El mal uso y abuso de los antibióticos en las últimas décadas ha provocado la aparición de un número cada vez mayor de 'superbacterias' a los que estos fármacos apenas les hacen cosquillas. Se les llama bacterias multirresistentes y es, Covid y cambio climático mediante, uno de los mayores problemas de salud pública del siglo XXI. Ahora, un posible nuevo medicamento se ha mostrado eficaz eliminando más de 200 tipos de estas bacterias.
Se estima que estas bacterias causan, solo en Europa, unas 33.000 muertes al año y generan un gasto de 1.500 millones de euros en los sistemas de salud. Para 2050 el número de muertes que serían evitables asciende a 40.000.
Conscientes del problema, son muchos los investigadores que están buscando nuevos fármacos que solventen la cuestión de las resistencias a los medicamentos actuales. Un equipo de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) liderado por el químico Paul J. Hergenrother ha encontrado un compuesto, al que han llamado fabimycin, cuyas primeras pruebas en laboratorio y en ratones han sido todo un éxito.
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El fármaco está enfocado a las llamadas bacterias gram negativas, un grupo de microorganismos que posee una dura cápsula protectora que impide la entrada de la mayoría de antibióticos y expulsa con facilidad aquellos que consiguen penetrar en ella.
Muchas de estas bacterias provocan enfermedades como la meningitis, la gonorrea o infecciones respiratorias y del tracto urinario. Por sus características, son más difíciles de combatir y, por si fuera poco, una buena parte del arsenal actual no discrimina entre estas y otras bacterias beneficiosas para el organismo, eliminándolas.
Diseñando un antibiótico
Hergenrother y su equipo comenzaron modificando un antibiótico activo contra Staphylococcus aureus, una bacteria gram positiva, de forma que se dirigiera a las del otro grupo. Se trata de un inhibidor de la enzima FabI, que cataliza la biosíntesis de ácidos grasos bacterianos y cuyo uso está siendo evaluado en ensayos clínicos, para el que diseñaron varias modificaciones en su estructura hasta dar con aquella que se mostraba más eficaz.
Fabimycin mostró actividad frente a más de 200 aislados clínicos de bacterias como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Acinetobacter baumannii, al tiempo que no dañaba patógenos gram positivos ni otras bacterias inocuas del cuerpo humano.
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En un siguiente paso, administraron el candidato a medicamento en ratones con neumonía o infecciones del tracto urinario, logrando reducir la carga bacteriana a niveles preinfección o incluso por debajo del mismo.
Los autores del estudio, que ha sido publicado por la revista de la Sociedad Americana de Química y ha recibido financiación de los Institutos Nacionales de Salud y la National Science Foundation, entre otros, se muestran optimistas con la posibilidad de que fabimycin pueda ser "un tratamiento efectivo contra las infecciones difíciles de eliminar".
Tienen en cuenta que el avance en los inhibidores de FabI ha sido frenado por la pobre estabilidad de los compuestos en el plasma sanguíneo de los animales, pero dada su actividad in vitro y "alentadores datos de que fabimycin es dramáticamente más estable en plasma de ratas y de humanos, es razonable creer que la eficacia de fabimycin pueda mejorar si es usado para tratar infecciones en organismos mayores".
Además, señalan que el descubrimiento de este compuesto "proporciona pruebas adicionales de que los anbióticos pueden ser modificados sistemáticamente para acumularse en las bacterias gram negativas y matar estos problemáticos patógenos".