Entre los hombres que practican el ciclismo existe la creencia de que este deporte aumenta el riesgo de padecer cáncer de próstata. Este tumor es el que se detecta cada año con más frecuencia entre los varones en España: en concreto, se estima que este año se producirán 30.884 nuevos diagnósticos de esta enfermedad. Así se recoge en el informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) Las cifras del cáncer en España 2022. Por suerte, se trata de un cáncer que cuenta con una alta supervivencia.
"Se trata de una creencia muy arraigada entre los ciclistas y se piensa que se debe al impacto continuo del sillín de la bicicleta contra la próstata", explica Elena Castro, investigadora de la fundación CRIS contra el cáncer en la unidad de cáncer de próstata. Eso sí, la investigadora aclara que se trata de un mito y que no existen evidencias científicas de que este contacto dé lugar a un mayor número de casos de este cáncer. "El ciclismo es un deporte seguro en este sentido y, de hecho, se trata de una actividad muy completa".
Ahora bien, existe una razón por la cual se ha generado esta confusión y es que montar en bicicleta sí que puede elevar los niveles de antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés) en la sangre en las horas siguientes. El PSA es una sustancia que sólo produce la próstata y que, cuando sus niveles se consideran altos para un determinado paciente en una analítica, lleva a sospechar a los médicos de que puede existir un tumor en este órgano.
El golpe del sillín
De todas formas, los niveles de PSA pueden encontrarse altos por otras razones que nada tienen que ver con un tumor. Castro explica que se puede deber a una infección, a que el paciente ha mantenido relaciones sexuales o, simplemente, a la edad. Según envejecen los hombres, la próstata se hace más grande y puede liberar más PSA: "en este sentido, unos niveles altos de PSA son menos alarmantes en un señor de 80 años que en uno de 40. Los médicos empezamos a sospechar cuando los niveles de PSA son mayores de 4 en pacientes jóvenes".
Otra de las razones por las que el PSA puede aparecer alto en una analítica es porque el paciente haya recibido un masaje prostático. El sillín de la bici hace esta función, su golpe continuo en el periné estimula la liberación de PSA y, por eso, un ciclista joven puede encontrarse los niveles altos en una analítica y se recomiende una prueba. Actualmente se comercializan sillines antiprostáticos que tienen una forma pensada para reducir el impacto en esta zona del cuerpo. Los sillines de las bicicletas también pueden provocar molestias en el periné y llevar a los ciclistas a preguntar por estas a un médico.
Estos síntomas provocan que se recomiende a los ciclistas realizarse pruebas para la detección del cáncer de próstata con más frecuencia que al resto de la población. Si resulta que alguno tiene cáncer de próstata, se detecta; pero en muchos casos la próstata está en perfecto estado. No hay evidencias científicas de que la bicicleta fomente este cáncer. "El aumento de cáncer de próstata en esta población es incidental. Muchas veces el cáncer está ahí y no da síntomas durante años y estas visitas al médico lo evidencian. Es casualidad".
Mejor pronóstico
En la población que no es ciclista se suele detectar el cáncer de próstata porque los pacientes presentan sangrado en la orina o tienen una mayor necesidad de orinar, porque experimentan impotencia o, también, porque una analítica ha revelado un PSA alto. La investigadora comenta que la mayoría de los cánceres de próstata se diagnostican en fase temprana y se pueden curar: "el pronóstico de este cáncer y su supervivencia han mejorado mucho en las últimas décadas. Menos del 10% de estos cánceres se diagnostican con metástasis".
El informe de la SEOM destaca que la probabilidad de sobrevivir cinco años después de la detección de este cáncer —supervivencia neta estandarizada por edad— es de un 90%. Según este texto, los buenos resultados en la supervivencia de este cáncer se debe a la efectividad del método de detección por medio de los niveles de PSA en sangre. Uno de los principales problemas que puede presentar este cáncer es el riesgo de recaída, en estos casos en torno al 30% muere por esta razón. En total, en el año 2020 —último año del que se tienen datos— murieron 5.922 hombres por cáncer de próstata, pero cada año se suelen detectar unos 30.000 casos nuevos.
Un cáncer 'oculto'
En este sentido, la experta lamenta que sobre el cáncer de próstata se hable poco en comparación con otros tipos de cáncer, como el de mama: "todavía el cáncer de próstata sigue teniendo una connotación sexual porque se relaciona con la impotencia". Parte de los nervios que permiten tener una erección pasan por este órgano y, por eso, cuando se elimina el tumor o, directamente, se extirpa la próstata al completo, puede verse alterada esta función. De todas formas, Castro explica que se puede tener una vida completamente normal sin próstata —puede quedar impotencia o síntomas miccionales— e, incluso, que en el 50% de los casos este tumor se trata con radioterapia y se conserva la próstata.
El cáncer de próstata, además, arrastra la fama de que para detectarlo el médico debía introducir el dedo en el recto del paciente. Sin embargo, esta práctica cada vez se realiza menos porque las pruebas de imagen han mejorado mucho en los últimos años. Castro explica que, además, el diagnóstico que se puede obtener con esta prueba es muy relativo. En cualquier caso, las pruebas de detección del cáncer no deberían evitarse ya que el tiempo, en estos casos, es fundamental.