La Covid-19 parece muchas enfermedades dentro de una pero la forma más rápida de definirla es que es una infección respiratoria. En los comienzos de la pandemia se hablaba de ella como una gripe rara y se temía por las personas que ya padecían algún tipo de problema respiratorio, pues parecían los candidatos perfectos a una cama de hospital.
La sorpresa llegó cuando se vio que no era así. Un estudio realizado por neumólogos del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona comprobó que, durante la primera ola, solo el 3,2% de las personas hospitalizadas por Covid-19 grave tenían asma, cuando esta enfermedad afecta al 6% de la población general.
Además, el 76% de los asmáticos ingresados tenían otras enfermedades más directamente relacionadas con la gravedad de la infección. Los asmáticos hospitalizados sin otra enfermedad grave suponían tan solo el 0,8% de estos pacientes.
"Acostumbrados a que, con otros virus, sucediera todo lo contrario (con la gripe y el catarro común, el asma se exacerba), esto nos sorprendió desde el principio", explica Marina Blanco, neumóloga del Complejo Hospitalario de A Coruña y coordinadora del área de asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.
"Se especuló que el tratamiento que tomaban, corticoides inhalados, les protegería", explica a EL ESPAÑOL. Los corticoides se utilizan ahora en pacientes de Covid-19 grave para reducir la inflamación, pero estos se administran por vía oral o intravenosa.
Impedir la reproducción del virus
Estudios realizados en cultivos de células humanas comprobaron que los medicamentos inhalados inhibían la reproducción del SARS-CoV-2. También se comprobó que en el esputo de los pacientes asmáticos infectados que tomaban esta medicación –utilizada por más del 90% de los asmáticos en España– se encontraban menos receptores de unión entre virus y las células.
Ahora, un estudio realizado en Reino Unido y publicado en The Lancet ha comprobado cómo la budesonida, uno de los corticoides inhalados más comunes, tiene un efecto preventivo a la hora de desarrollar la enfermedad grave.
Los investigadores recetaron dos dosis diarias de 400 microgramos de budesonida a 70 pacientes diagnosticados con Covid leve, mientras que a otros 70 solo les ofrecieron el tratamiento habitual, que era diferente según la edad, sexo y número de enfermedades (hipertensión, diabetes, etc.) del paciente.
Las personas que tomaron el corticoide inhalado se recuperaron más rápidamente, y solo el 3% requirió atención médica de urgencia, por el 15% de aquellas que recibieron el tratamiento estándar. Los del primer grupo, además, estuvieron menos tiempo con fiebre y los síntomas más persistentes del Covid-19 eran menores.
"La ventaja supera al inconveniente"
"Necesitamos confirmar estos resultados con estudios más amplios", explica Blanco, que, sin embargo, valora muy positivamente los datos obtenidos. "Es un argumento más para que los pacientes con asma sigan con su tratamiento, porque buena parte de ellos no es muy cumplidora".
La neumóloga advierte que todavía es pronto para recetar budesonida a personas con Covid, y tampoco vale cualquier medicamento inhalado para asmáticos, como el famoso Ventolín (cuyo nombre científico es salbutamol). "Es un broncodilatador, no lo aconsejamos para asma y tiene bastantes efectos secundarios, como nerviosismo, temblores, etc. Solo aporta para salvar de un apuro, en asmáticos con broncoespasmo. El Ventolín es rápido para abrir el bronquio pero no trata la inflamación".
Si los corticoides inhalados parecen tan buenos para la Covid, ¿por qué no lo son para otras infecciones respiratorias? Parece que el elemento definitorio es el grado de inflamación, mucho mayor en el primer caso "y la ventaja supera al inconveniente", explica Blanco. Y es que las dosis altas de corticoides se asocian a un aumento de neumonías e infecciones. "Es un arma de doble filo".
De hecho, la neumóloga considera muy importante el hecho de que, en el estudio con la budesonida, solo se diera la medicación durante una semana. "El riesgo depende de la duración del tratamiento, y existe en pacientes que llevan 30 o 40 años tomando corticoides inhalados a dosis altas".
Hay otro elemento que ha venido a ayudar a los asmáticos con la pandemia: la mascarilla. "La descompensación del asma ha bajado y se cree que es por el uso de mascarilla, que ha evitado no solo las infecciones por el SARS-CoV-2 sino por todo tipo de infecciones respiratorias".
La combinación de la mascarilla con el cumplimiento de la medicación está poniendo a salvo a las personas asmáticas durante la pandemia. "La Covid es un argumento más para mantener su tratamiento habitual".