Saber si uno mismo está infectado por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es relativamente sencillo. Existen diversas opciones para averiguar si uno ha adquirido el estatus de seropositivo: acudir a su centro de salud y solicitar que se le haga la prueba del VIH, ir a una de las múltiples ONGs que ponen a disposición estas pruebas de forma gratuita para quien se acerque a sus instalaciones o, en algunas comunidades autónomas, acercarse a la farmacia, donde se le hará la prueba y se le facilitará el resultado.
Sin embargo, a partir de este sábado, va a ser todavía más sencillo, tras la aprobación en el Consejo de Ministros de la adquisición sin receta de las pruebas de autodiagnóstico del VIH, unos test que permiten al usuario hacerse la prueba en casa e informarse él solo de su resultado. Todo por un precio muy asequible y con una fiabilidad similar a la de las otras opciones disponibles.
Pero, ¿en qué consiste este predictor del VIH? Según explica a este periódico el especialista en enfermedades infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, existen al menos dos tipos de dispositivos: los que averiguan la presencia del virus a través de una gota de sangre que el test extrae sin molestias del dedo del usuario y los que lo hacen a través de la saliva.
Ambos están a la venta en varios países, como ha explicado el Ministerio de Sanidad, pero también por internet. El precio varía pero podría rondar los 25 euros, comenta a EL ESPAÑOL Jorge Garrido, director de la ONG Apoyo positivo y secretario general de la Coordinadora Estatal de VIH / Sida (CESIDA).
Tanto para las ONGs como para los médicos la aprobación de estos test -ya adelantada en verano por Sanidad- es una buena noticia. "Es un paso adelante", comenta López, que señala que aún hay gente que "no se atreve a ir al sistema de salud" para saber si se ha infectado con el VIH. Con los métodos disponibles hasta ahora, sostiene este experto, siempre había un momento en que el usuario debía recoger un papel donde se leyeran las siglas VIH, "aunque el resultado fuera negativo", algo que "todavía estigmatiza" y que se evita con los test de autodiagnóstico.
Para Garrido, es una forma de "diversificar el testing", de permitir que haya más opciones. "No todo el mundo puede ir a un centro de enfermedades de transmisión sexual o al de salud -en algunos siguen pidiendo la documentación- y es un sistema apoyado por las guías de Onusida", señala.
El secretario de CESIDA comenta que hay personas "a las que no se llega" con las estrategias actuales y hace referencia sobre todo a los entornos rurales. Por su parte, López apunta a otro posible motivo detrás de esta aprobación: el allanar el camino para la aprobación de la profilaxis preexposición (PrEP). "Es una opinión totalmente personal, pero es una forma de preparar el terreno para una medida que aún tiene a mucha gente en contra socialmente", comenta a este diario.
Sin consejo posterior
Aunque ambos se felicitan de la llegada legal de estas pruebas de autodiagnóstico, hay un asunto que les preocupa. Enterarse de que uno padece una infección como la del VIH merece necesariamente un consejo especializado. "Esto sería bueno", comenta el médico, "alguien debería decir al recién informado de su infección que acudiera a su centro de salud".
En este sentido, y puesto que la medida no es una sorpresa para las distintas ONGs, Garrido adelanta que se está trabajando con un laboratorio farmacéutico, Mylan -que fabrica uno de los dispositivos que podría ser puesto a la venta en las farmacias españolas y que funciona por digitopunción- para que el sistema incluya un teléfono de información anónimo, "una especie de hotline", donde el paciente pueda informarse de los siguientes pasos recomendables.
Se calcula que en España entre un 18% y un 20% de los infectados por el VIH desconocen que lo están, lo cual no sólo supone un peligro para su propia salud -cuanto más se retrasa el tratamiento más fácil es llegar a las infecciones oportunistas asociadas al sida- sino también para la del resto, ya que sin tratamiento antirretroviral transmiten el virus en sus conductas de riesgo.
Sin embargo, los test de autodiagnóstico tienen algunos trucos. El principal, que señala Garrido es el llamado periodo ventana, un concepto que implica que uno no se puede hacer la prueba nada más tener una conducta de riesgo, ya que los resultados pueden no ser fiables. "El tiempo que hay que esperar varía según los dispositivos, pero para éste de Mylan es de alrededor de un mes y medio", subraya Garrido, que anuncia que desde CESIDA se hará una campaña de información para transmitir las instrucciones de uso del nuevo método diagnóstico.
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