Crisis de las figuras de autoridad, redes sociales y, desde hace dos años, la Covid. Este ha sido el caldo del cultivo para que crezca el consumo de terapias alternativas y "estemos volviendo a ver personas que no se tratan y mueren como en el siglo XVII". Quien dice esto es Tania Estapé, presidenta de la Sociedad Española de Psicología Oncológica. "Mueren porque alguien les ha dicho que su tumor es un conflicto psicológico y que tienen que alejarse de su familia, con mecanismos sectarios".
A medida que las auténticas terapias contra el cáncer, cuya eficacia se ha demostrado en ensayos clínicos y comprobado en la vida real, han ido mejorando la supervivencia de muchos tumores que hasta hace no mucho parecían imposibles de frenar, Estapé ha comprobado que ha aumentado el uso de pseudoterapias, desde la bioneuroemoción hasta "el veneno de alacrán azul, que es una estafa, una botella de agua a la que tiñen de azul y en la que hay gente que se gasta muchísimo dinero".
La psicóloga, que trabaja como coordinadora de Psico-Oncología de la Fundación Contra el Cáncer Fefoc, recuerda el caso de Helena Lumbreras, una paciente que abandonó la quimioterapia para tratar su enfermedad con la llamada Nueva Medicina Germánica y murió en 1995 como consecuencia de ello.
"La mujer se desesperó, dejó el tratamiento y murió sola, alejada de su familia y con unos dolores tremendos", subraya. Creía que todo ello había quedado relegado hasta hace unos años, cuando las pseudoterapias han vuelto a crecer "por dos motivos. Uno, la pérdida de confianza en la autoridad: la gente, hoy en día, es más crítica con los políticos, los médicos, los abogados, etc." y tienden a hacerles menos caso.
Por esa razón, todo lo que venga de la industria farmacética es rechazado por ser motivo de lucro, obviando que los medicamentos pasan por un proceso de validación –los ensayos clínicos– que garantiza su eficacia, no así las pseudoterapias.
Segundo, "por las redes sociales. Los facebooks permiten aglutinar a una serie de gente que antes no tenía esa facilidad. Tú pones 'cáncer de mama' en Google y te sale el alacrán azul al lado del NIH [los National Institutes of Health de Estados Unidos]".
El impacto psicológico del cáncer es una cuestión que muchas veces queda en un segundo plano. Un reciente estudio calcula que la mortalidad por suicidio de los pacientes es un 85% superior a la de la población general, es decir, casi el doble. Cuando el cáncer es de mal pronóstico, el riesgo se triplica.
Además, el riesgo de suicidio también se triplica en el primer año después del diagnóstico. La súbita ruptura en las perspectivas de futuro de la persona (y de su entorno) hace que, en muchas ocasiones, la persona busque otras medidas, a la desesperada, frente al tumor. El problema es cuando se abandona el tratamiento científicamente probado para arrojarse al pensamiento mágico y los productos de dudosa fiabilidad.
Estapé recalca que estas terapias "están en alza y más por la Covid y los antivacunas, es una especie de ola causada por una crisis de autoridad". Y reconoce que ha tenido muchas consultas de este tipo, sobre todo por familiares y amigos de los pacientes, "y sé ahora de un caso de una mujer que ha muerto, de gente que podría haberse curado".
El problema es que, señala la psicóloga, las personas que se tratan con pseudoterapias "están muy radicalizadas en su creencia". Explica que muchas de estas corrientes utilizan mecanismos similares a las sectas "para aislar a una persona de su familia" y se aprovechan de las malas noticias para atraer a la gente a sus grupos. "¡Es que a veces no se cura todo el mundo! Se ha mejorado mucho pero el cáncer son 200 enfermedades diferentes y es verdad que no todo el mundo se cura".
Falta de apoyo y soledad
Por esta razón es que no recomienda confrontar directamente a la persona sino tratar de entenderla. En un estudio que se realizó en pacientes con cáncer de próstata, el 27% utilizaba pseudoterapias pero no se lo había dicho a su médico. El rechazo frontal, el juicio, el enfado… solo sirven para encerrar más a la víctima de las pseudoterapias en su círculo vicioso. "Dicen: 'No se lo cuento al médico porque se enfada'".
"He oído a médicos decir [a los pacientes] que no busquen en intenet", señala. "Yo no puedo decir eso, sino explicar que, si necesita más información, puede mirar esta u otra web. Recomiendo webs y dejo la vía abierta".
Otro estudio sobre mujeres con cáncer que abrazaban las pseudoterapias indicaba que uno de los motivos era que echaban de menos más apoyo, tiempo o empatía, "y esto es algo que tenemos que analizar. Muchas veces, la falta de apoyo psicológico hace que, entre quimios, las pacientes se vayan a un charlatán. No tiene a su marido o sus hijos, se va con unas amigas, cuenta su ansiedad y hablan de alternativas".
A veces es la propia familia la que, con su buena intención, ofrece a la persona otras alternativas. "Hay una paciente que fue a su casa y sus padres le habían comprado pseudoterapias. La chica no se curó. ¿Qué haces? No puedes insultarles, sino explicar: esto no es eficaz".
Estapé incide en que hay otros profesionales, más allá de los médicos, que pueden colaborar para apoyar a los pacientes, "pero no están siempre, o no en todas partes…" Los psico-oncólogos "están desbordados, la lista de espera es bestial, vemos a tantos pacientes que no podemos atenderlos como querríamos". La responsabilidad de que los pacientes no abandonen la medicina convencional en favor de terapias ineficaces es colectiva.