El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa y crónica que afecta, en España, a unas 150.000 personas. Es la segunda enfermedad de este tipo más frecuente, después del alzhéimer y, además, se estima que su prevalencia e incidencia se incrementará en las próximas décadas. La Sociedad Española de Neurología estima que, para 2040, la cifra de afectados se habrá duplicado.
Por eso, es importante tener en cuenta los indicadores precoces de la enfermedad, ya que una detección temprana permite mejorar la calidad de vida de los pacientes y, tal vez, en un futuro pueda incluso ralentizar o curar el párkinson.
Ahora, un factor se suma a la lista de esos predictores. Se trata de las pesadillas y es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Al parecer, según este estudio, publicado en eClinicalMedicine (una cabecera de The Lancet), las personas que tienen frecuentemente malos sueños poseen el doble de posibilidades de sufrir párkinson, en detrimento de aquellos que no tienen.
Para llegar a esta conclusión, el equipo analizó una muestra de un estudio estadounidense que contenía datos recabados durante 12 años de un grupo de 3.818 hombres. Los participantes habían rellenado al principio de la investigación un formulario con preguntas sobre sus hábitos, entre las que se incluían cuestiones sobre la calidad del sueño.
91 diagnosticados
El equipo de Birmingham puso el foco en aquellos que habían señalado padecer pesadillas al menos una vez a la semana. Se hizo un seguimiento de todos ellos y comprobaron si habían sido más propensos a desarrollar la enfermedad de Parkinson. Efectivamente, se diagnosticaron 91 casos.
Para Abidemi Otaiku, neurólogo del Centre for Human Brain Health de la Universidad e investigador principal de la investigación, los hallazgos son muy importantes de cara añadir un predictor más para un diagnóstico rápido de la enfermedad. "Aunque puede ser realmente beneficioso detectar la enfermedad de Parkinson de forma temprana, existen muy pocos indicadores de riesgo y muchos de ellos requieren pruebas hospitalarias muy caras o son muy comunes e inespecíficos, como la diabetes", señala.
"Este es un estudio que tiene interés puesto que han basado sus resultados en personas con pesadillas o malos sueños sin que tengan un trastorno del sueño REM", explica Diego Santos, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Según señala este médico especialista de neurología, uno de los predictores que más se baraja a la hora de una detección precoz del párkinson es el trastorno del sueño REM, una conducta anormal que, cuando aparece de forma espontánea o sin causa conocida, suele ser una de las primeras manifestaciones de una enfermedad neurodegenerativa.
De hecho, en The Lancet Neurology se han publicado varios estudios que relacionan dicho trastorno con el párkinson. En uno de ellos se comprobó que las personas que lo sufrían tenían hasta un 20% menos de dopamina en la sustancia negra, una parte del cerebro asociada con el aprendizaje y la armonía de los movimientos.
En la enfermedad de Parkinson hay un déficit de dopamina en la sustancia negra y, por eso, los pacientes presentan los síntomas más conocidos de la enfermedad: temblor, rigidez y lentitud al moverse.
Trastorno del sueño REM
La pregunta, entonces, es ¿son las pesadillas por sí solas un predictor o están relacionadas con el trastorno del sueño REM? Como apunta Diego Santos, aunque faltan datos a desarrollar en esta investigación, las pesadillas en las que se ha basado el estudio sí que "podrían tener relación" con el trastorno del sueño REM, ya que "en esta fase es frecuente que se tengan sueños muy vívidos, muy reales o pesadillas", que provocan que las personas que lo sufren "se muevan de forma agitada o hagan soliloquios" mientras están dormidos.
Además, el neurólogo aporta un dato interesante a tener en cuenta para la detección del párkinson, "el riesgo es mayor cuando los pacientes llevan menos tiempo con las ensoñaciones".
Sus palabras coinciden con una de las reflexiones de Otaiku, que lanza una advertencia sobre la aparición repentina de pesadillas frecuentes, sobre todo en personas de edad avanzada, ya que se estima que suele aparecer a partir de los 65 años: "Podría indicar que los individuos que experimentan cambios en sus sueños en la edad avanzada, sin ningún desencadenante obvio, deberían buscar atención médica".
Otros marcadores
Diego Santos recuerda, no obstante, que existen otros síntomas no motores que también sirven activar las alertas, haciendo hincapié en la depresión.
"La enfermedad se caracteriza principalmente porque pacientes presentan temblor de reposo, rigidez, pérdida de habilidad o rapidez, trastornos posturales y/o trastorno de la marcha. Sin embargo, un paciente puede desarrollar entre cinco y diez años antes del comienzo de los síntomas motores muchos trastornos no relacionados con la motricidad, como son la pérdida de olfato, el trastorno de conducta del sueño REM y la depresión", señalan los expertos de la SEN.
Según las cifras que manejan, mientras que entre un 30% y 40% de los casos no presentan temblor, el estreñimiento puede aparecer a lo largo de la evolución de la enfermedad hasta en el 80% de los pacientes, la pérdida involuntaria de saliva en hasta el 75% y los trastornos del sueño afectan hasta un 90% los pacientes, especialmente en las fases avanzadas de la enfermedad.