Ya lo advertían los expertos a finales de marzo de este año, con las variantes de la Covid y la relajación de restricciones abocaban a España a una nueva ola. Y así ha sido. Según los datos que presentaba el Ministerio de Sanidad este martes 5 de julio, 11.586 personas estaban ingresadas a causa de la enfermedad. Con la actualización del viernes, la cifra asciende a 12.080.
Las hospitalizaciones siguen el alza, aunque la tendencia se ha ralentizado. Mientras que iban creciendo a un 20% semanal, ahora sólo aumentan un 10%. Si bien, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, añadía este miércoles una nota preocupante a la situación cuando, en rueda de prensa, llamaba la atención sobre el incremento de casos a nivel mundial. En los últimos 15 días han ascendido en un 30%.
Desde dicha institución recomiendan administrar las dosis de refuerzo a las personas más vulnerables y adoptar las medidas necesarias para frenar el ascenso de casos. Proteger a los grupos de riesgo es la prioridad actual, ya que, si bien las variantes de ómicron BA.4 y BA.5 han elevado las hospitalizaciones a niveles de enero, la sexta ola, están provocando casos menos graves, como demuestra el hecho de que la ocupación en UCI sea menor.
Mientras, en nuestro país tienen lugar varias celebraciones y festejos, que pueden convertirse en un potencial foco de contagios. Cada vez son más voces las que piden la vuelta de la mascarilla, cuya salida abrupta de nuestras vidas no fue una decisión que compartiera parte de la comunidad científica.
Así lo piensa Joan Caylá, coordinador de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona y exjefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, experto con el que EL ESPAÑOL ha podido charlar sobre la situación que atraviesa actualmente España.
Se han vuelto a disparar los contagios en España. ¿Fue un error retirar la mascarilla de los interiores?
Si, realmente sí. Visto lo visto, queda ya muy claro, ¿no? Pero, además, es que teníamos estas nuevas variantes que son más contagiosas y deberíamos haber esperado a tener incidencias muy bajas. Con la Covid lo que hemos aprendido es que subir cuesta muy poco y, cuando estás arriba en incidencia, lo complicado es bajar, disminuir la incidencia. Por tanto, sí deberíamos haber retrasado esta retirada de mascarillas.
En todo caso, visto como tenemos la situación epidemiológica actual, como se dice, rectificar es de sabios y ahora sería muy recomendable que quedase claro que en el transporte público hay que usar mascarillas y en cualquier otro lugar donde pudiera haber un hacinamiento.
Como usuaria de transporte público todos los días, aunque es obligatoria, le aseguro que hay muchísima gente que no se la pone.
El problema es que se ha asumido por buena parte de la población y de dirigentes que la pandemia está superada. Las cifras actuales que daba el Ministerio este martes 5 son preocupantes porque indican una subida constante desde hace un mes. Deberíamos ser conscientes de la situación actual y actuar de forma preventiva.
Parece que la eliminación de las cuarentenas obligatorias para los casos positivos tampoco ha sido una gran idea.
No, esto ha sido un desastre. Un desastre por lo que decía, es una infección muy contagiosa. Si vas a trabajar, lo que puede pasar es que contagies a tus compañeros de trabajo. Por tanto, lo recomendable sería que, si alguien tiene Covid, pero se encuentra bien, haga teletrabajo, ¿no? Si no puede hacer teletrabajo, pues mejor que esté unos días en casa aislado, para evitar contagiar a compañeros de trabajo, amigos, etc. Estas personas deberían ser solidarias.
Lo mismo ahora, que hay Sanfermines y muchas fiestas de cara al inicio del verano. Quien tuviera el test positivo debería ser solidario, responsable y quedarse en casa.
Respecto a esto que comenta, justo este fin de semana del 9 de julio tenemos en Madrid, El Orgullo; en Pamplona, San Fermín, y en otras ciudades varios festivales que coinciden este fin de semana. ¿Qué le parece que se celebren todos estos eventos?
Bueno, es un no parar. Deberíamos haber aprendido de los dos últimos veranos que, a partir de San Juan sobre todo, las incidencias se dispararon. Además, esto fue terrible de cara al turismo, que dejó de venir. España es un país muy turístico, que debería cuidar estos aspectos, porque si la incidencia se dispara mucho, el turismo puede dejar de venir aquí. Con lo cual, económicamente, aparte del tema de salud pública, económicamente sería un desastre.
Entonces, no hablamos de suspender estos eventos.
Yo diría que debería haberse mejorado la estrategia de comunicación. Desde los medios de comunicación se puede percibir que la pandemia está superada o se habla muy poco y nos olvidamos de comentar, por ejemplo, que tal como dice el Ministerio en sus informes, diariamente en España hay de promedio 40 muertes, esto en el tercer año de la pandemia. Es una cosa terrible y que deberíamos evitar.
Lo importante es que la gente joven no se contagie, porque a partir de aquí puede contagiar a sus mayores y personas vulnerables. Y, cuidado, que también la gente joven también ingresa en hospitales, en menor proporción, pero también lo hace.
Este jueves moría precisamente en Pontevedra una joven de 21 años.
Es correcto decir, porque es así, que las nuevas variantes son más contagiosas, pero menos letales, pero cuando se producen tantos cientos de miles de contagios, siempre hay casos como el de esta pobre chica de 21 años.
Justo comenta que el virus ha ido mutando a una forma mucho más infecciosa pero menos grave. ¿Existe alguna garantía de que no volver a tener una variante que cause una enfermedad grave?
No, garantía no podemos tener ninguna. Es un virus que ha demostrado ser único. Para buscar algo parecido deberíamos remontarnos a más de 100 años, con la gripe española de 1918, que ocasionó una mortalidad altísima. Las muertes que ha causado, incluso en España, con más de 100.000, es una cosa inusual.
Se han hecho fallos corregibles, pero que deberían ser de corrección urgente, como todo lo que se ha dicho de gripalizar. En verano, no hemos tenido nunca una gripe que mate 40 personas cada día en España, pero con la Covid es lo que está pasando a día de hoy. Los ingresos en España, en el último mes, han pasado de 6.000 a 11.000, o sea, que se han doblado. La incidencia en mayores de 60 años ha pasado de 600 a 1.135, según los datos del martes 5. En las hospitalizaciones también hemos pasado de 325 ingresados hace un mes a 502. Deberíamos ser muy proactivos para evitar casos.
Sanidad sólo contabiliza ahora a partir de los 60 años. ¿Qué incidencia tendríamos si volviéramos al antiguo sistema de medición?
Bueno, se pueden hacer aproximaciones, pero quizá lo que nos preocupa es que, con esta idea de que la pandemia está superada, haya una sola notificación en mayores de 60 años, pero bueno. Con las limitaciones que pueda haber en el sistema de vigilancia actual, queda muy claro que los datos están aumentando en la gente más vulnerable, que serían sobre todo los mayores de 60 años.
En este sentido, no sé si se ve cerca el pico de la séptima ola.
Bueno, algunos han hecho estimaciones en base a lo que ha pasado en Portugal y, a partir de ahí, se ha estimado que en dos o tres semanas podría ya bajar de forma clara. Ayer un periódico de Cataluña decía que la comunidad había alcanzado el pico, pero yo creo que al haber multitud de festejos, sobre todo estos días, habrá mucha transmisión. Por tanto, a priori, yo diría que es probable que la incidencia siga subiendo en los próximos días. A más casos, pues habrá progresivamente más ingresos, más gente en la UCI, etc.
[Covid-19: los síntomas de las nuevas subvariantes BA.4 y BA.5 de los que alertan los expertos]
¿Podríamos llegar a tener un mayor número de contagios y hospitalizaciones que la ola de ómicron de enero?
Esta séptima onda, que según se mire podríamos hablar incluso de octava, va camino de igualar a la sexta, que es la que comentabas. No hemos llegado al pico, por lo tanto, si sigue con esta dinámica de crecimiento, es posible que la séptima u octava onda igualen. Quizá llegue a superar a la sexta. Me temo que, si el registro fuera igual de bueno en la sexta, esto se vería más claramente.
Bueno, la OMS está bastante preocupada. Justo esta semana alertó de que los contagios habían disparado en un 30% las dos últimas semanas. Se dibuja un escenario bastante complicado.
Sí, sí. Los datos de España entre el 3 de junio y el 11 de julio dicen que se ha duplicado la incidencia en los ingresados y las muertes. Es una cifra que habría que reducir de forma urgente.
-Además, en India ha aparecido la nueva subvariante, popularmente conocida como Centaurus.
Esto es un no parar. Deberíamos prevenir los contagios porque, en la medida que demos oportunidades a los virus de que se repliquen, puede llegar un momento desafortunado en el que salga una variante grave. Si las vacunas fueran poco efectivas o nada efectivas, esto sería un problema mayor.
Ahora que hablamos de vacunas, no sé si usted es partidario de vacunar ya a los mayores de 60 años, aunque no tengamos una adaptada a las variantes BA.4 y BA.5.
Con las cifras que estamos viendo, sería una estrategia más. De hecho, en Estados Unidos lo recomiendan desde hace un par de meses, creo que a mayores de 50 años. Lo que se ha visto es que, con el paso del tiempo, el nivel de protección que ofrecen las vacunas decae. La gente mayor de 80 años sería la prioridad número uno, pero deberíamos bajar rápidamente a mayores de 70, 60 y a todos aquellos que sean vulnerables por tener enfermedades.
Probablemente pronto se podrá usar una vacuna contra esas cepas, pero seguramente estamos hablando ya de cuatro años.
En una entrevista anterior con esta sección, hablaba sobre cuándo sería el final de la pandemia. Bueno, usted decía que, en vez de final, entraríamos en una endemia. Con este panorama, me gustaría actualizar un poco la pregunta.
Lo que estamos viendo es que con la sexta onda se registraron en todo el mundo más casos que entre todas las ondas juntas. La séptima/octava onda lleva el camino de la sexta. Con tantos millones de casos, pasar a hablar de endemia no se ve muy adecuado. Una pandemia pasa a endemia cuando la incidencia ha bajado mucho, pero si comparamos la Covid con otras enfermedades de declaración obligatoria en España, tipo tuberculosis o SIDA, hablamos de 5.000 o 10.000 casos al año y eso con la Covid lo podemos tener en un día solo. Estamos muy lejos.
Echando un poco la vista atrás, con todo lo que hemos vivido, qué lecciones podríamos sacar o qué pautas seguir para que una pandemia como esta no se repita.
Bueno, para que no se repita, pues a saber. Debería haber equipos que sean capaces de prevenir y controlar rápidamente nuevas infecciones, pero esto es un desafío constante. Ahora tenemos el problema de la viruela del mono y España está muy afectada, con el peligro de que se quede como endémica. Si no somos capaces de controlarlo, pues quedará endémica, como la varicela y otras infecciones.
Vamos, es complicado evitar que vuelva a suceder algo así.
Bueno, es que hay que priorizar la atención a la salud pública, sobre todo en el tema de enfermedades transmisibles. Hace 20 o 30 años se decía de forma errónea que eran cosa del pasado, pero si nos fijamos en los grandes problemas de salud pública a escala mundial, casi siempre han sido por ellas. Podríamos hablar del SIDA, del ébola, del dengue, del chikungunya, etc.
Con la Covid lo que ha pasado es que todo el mundo se ha dedicado a ella y las enfermedades que decía antes han quedado aparcadas, un poco marginadas. El desafío que tenemos ahora es recuperar el tiempo perdido en controlar los casos que pueda haber de estas infecciones de declaración obligatoria.
Qué mensaje habría que transmitir a la población.
Lo más importante es insistir en que la pandemia continúa, porque a nivel poblacional yo creo que mucha gente está interpretando, percibiendo, que esto ya se ha superado.
Quizá en esto influyó que el anuncio del retiro de las mascarillas se produjera justo dos semanas antes de Semana Santa. La gente pudo interpretarlo como 'tenéis libertad para hacer lo que queráis'.
Aquí hubo una prioridad política, digamos, para favorecer la economía. Fue una estrategia equivocada, porque intentando favorecer la economía, al final no se favoreció ni la economía ni la salud de la población. Desde nuestro punto de vista, ha quedado muy claro que siempre hay que priorizar la salud. Si la salud mejora, lo demás va solo.
Austria rectificó con el uso de mascarillas. Las quitó y las ha vuelto a imponer.
Rectificar es de sabios. Deberíamos ser capaces de hacerlo.