Cinco razones para no tener miedo a vacunar a tu hijo pequeño contra la Covid-19
Las reticencias de muchos padres tiene que ver con el desconocimiento de la alta seguridad y eficacia de los sueros aprobados por las autoridades.
26 noviembre, 2021 06:03Noticias relacionadas
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó este jueves el uso de la vacuna de Pfizer / BioNTech contra la Covid-19 en niños de 5 a 11 años. El posicionamiento de la EMA a favor de la inyección llega justo un mes después de que la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) también autorizase el uso del medicamento en este grupo de población.
La aprobación de la EMA se produce en un momento en el que Europa ha vuelto a convertirse en el epicentro de la pandemia en el mundo debido a la escasa cobertura vacunal que existe en algunos países. De hecho, el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) de la UE ha avisado del gran riesgo de saturación de los hospitales en todo el continente en diciembre y enero si no se aceleran los planes de vacunación y se toman nuevas medidas.
Sin embargo, pese a que los menores de 12 años son actualmente el grupo de población con una mayor incidencia en España (252 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días, según los últimos datos del Minsiterio de Sanidad), algunos padres se muestran reticentes a vacunar a los niños fruto de la desinformación que campa a sus anchas por internet y al miedo que se propaga en forma de bulos. ¿Por qué no hay que tener miedo de la vacuna para los niños?
Más beneficios que riesgos
Según los ensayos clínicos, la vacuna de Pfizer tiene una efectividad del 90,7% a la hora de prevenir la enfermedad en niños. El estudio presentado ante las agencias reguladoras midió la eficacia de una dosis de 10 microgramos de Comirnaty (una tercera parte de lo que se administra a mayores) en casi 2.000 pequeños de 5 a 11 años. De 1.305 niños vacunados con Pfizer, sólo tres desarrollaron la Covid-19. Por el contrario, de los 663 que recibieron el placebo, 16 acabaron desarrollando la enfermedad.
Asimismo, tal y como confirma Jesús Ruiz, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), los efectos adversos más comunes que se han registrado en los niños son similares a los que se han observado en mayores de 12 años. Éstos se limitan a dolor e hinchazón en el sitio de la inyección, cansancio y algún caso de fiebre poco elevada. "El Comité de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Europea de Medicamentos concluyó que los beneficios de Comirnaty en niños de 5 a 11 años superan a los riesgos, especialmente en aquellos con afecciones que aumentan el riesgo de Covid-19 grave", dice la EMA
La miocarditis es extremadamente rara
El mes pasado, la aprobación por parte de la FDA de la vacuna para los más pequeños trajo a la palestra el fantasma de la miocarditis, una inflamación que se produce en el tejido muscular que rodea el corazón (el miocardio) y cuya frecuencia en adolescentes y jóvenes es extremadamente rara. Aún así, esta reacción adversa, que no fue detectada en los ensayos clínicos por lo inusual, sí fue incluida en la ficha técnica de las vacunas de Pfizer y Moderna. Según el 8º Informe de Farmacovigilancia de la Aemps, en nuestro país hasta el 8 de agosto sólo se habían registrado 98 notificaciones de miocarditis tras la administración de Pfizer frente a 41 millones de dosis inoculadas.
Tal y como explica Ruiz, según los datos de la Aemps, la frecuencia de esta complicación en adolescentes y jóvenes adultos (de 15 a 29 años) tras la administración de la vacuna de Pfizer es de 8 casos por millón. "Por debajo de 15 años y con millones de dosis puestas es extraordinariamente infrecuente. Con lo cual, en los niños de 5 a 11 años, esta complicación va a ser todavía más rara si es que existe", confirma el pediatra. "Además, esta miocarditis es benigna, se resuelve en dos o tres días. Por lo tanto, desde el punto de vista de la seguridad, los padres pueden estar absolutamente tranquilos", remacha.
Las vacunas son seguras
Las vacunas basadas en la tecnología de ARNm como la de Pfizer / BioNTech son extremadamente seguras. De hecho, que agencias reguladoras independientes como la EMA, la FDA, o la propia Agencia de Medicamentos y Productos Sanitarios española las revisen y evalúen debería ser suficiente garantía incluso para los más escépticos.
"Las agencias reguladoras, sobre todo cuando se trata de vacunas o medicamentos para niños, son extraordinariamente exigentes", confirma Ruiz. "Se evalúa la seguridad de la vacuna a través de los ensayos clínicos y luego se hace un seguimiento para ver si aparece algún acontecimiento extraordinariamente raro", añade. "Pero es que además también evalúan la capacidad de la vacuna para inducir defensas en el individuo (la inmunogenicidad) y finalmente la eficacia clínica (la capacidad de la vacuna para proteger frente a la enfermedad".
Los niños también mueren por Covid
Desde el comienzo de la pandemia se ha venido repitiendo un mantra que es cierto: tanto la transmisibilidad del virus como la posibilidad de infectarse son más bajas en los niños más pequeños que en otros grupos de población. Sin embargo, en el contexto actual, donde los niños representan una proporción muy importante de población no vacunada, "la infección puede desplazarse hacia ellos y pueden llegar a constituir un eslabón fundamental para la circulación del SARS-CoV-2", dice la AEP.
En España, la tasa de hospitalizaciones en los niños es de 4-6/1.000 infectados, la de ingresos en UCI de 3-4/10.000 infectados, y la letalidad es extraordinariamente baja, de 2-4/100.000 casos. Sin embargo, según los datos del Instituto de Salud Carlos III, en nuestro país se han producido al menos 6.000 hospitalizaciones, alrededor de 300 ingresos en UCIs y 37 fallecimientos por Covid-19, la mitad de ellos en menores de 10 años. "Es verdad que [los fallecimientos] casi siempre han ocurrido en niños con enfermedades previas, pero también ha habido en niños sanos", confirma Ruiz.
Miedo da la circulación del virus
Incluir a los niños en el plan de vacunación significa ponérselo mucho más difícil al virus: evitar que el SARS-CoV-2 siga circulando y que se produzcan nuevas mutaciones. "Cuanto más circule el virus más posibilidades tenemos de que se produzca una mutación y haya una variante que pueda incluso hacerse más lesiva o ser más lesiva a la acción de las vacunas que tenemos actualmente", confirma Ruiz.
Además, no se puede descartar que un niño infectado de forma asintomática pueda acabar contagiando a una persona vulnerable (una persona anciana o inmunodeprimidos, principalmente). "Esta posibilidad disminuye mucho si los niños están vacunados. Es mucho más difícil que un niño vacunado transmita la enfermedad. En los casos de infecciones leves, por ejemplo, la transmisión es menor que en los casos de infección natural", finaliza el pediatra.