Un grupo de científicos del Instituto Broad, de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology, han averiguado con exactitud el grupo de neuronas que degeneran en la enfermedad de Parkinson. Sus resultados han sido publicados este jueves en la revista Nature.
Hasta ahora se sabía que las neuronas afectadas se sitúan en la región conocida como sustancia negra, una región situada en la parte media del cerebro y que se divide en dos estructuras: la pars reticulada y la pars compacta.
Esta última contiene neuronas dopaminérgicas, que son aquellas que producen la dopamina, un neurotransmisor implicado en las respuestas mentales, emocionales y motoras. Es la degeneración de estas neuronas las que provocan una ausencia de dopamina y que el cerebro no pueda enviar señales correctas a los músculos, dando lugar al párkinson.
Sin embargo, todavía se desconocían las características moleculares de las neuronas que desaparecen con la enfermedad. Los autores de este nuevo trabajo han logrado establecer 10 tipos de estas neuronas dopaminérgicas a través del análisis de 22.048 de ellas a partir de muestras de cerebro en humanos y modelos animales, localizándolas espacialmente y caracterizándolas.
De ellos, solo un subgrupo se encontraba degenerado con frecuencia en los cerebros de las personas con párkinson. Están localizadas en la parte ventral de la sustancia negra pars compacta y se identifican porque expresan el gen AGTR1.
Además, este subtipo de neuronas tenía los niveles más altos de expresión de genes que se conocen que aumentan el riesgo de desarrollar párkinson, TP53 y NR2F2.
Los resultados sugieren que la enfermedad no afecta a todas las neuronas dopaminérgicas sino a un subtipo específico de ellas, por lo que abre la puerta a tratamientos dirigidos específicamente a esta subpoblación neuronal.
Neuronas dopaminérgicas
"Se sabe desde hace tiempo que hay regiones de la sustancia negra que son más vulnerables porque se lesionan antes", comenta Javier Pagonabarraga, portavoz de la Sociedad Española de Neurología.
"Dentro de la sustancia negra no todos los grupos se lesionan a la vez sino que siguen una cierta progresión, de regiones más caudales hacia arriba, pasando de ser más lateral a más medial", explica. Sin embargo, en este estudio el subgrupo que tiene más que ver con esa vulnerabilidad "está más a un nivel superior y medial que inferior y lateral".
Para el neurólogo "es muy interesante saber que hay un subgrupo de neuronas que son vulnerables porque, si sabemos que pueden ejercer un factor desencadenante y que se acaben lesionando el resto de neuronas, podemos acabar entendiendo qué proteínas de la membrana y de dentro son las que se dañan en las fases iniciales de la enfermedad", es decir, a conocer los mecanismos que "desencadenan el proceso" del párkinson.
Pagonabarraga destaca el interés de este estudio de ciencia básica –aquella que no tiene aplicabilidad directa en el tratamiento de una enfermedad– en que no solo han hallado la región concreta del daño "sino también la explicación de por qué creen que es algo relevante", al caracterizar molecularmente la región.
Hasta ahora, el tratamiento principal para el párkinson se ha basado en suplir el déficit de dopamina a través de la levodopa. Sin embargo, conforme pasa el tiempo es necesario incrementar la dosis y, a pesar de ello, puede seguir dando problemas.
Por eso han entrado en juego otros tratamientos como los inhibidores de la MAO-B pero también nuevas formas de terapia como la estimulación cerebral mediante electrodos o los sistemas de infusión de fármacos (apomorfina o duodopa) mediante sondas gástricas.
Degeneración sin freno
Del hallazgo publicado en la revista Nature, por sí solo, no va a salir un tratamiento personalizado "pero este tipo de estudios sí que nos ayudan a hacer medicina personalizada". El conocimiento de las mutaciones asociadas al párkinson y de los mecanismos moleculares que hacen que las neuronas se estropeen puede suponer un gran paso en el manejo de una enfermedad que hasta ahora solo tiene un tratamiento sintomático, que no revierte la degeneración.
El tratamiento "avanza con el paradigma de los neurotransmisores, pero no hemos encontrado fármacos que paren el proceso neurodegenerativo", explica el neurólogo. "Se ha avanzado en el conocimiento pero desgraciadamente ningún fármaco modifica el proceso de la enfermedad".
En España se diagnostican cada año unos 10.000 casos de párkinson. En total, hay entre 120.000 y 150.000 españoles afectados por esta patología, cuya sintomatología va más allá de los problemas motores. El tratamiento de las complicaciones no motoras es uno de los grandes retos pendientes del párkinson.
"El trastorno cognitivo asociado a la enfermedad, las alucinaciones o los trastornos emocionales, tenemos una capacidad muy limitada para atenderlos", explica Pagonabarraga. "Si lográsemos controlar esas complicaciones no motoras, los pacientes mejorarían mucho su calidad de vida".