Paz Padilla, una de las presentadoras de televisión más queridas por el público, acudió a Cuarto Milenio, el popular programa de misterio de Cuatro, para hablar de su libro El humor de mi vida, donde narra el proceso de la pérdida de su marido, Antonio Juan Vidal, que falleció de un cáncer a los 53 años.
La también humorista contaba a Carmen Porter, presentadora del espacio junto a Íker Jiménez, cómo llegó a la aceptación de la muerte de su marido y quiere ayudar a la gente a ver este proceso como algo natural. Hay que alabar su valentía para contar algo tan personal e íntimo como es la pérdida de un ser querido, y también sus palabras en favor de la importancia de los cuidados paliativos y de la comunicación entre los médicos, los pacientes y los familiares de estos.
El problema vino cuando afirmó que, para afrontar este proceso, contó con la ayuda de una amiga "biodescodificadora", algo que aconseja a todo el mundo "porque son personas que estudian las emociones". Lo que quizá no sabe es que esa 'ayuda' de la biodescodificación ha causado ya varias muertes en personas que, confiando en esta pseudoterapia, abandonaron el tratamiento médico que tenían prescrito, si bien no fue así en el caso de su esposo. Sin embargo, el creador de esta presunta terapia –que no cuenta con ningún respaldo científico– ya tiene varias condenas por incitar el abandono de tratamientos médicos probados.
Según sus defensores, la biodescodificación se basa en que toda enfermedad tiene una causa emocional, algo que la emparenta con la tristemente famosa Nueva Medicina Germánica. Claude Sabbah, el médico francés que la inventó con el nombre de Biología Total de los Seres Vivientes, es seguidor de Ryke Geerd Hamer, el creador de la Nueva Medicina Germánica que, como Sabbah, tuvo a sus espaldas varias condenas por similares causas.
La culpa del cáncer
"Las emociones nos enferman", indicó Padilla en Cuarto Milenio. Refiriéndose a su amiga terapeuta, "primero intentó ayudar a que Antonio supiera de dónde venía todo ese sufrimiento, porque él tenia mucho sufrimieno de estrés, de angustia… Yo sé que a Antonio lo enfermó el estrés", afirmó.
La biodescodificación relaciona distintas emociones con problemas en otros tantos órganos. Según sus inventores, casi todos los traumas que generan enfermedades vienen de la infancia, de los primeros meses de vida e incluso desde el momento de la gestación. El Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias de la Organización Médica Colegial explica que la biodescodificación se basa en que las enfermedades no existen como tales "sino que se trata de programas biológicos de supervivencia, que activan el cerebro para adaptar al organismo al estrés que padece, fruto de los conflictos que afectan a todo ser vivo".
El problema es que nada de esto está demostrado. Los seguidores de esta práctica niegan otros orígenes para las enfermedades que no sean los emocionales. Es decir, que la culpa del cáncer no es de la genética, de la exposición a ciertos elementos o de hábitos insanos sino del trauma emocional del propio paciente. Así, 'curando' ese trauma emocional, se curaría la enfermedad. Esto, sin embargo, no es lo que pasa.
Francia suspendió a Claude Sabbah su título de Medicina cuando una personas con cáncer de próstata, siguiendo los preceptos de la biodescodificación, se negó a ser tratado hasta que ya era demasiado tarde. Sabbah se mudó a Canadá para seguir con su práctica. En Bélgica, en 2011, murió una mujer con cáncer de estómago por la misma razón: ’tratarse’ con esta pseudoterapia renunciando a su tratamiento.
El principal impulsor de esta pseudociencia es otro francés, Christian Flèche, creador del 'sistema DBO' o descodificación biológica original, que busca liberar la energía encerrada en el cuerpo por culpa del trauma o bioshock. Como todos estos embaucadores, es autor de numerosos libros donde aplica esta pseudoterapia a una gran variedad de patologías, desde el reumatismo a la enfermedad de Alzheimer.
En España, los impulsores de la biodescodificación han sido Rafael Marañón y Enric Corbera, que ha creado su propio término, bioneuroemoción, pero la base siempre es la misma: las enfermedades no son más que manifestaciones de una emoción traumática. Así, la persona es la culpable de su enfermedad y de no curarse. Como dice el propio Corbera: solo se mueren los gilipollas. La relación entre bioneuroemoción y biodescodificación es tan clara que Flèche denunció a Corbera por plagiar sus libros, y ganó.
Como en todas las pseudoterapias, acaban sirviendo para todo tipo de problemas. Hay 'terapeutas' de biodescodificación como Patricia Bartolomé, que aplica el presunto método a la fertilidad, afirmando que el "inconsciente biológico" influye de tal forma que puede impedir a las mujeres quedarse embarazadas. Por supuesto, dándole una vuelta de tuerca al nombre, pero la esencia es la misma: psicobiofertilidad.
Programación neurolingüística
Volviendo a Paz Padilla, la humorista ya había señalado en alguna ocasión su interés por la biodescodificación pero es ahora, con la emisión de su entrevista en Cuarto Milenio, cuando ha estallado la respuesta. La farmacéutica y miembro del colectivo Salud sin Bulos Gemma del Caño señalaba que "es una patraña especialmente cruel porque culpabiliza a las personas de su enfermedad".
La entrevista guardaba otras perlas. "Tenemos 15 sentidos o más, hay tanto por descubrir… ¡Si es que los médicos no saben nada!", ha afirmado, apuntando después que hay "cosas que la ciencia, hoy por hoy, no puede demostrar". En otro momento de la conversación también hacía referencia a la programación neurolingüística, definida por la OMC como "una serie de ideas y técnicas de tipo filosófico-pseudopsicológico que busca la autorrealización personal y la superación de trastornos mentales", adjudicando al lenguaje "la capacidad de nuestro éxito y salud". Evidentemente, no se ha demostrado su efectividad.
Cada vez que una persona famosa, con toda su buena intención, habla en público de estas prácticas cuyos beneficios no han sido demostrados le da una publicidad inmensa que cuesta un esfuerzo enorme rebatir por parte de los expertos. El privilegiado altavoz de la fama debe utilizarse con responsabilidad, máxime cuando ya ha habido numerosas víctimas inocentes que un día abandonaron los tratamientos con eficacia demostrada movidos por unos charlatanes sin escrúpulos.