburguesa, es decir, comidas asociadas a los problemas de peso. Sin embargo, como aclara Mas, el motivo de que eso suceda es puramente físico: "Lo que pasa con estas comidas es que son muy grasientas, por lo que son muy difíciles de digerir. Si estamos diciendo que lo que hace este medicamento es ralentizar el tubo digestivo, es normal que el proceso de ingerirlas con estos medicamentos sea complicado".
Asociación mental
Para ilustrar lo que puede estar pasando, el experto recurre al ejemplo de la cirugía bariátrica, el nombre médico que agrupa al famoso bypass gástrico y otras cirugías de pérdida de peso: "Esta intervención altera las mismas hormonas y se ha demostrado que produce cambios fisiológicos y metabólicos. Aquí sí que hay casos documentaos de gente que desarrolla aversión a ciertos alimentos, sobre todo a los que son más difíciles de digerir".
Así, Mas explica que es muy típico el caso de un obeso mórbido que le encantaba la carne y, de repente, le deja de gustar porque le ha sentado mal tres veces. "Al final, se termina creando una asociación mental", indica el endocrino, que, sobre todo, busca tranquilizar a todos los usuarios de estos medicamentos: "Los efectos de los que hablamos no son crónicos, dependen mucho de la persona. Hay gente que ni siquiera los tolera, sí, pero lo normal es que pasen con el tiempo".
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Además, hay que tener en cuenta que estos procesos están regulados por profesionales, que son los que velan por la seguridad del paciente. Por ejemplo, el endocrino aclara que lo normal cuando se empieza este tipo de medicación es ir con dosis bajas el primer mes e ir aumentando progresivamente.
El problema viene, y es aquí donde entra en juego otro de los dilemas de la irrupción de estos medicamentos, cuando las personas los consumen por iniciativa propia. A pesar de que en España se requiere de receta, navegando por la red no es complicado encontrar páginas de venta libre en el extranjero.
En los mismos foros se puede ver a usuarios que dan recomendaciones a otros sobre las dosis que a ellos les han ido bien para adelgazar. Y aquí no hablamos de obesidad, sino de pérdida de peso para personas sin patología. En Tik Tok, una de las redes sociales más populares del momento, la etiqueta #ozempic acumula más de 200 millones de visitas. Ahí, influencers y otros usuarios de la red documentan sus pérdidas de peso.
Así, no es de extrañar que hace poco el fabricante de Ozempic, la empresa farmacéutica Novo Nordisk, alertara hace unos meses de dificultades para responder a la gran demanda de su medicamento, lo que llevó a países como Australia a emitir un comunicado pidiendo a sus médicos que priorizaran ozempic para diabéticos, los principales afectados por este problema.