El dolor secundario a la menstruación, más conocido comúnmente como dolor de regla o dismenorrea en su término médico, es una afección relativamente común entre las mujeres. De hecho, es tan solo uno de los muchos síntomas que acompañan al conocido como síndrome premenstrual, un conjunto de hasta 150 síntomas diferentes que pueden llegarse a sufrir previamente a la menstruación. El dolor es uno de los más destacables, tanto antes como durante el mismo.
La ciencia ha demostrado que es posible reducir algunos de estos síntomas mediante algunas pautas alimentarias. Otra opción es, siempre bajo prescripción médica, seguir tratamiento farmacológico con analgésicos y antiinflamatorios. Sin embargo, existe otra forma de mejorar los síntomas al alcance de todas las mujeres.
Así, esa posible terapia para reducir el dolor, según un reciente estudio publicado en Contemporary Clinical Trials, sería realizar ejercicio aeróbico de forma programada.
Al contrario de lo que parece
Aunque es lógico pensar que levantarse a hacer ejercicio sería una de las últimas actividades que se realizarían en medio de un dolor menstrual, este nuevo trabajo indicaría que precisamente esa es la mejor opción para mejorar los síntomas de dicho dolor.
Para llegar a tal conclusión, un equipo internacional de científicos analizó a 70 mujeres de entre 18 y 43 años de edad, las cuales iniciaron un régimen de ejercicio físico el día posterior a finalizar su periodo menstrual. La mitad de las participantes en el estudio empezaron a correr en una cinta tres veces a la semana durante cuatro semanas; posteriormente, continuaron seis meses más con las mismas pautas de ejercicio, pero sin supervisión por parte de los investigadores.
La otra mitad de las participantes no realizaron ningún tipo de ejercicio durante el mismo periodo de tiempo, sirviendo como grupo control.
Tras las primeras cuatro semanas, el grupo de mujeres que realizaba ejercicio informó de una reducción del 6% de dolor menstrual. Sin embargo, tras el paso de seis meses con las pautas de ejercicio sin supervisión, llegaron a informar de una reducción de hasta el 22% del dolor. Así mismo, tras el paso de un total de siete meses, contando las primeras cuatro semanas supervisadas y los seis meses sin supervisión, todas las participantes informaron sobre mejoras en la calidad de vida general. Sin embargo, destaca el hecho de que no hubo mejoras claras en la calidad del sueño.
Aunque en un principio los porcentajes puedan parecer pequeños, los investigadores sugieren que su ensayo clínico demostraría que el ejercicio aeróbico puede reducir significativamente el dolor menstrual. Aún así, se trata de un estudio pequeño, y solo se ha tenido en cuenta la realización de ejercicio aeróbico sin asociar ejercicio anaeróbico (como calistenia o levantamiento de pesas), por lo que será conveniente continuar investigando al respecto.