Una de las grandes promesas de la investigación biomédica en el siglo XXI son las heces. Revelan mucho más de lo que pensamos: su composición bacteriana puede llegar a dar pistas sobre la salud mental del dueño. Ahora, un equipo español ha descubierto pistas que pueden ayudar a detectar precozmente uno de los cánceres más mortales, el de páncreas.
Precisamente es de los más letales porque, entre otras cosas, se diagnostica tarde: cuando aparecen síntomas (amarillamiento de la piel, hinchazón abdominal) ya ha avanzado. Hay factores de riesgo como la obesidad y la diabetes, pero están tan extendidos que hacen poco viable un seguimiento estrecho. Solo un 10% de los casos presenta un componente genético hereditario por el que deben ser vigilados estrechamente.
Científicos del CNIO han hecho una secuenciación masiva del genoma presente en las heces, perteneciente a la colonia de microorganismos que habita los intestinos, y la saliva de 136 individuos reclutados en los hospitales Ramón y Cajal (Madrid) y Vall d'Hebron (Barcelona).
De ellos, 57 eran pacientes recientemente diagnosticados de adenocarcinoma pancreático ductal, la forma más frecuente de este cáncer, otros 27 tenían pancreatitis crónica y los 50 restantes sirvieron de comparación, lo que se conoce como 'grupo control' en el argot científico.
Tal cantidad de información genética, conocida como microbioma, no es sencilla de manejar. "Son muchos datos", explica Núria Malats, líder del equipo del CNIO que ha realizado el estudio, cuyo resultado ha sido publicado en la revista Gut (intestino).
Aplicando tecnologías de inteligencia artificial pudieron identificar "27 firmas como las que mejor discriminan a los pacientes con cáncer de los que no". Es decir, 27 microorganismos, principalmente bacterias, más presentes en los intestinos de las personas con cáncer de páncreas.
De hecho, los microorganismos intestinales predijeron mejor el adenocarcinoma pancreático ductal que los de la saliva. Si a ello le sumamos la presencia en sangre de la proteína CA 19-9, la precisión de la identificación era del 94%.
No contentos con ello, sometieron sus resultados a una validación doble. Por un lado, 76 pacientes de dos hospitales alemanes. Por otro, 5.972 metagenomas (conjuntos de genes microbianos) fecales procedentes de 25 estudios anteriores. La relación entre los 27 microbios y el cáncer de páncreas fue inequívoca. Los resultados también se están estudiando en la población japonesa.
El "erial" del cáncer de páncreas
"En un área que es un erial, como el diagnóstico del cáncer de páncreas, cualquier paso en este sentido se acoge con entusiasmo". Así lo afirma el oncólogo del Hospital General Universitario de Elche Javier Gallego, especialista en este tumor que no ha participado en el estudio.
"Metodológicamente, el trabajo es súper avanzado, muy interesante", afirma con entusiasmo. "Como el cáncer de páncreas se asocia a muchas enfermedades, han eliminado una serie de factores de confusión, de forma que la firma en heces no sea característica de personas con obesidad o diabetes, por ejemplo".
Entre los factores de riesgo para desarrollar la enfermedad están la edad, la obesidad, la diabetes, la pancreatitis crónica, el tabaco, el consumo elevado de alcohol, el grupo sanguíneo y la historia familiar de cáncer. Incluso la periodontitis se ha asociado a un incremento del riesgo.
Gallego recalca la importancia de que, de desarrollarse un futuro test de detección precoz, no sería invasivo, es decir, que resultaría poco molesto para las personas al necesitar una muestra fecal, al contrario que una biopsia o una ecoendoscopia.
Diagnóstico temprano del cáncer de páncreas
Sin embargo, advierte de que la presencia de esta firma microbiológica en personas con cáncer no implica que esté antes. "Si solo aparecen cuando la enfermedad es manifiesta, no llegaríamos pronto". Además, hace falta simplificar el método en un kit que pueda usarse de forma fácil y rápida, algo en lo que el equipo de Malats ya está trabajando.
"Lo que nos hace pensar que esta firma puede estar presente antes de que el cáncer se diagnostique es que está tanto en los avanzados como en los iniciales y tiene pinta de aparecer en formas más precoces", explica la investigadora.
Para determinar este asunto hace falta plantear estudios prospectivos, haciendo un seguimiento a personas con factores de riesgo durante años, algo que es mucho más caro y para lo que ya están buscando financiación y socios europeos.
En caso de que llegue a buen puerto, tanto Malats como Gallego dudan de que se utilice para la detección masiva, como se hace con las mamografías en el cáncer de mama o la presencia de sangre en heces para el colorrectal.
El informe Las cifras del cáncer en España prevé que este año haya 9.252 nuevos diagnósticos de cáncer de páncreas, el séptimo en número pero a mucha distancia de los colorrectales (se esperan 43.000 casos), de mama (34.750 casos), pulmón (30.948) y próstata (30.884).
A pesar de ello, es el tercer cáncer más mortal en nuestro país, solo por debajo del de pulmón y del de colon. En 2020 murieron 7.427 personas por este tumor. El número de personas con este cáncer supervivientes cinco años después del diagnóstico se estimó, para 2020, en 6.969.
Para Gallego, los primeros que utilizarían este test serían aquellos con historial del tumor en su familia, que evitarían de esta forma realizarse periódicamente endoscopias. Seguidamente, se ampliaría a ciertos grupos de riesgo, como diabetes avanzada u obesidad. "Si en estos se demuestra eficaz puedes ir bajando el umbral".
Avances contra el cáncer de páncreas
Esta firma microbiana no es el único avance que se ha presentado en los últimos meses en el diagnóstico del tumor. A principios de año, un equipo del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), con la colaboración del CNIO y del Instituto Ramón y Cajal de investigación Sanitaria, descubrieron que una gran parte de pacientes de cáncer de páncreas tenían un alto nivel de proteína AXL soluble en sangre.
El oncólogo del Hospital de Elche valora positivamente la posible combinación de estas futuras diagnósticas con las actuales, que permitirán amplias las estrategias terapéuticas disponibles, bastante escasas en el cáncer de páncreas.
La mejor opción es la quirúrgica, pero en numerosas ocasiones no es posible incluso detectando el tumor prematuramente. Mutaciones genéticas como BRCA1 y 2 han permitido el uso de fármacos 'personalizados', como olaparib, en un pequeño grupo de pacientes, y nuevos esquemas de tratamiento han permitido que un 60% de pacientes siga vivo tres años después de la operación.
El camino a recorrer para ganar al cáncer de páncreas es largo pero los primeros pasos, los de la detección temprana, han comenzado a darse.