La aparición de ómicron a principios de diciembre en nuestro país rompió la sensación de tranquilidad que predominaba tras casi cuatro meses sin apenas casos de coronavirus. Como también creó dudas acerca de si las pruebas utilizadas hasta ahora servían para detectar esta nueva variante. La respuesta fue que sí, pero un nuevo estudio preliminar señala que no todos los test tienen la misma eficacia: los de saliva, en concreto, tendrían más fiabilidad con ómicron que los nasales.
Esta nueva variante ya está desplazando a Delta en España. Según la última actualización del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), ómicron se encuentra detrás de más del 50% de los casos. Los síntomas que deja en la población vacunada están siendo mayoritariamente leves, pero su alta contagiosidad ya colapsa hospitales, centros de salud y laboratorios. Y es que se ha alcanzado lo nunca visto en toda la pandemia: un millón de casos en sólo 15 días.
Una investigación preliminar de la Universidad de Cape Town en Sudáfrica, publicada en la plataforma de preprints MedRxiv, sugiere que las muestras de saliva pueden ser más fiables para la detección de ómicron que las muestras nasales o nasofaríngeas. Para ello, se ha analizado a un total de 382 pacientes con coronavirus y se han calificado sus muestras en función de si estaban contagiados por ómicron o delta.
Los resultados obtenidos, aunque aún pendientes de validación, plantean un nuevo camino en el campo de detección de la Covid-19. Sobre todo, en un momento en el que ómicron le está ganando el pulso a delta. En concreto, los investigadores observaron que el porcentaje de casos positivos por la variante delta tras la toma de muestras de saliva y nasal fue del 71% y del 100%, respectivamente. Sin embargo, para ómicron las reglas cambian.
Con la nueva variante, los resultados incluidos en el estudio reflejan que los casos positivos por ómicron se detectan por la saliva con una fiabilidad del 100%, frente a una detección del 86% por hisopos de tipo nasal.
En este sentido, los autores señalan que "el patrón de diseminación viral durante el curso de la infección se altera para ómicron en mayor medida en la saliva en comparación con las muestras nasales, lo que resulta en un mejor rendimiento diagnóstico de los hisopos de saliva". Esto puede deberse, según los investigadores, a que la nueva variante tiene una replicación viral mejorada en el tejido del tracto respiratorio superior.
De hecho, además de sudores nocturnos, posible fiebre y congestión, uno de los síntomas más comunes que está revelando ómicron en los pacientes es el dolor e irritación de garganta, y no tanto un daño en los pulmones, como sí ocurría con delta.
Asimismo, otro estudio publicado en diciembre en Journal of Clinical Microbiology (revisado por pares) ya señalaba que un test de PCR con saliva podía identificar un positivo por SARS-CoV-2 hasta 4,5 días antes de que sea detectado por un test de antígenos nasal. Algo que, parece, se puede intensificar con la variante ómicron, porque la forma que tiene de infectar es distinta y podría detectarse mejor a través del análisis de muestras de la garganta.
"Ahora está bastante claro que ómicron es una bestia muy diferente. Las muestras de saliva (de ahí los hisopos de garganta) son mucho mejores para detectar el coronavirus", explicaba hace un par de días el reputado epidemiólogo Eric Ding, exprofesor e investigador en la Escuela de Medicina de Harvard y la Escuela de Salud Pública de Harvard, a través de su cuenta de Twitter.
Efectividad de los test de antígenos
De acuerdo a los últimos datos que publica el Ministerio de Sanidad, sólo en la última semana de diciembre se realizaron cerca de 2,5 millones de pruebas. Una cifra que puede estar subestimada por el amplio número de pruebas rápidas compradas en farmacia y cuya realización en muchas ocasiones no se notifica.
Aunque aún es pronto para realizar aseveraciones en relación a los test y nuevas variantes como ómicron, lo cierto es que hay ciertas consideraciones a tener en cuenta, y más con los test rápidos de farmacia. En concreto estas pruebas de antígenos habría que realizarlas de manera repetida para aumentar su validez.
Esto no es nada nuevo. El Ministerio de Sanidad indica en su protocolo que los test rápidos deben realizarse para detectar casos sospechosos, y no tanto como una prueba para poder tener una cena sin restricciones por la Covid-19. La razón es que, aunque estos test -ya sean de saliva o nasales- cuentan con una alta fiabilidad, lo cierto es que pueden dar falsos negativos.
Desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) aseguran que aunque el test solo muestre la línea de control (C) y sea, a priori, negativo, "no excluye la posibilidad de infección". Por este motivo, si se tiene sospechas o se ha tenido contacto reciente con un positivo diagnosticado, se recomienda comenzar inmediatamente el autoaislamiento y contactar con los servicios sanitarios.
Esto no quiere decir que no sean fiables. Lo son, sobre todo para detectar casos positivos, porque lo que está claro es que es imposible que den un falso positivo. No obstante, como explica en sus redes sociales el doctor Miguel Marcos, médico internista del Hospital Universitario de Salamanca, un test de antígenos "no es garantía de que no tengas el virus ni de que no seas contagioso". Y sobre todo ahora, con esta explosión de contagios.
La razón es que el porcentaje de falsos negativos cambia según lo frecuente que sea la enfermedad en la población. Marcos detalla que "nos podemos fiar más o menos, según el momento epidemiológico". Si la enfermedad es más frecuente en ese momento -como ocurre ahora-, es más fácil que un valor positivo sea un verdadero positivo, pero a la vez es más fácil que un test negativo sea un falso negativo. Esto no quiere decir que no sean útiles, sino que se debe entender como "una capa más dentro de un conjunto de medidas de prevención".